El DT habló de su continuidad y dijo que cuando amagó irse fue para «movilizar» a los jugadores. Busca consolidar el equipo y espera que no se lo desarmen a fin del torneo

¿Cuando dijiste en la previa de Godoy Cruz que te ibas era por una cuestión del resultado que había pasado ante Estudiantes o porque sentiste que ya tu mensaje no prendía?

Porque estaba convencido de que el equipo iba a reaccionar. Faltaba que la pelota entrara.

¿Entonces por qué mencionaste que te ibas si sabías que el equipo iba a reaccionar?

Porque los quería movilizar.

¿Quisiste dar un mensaje distinto hacia afuera?

Interiormente tengo en claro lo que siento y quiero. Estoy acá porque quiero y porque tengo un desafío muy importante. El día que no quiera estar, me iré y agradeceré porque es mi forma de sentir. El día que vea que no estoy en un contexto que me permita desafiarme y buscar un objetivo para superarme, me iré. Hoy siento que el desafío de venir a Central fue muy grande por cómo estaba el club cuando llegamos. También por los problemas económicos que había, porque había que hacer un mercado de pases y generar un ambiente de paz que no estaba por el enojo de la gente. El contexto no ayudaba en lo más mínimo. En cambio, hoy ese contexto se está revirtiendo.

¿No sentís que le generaste más ruido a ese mal momento? Porque además les diste libertad a los directivos para que buscaran a un técnico?

A lo mejor quería enfocar la atención en el técnico y no en los jugadores. Ahora, si la semana que viene salen a la cancha y hacen otra vez cinco goles, entonces volvería a declarar lo mismo. Pero creo que cambió la convicción más que nada. Porque llegaron nueve veces e hicieron cinco goles. Contra Racing lo hicieron 14 y sólo anotaron uno. Quizá se sacaron la mochila. En general me dejo llevar por lo que siento.

¿Por qué buscar una reacción así en los jugadores si estabas convencido de que el equipo seguía creciendo, como siempre mencionás?

Porque acá no hay proyectos con tiempo. Si me decís que voy a tener un año para trabajar en Central y no tendré problemas con el descenso, no tengo ni las más mínima duda de que este equipo va a funcionar y además hará una muy buena campaña. Pero ahora necesitás ganar ya para sostener el proceso, porque el proceso se sostiene ganando. Y eso te da más tiempo para seguir trabajando. El fútbol es como una semilla que está debajo de la tierra, pero en algún momento sale a la luz y explota. Y eso es lo que siento ahora, que está para explotar.

¿Tus declaraciones en La Plata fueron entonces como una especie de estrategia para tocar las fibras íntimas de los jugadores?

Para lograr resultados distintos hay que movilizar.

¿Sabés que nadie esperaba o imaginaba que la verdadera génesis de esa postura haya sido la movilización en el otro cuando la realidad marcaba que hacía nueve partidos que no ganaban?

Cada técnico tiene su manera de sentir y yo sentí eso en ese momento. Más que nunca estaba convencido y confiado en lo que venimos haciendo desde hace unos meses. Teníamos que cambiar esa mala suerte que estábamos teniendo y lo logramos contra Godoy Cruz. De hecho, hicimos además cinco goles que hoy en día no es fácil. Menos en el fútbol argentino, que es parejo.

¿Se te cruzó por la cabeza que el plantel te había soltado la mano tras la derrota ante Estudiantes?

No, para nada. Puede pasar que en un partido no juegues bien y encima te toque perder. Llevábamos once encuentros y sólo en uno no estuvimos bien, a lo que agrego que merecíamos haber ganado dos más como mínimo. Tengo que ser el primero en tener la cabeza fría y analizar bien. Si el equipo hubiese tenido cuatro puntos más no éramos ni tan fenómenos ni tan desastre como con cuatro unidades menos. Contra Estudiantes no jugamos bien y creo que desde la cabeza no pudimos sostener el desafío. Fue como que nos mareamos. Venimos cambiando muchas cosas semana a semana porque no me conformo con el funcionamiento del equipo. Cada vez quiero encontrar más soluciones y que juguemos mejor. Pero en la semana previa a Godoy Cruz me propuse hacer que cada uno haga la función que debía cumplir y que salieran a la cancha a jugar, nada más.

¿El plazo para seguir fue idea tuya o consensuada con la dirigencia que viajó a La Plata?

Ustedes (la prensa) les dan mucha importancia a poner un plazo cuando a nosotros (los técnicos) nos echan como perros.

Pero el plazo no lo inventó la prensa, te lo pusiste vos.

Porque cambié las cosas, me anticipé. No quería que vinieran y me digan (los directivos) que si no le ganábamos a Godoy Cruz debía irme. No necesito que me pongan un plazo porque lo determino yo. Estoy acá porque quiero. Cuando no quiera estar más me voy.

¿Vos decidís cuándo te vas?

Sí. Lo siento así. Acepté este desafío sabiendo que iba a ser muy difícil, pese a que si esperaba algo seguramente salía. Ya estamos acá, me encariñé con el club y con el plantel. Ahora quiero que nos vaya bien en serio. Pero si veo que el problema soy yo, seguramente daré un paso al costado.

¿Cuál fue el mensaje antes de jugar contra Godoy Cruz?

Les dije que hagan lo que venían haciendo, que los bancaba a muerte.

Pensar que muchos pensaron que reaccionaron porque en la previa tuvieron la visita de un grupo de barras.

No, no. La realidad es que valoro muchísimo el compromiso que tienen los jugadores, porque el contexto realmente no ayudaba desde ningún lado. La gente estaba enojaba y en su momento hubo una necesidad económica de vender a un jugador que para mí era muy importante (Lovera) y nos perjudicó futbolísticamente. Ahora estamos cambiando ese contexto desfavorable desde adentro de la cancha hacia afuera. Porque, tal como le digo al plantel, todo se transmite desde adentro hacia afuera. Si ellos transmiten hambre, convencimiento y ganas, la gente lo va notar y devolverá lo mismo. Y creo que esas cosas se están empezando a ver claramente.

¿El punto de quiebre fue River, porque ratificó una idea y un fuerte compromiso colectivo?

No, para mí fue Godoy Cruz. Era más importante ganarles a ellos que a River.

¿Te hubieses ido de verdad si perdías el partido contra Godoy Cruz?

Posiblemente. También había que ver la manera en todo caso. Porque si era como jugamos contra Racing no me hubiese ido.

¿De local juegan de una manera y de visitante de otra, eso es porque en el Gigante siente más presión por ser protagonistas?

Porque siento que en el Gigante tenemos otra energía. Y eso que cuando llegamos al club los jugadores no querían ni ir a entrenar al estadio porque la pasaban mal debido a que salían insultados de la cancha. Pero fuimos cambiando eso e incluso hicimos cinco goles en la última presentación, cuando además hubo rendimientos individuales muy altos. Ahora habrá que salir a comerle las patas a Aldosivi, que será otro difícil rival, desde el inicio hasta el final.

Lo positivo es que encararan el partido con otro plafón porque vienen de obtener dos triunfos consecutivos.

Es importante, pero la credibilidad como técnico me la dan los resultados. Pueden decir que jugamos bien, ¿pero si no ganás? Bueno, el momento de obtener el triunfo era contra Godoy Cruz y lo hicimos. Ahora habrá que seguir ratificando lo de ese partido y lo de River.

¿Al quedar sólo tres partidos hasta el receso pensás que ya no vivirás una nueva situación como se dio en La Plata?

El fútbol es muy dinámico. ¿Y si perdemos los tres partidos? Por eso es que sólo pienso en el desafío que viene, que es Aldosivi. Trato de sentir cómo está el grupo, si los refuerzos se metieron bien o los jugadores se sienten bien en el día a día.

¿Qué te genera que Central ya no está tan empantanado en la zona roja del descenso?

No miro eso.

El hincha sí, porque ya sabe lo que es el descenso.

Seguro. Lo podemos entender, pero nosotros debemos mirar y estar más allá de eso.

Mirá que esta es una ciudad muy particular.

No le echemos la culpa a Central, Newell’s o Rosario. Vinimos a hacer las bases sólidas para que el club no esté peleando más el descenso, no sólo para salir de esto ahora. De qué me sirve ganar dos partidos y salir del descenso si luego perdés tres, se lesionan un par de jugadores y así. Estamos armando algo para que Central gane o empate y juegue bien, a lo que sabe. Este es un equipo que no perdió la identidad, es serio, ordenado, trata de manejar la pelota y ataca directo para lastimar. Cuando pueda va a presionar o buscará robar la pelota y siempre querrá ser protagonista de local. Este es el ADN y los jugadores están comprometidos con hacerlo. También trabajan mucho. De hecho, todos lo hacen. No en vano bajamos riesgos de lesiones cuando al inicio teníamos entre ocho y nueve profesionales mal. De hecho, tomamos la determinación de que Zampedri y Allione sean operados.

¿Considerás que si obtienen una buena cantidad de puntos, sobre todo ante Aldosivi y Central Córdoba, les dará más oxígeno que les permita soltarse en el inicio del próximo semestre?

Es que los resultados te dan credibilidad y confianza. Nosotros necesitamos ganar para tener eso y para seguir creciendo. De hecho, nuestro desafío es ese, continuar creciendo porque no es fácil hacerlo. Por eso, hay que ir subiendo la vara. A medida que lo hagamos significará que individual y colectivamente estaremos cada vez mejor, más seguros y confiados.

Esperabas tener algunos puntos más a esta altura?

¿Vieron dónde estábamos cuando arrancó el torneo? En descenso. Por eso, lo que debemos hacer es pensar en nosotros. Si hacemos las cosas bien, los demás que hagan lo que quieran.

¿Extrañan mucho a Lovera?

No, lo que sucede es que no tengo en el plantel un jugador de las características de Maxi. Lovera es desequilibrante, te limpia en el mano a mano.

¿Viste algo distinto en él, ya que desde que llegaron lo trabajaron y siempre jugó?

Hicimos un laburo importante y me da mucha alegría. El otro día me llamó y está muy agradecido con uno. Se quería quedar en Central porque sabía que iba a crecer. Es un jugador que tenía una gran responsabilidad en el equipo y la asumía. Es por eso que estaba convencido de que iba a andar muy bien y eso iba a potenciar a Central. Gamba tiene otras características. Lo traje como un reemplazo y encontramos lo más parecido a Loverita, que funcionando en este club valía 20 palos (millones de dólares).

¿No hay algo así en el mercado?

No y los que hay en otros valen 20 palos.

¿Te obligó a dar un golpe de timón esa baja con la inclusión de Gamba?

Gamba vino en la fecha 2 y Lovera se fue en la 3, no fue fácil, encima jugando el descenso. Si el contexto en la primera era complejo, en la tercera era peor. Tuvimos que darle prioridad a lo económico por sobre lo futbolístico. Y eso que vivo y dependo de lo futbolístico. Por eso hablé con los jugadores y tomé la decisión de seguir porque no podía dejarlos en banda.

¿Te hubieses ido en ese momento?

Estoy en un momento en que si no quiero estar en un lugar, no estoy. Decidí estar porque venimos haciendo un trabajo importante, hay un ida y vuelta muy grande con el plantel y además sentía que íbamos a crecer. Me ilusionaba mucho el equipo con Lovera. Y me cortaron esa ilusión. No es para poner excusas, pero es así.

¿Te arrepentís de haber dicho dos veces que podías irte?

No, porque soy un tipo que piensa las cosas. No es que las siente y las dice. Incluso les dije a los dirigentes que si veo que las cosas no son como quiero, les agradeceré mucho y punto. Quiero estar un lugar donde vea que puedo crecer, que sea valorado, querido y que haya un ida y vuelta con los jugadores. Y hoy siento todo eso.

¿Por qué Zabala nunca jugó por derecha, como en Unión?

Diego venía de otro equipo, con otras exigencias y quizá sin esa euforia de tener que ganar siempre y además vino lesionado. Quizá fue un error mío, pero hay que probar. ¿Cómo sé si Zabala no va a rendir por izquierda? Hay que ponerlo.

Pero por derecha puede jugar.

Sí, el otro día jugó por ahí y lo hizo bien. Lo que pasa que esto es prueba y error. Yo digo “a Zabala lo imagino por derecha, lo pongo, ¿y si no funciona?”. Mirá lo que pasó con Brítez, a quien lo imaginaba como central o por derecha. Hoy juega de 3 y lo hace bárbaro. Pasa esto en el fútbol y yo no soy ni mejor ni peor, sí trato de tomar una decisión rápida porque no tengo tiempo, no puedo darle a Zabala diez partidos porque a mí no me los dan.

Queda claro que el puesto de volante por izquierda es el que más te cuesta.

Es el lugar en el que todavía estamos probando. Yo imaginaba el equipo con Zabala porque pensé que con pierna cambiada le iba a quedar la cancha de frente y él también lo imagina así porque lo hablamos, pero por ahí el funcionamiento del equipo no lo ayudó. Por eso fuimos cambiando. Después probamos otras alternativas y hoy vemos que Gamba nos da esa profundidad que antes no teníamos, aunque le cuesta con la izquierda. Pero bueno, conseguime un extremo con pierna izquierda. Porque para elegir somos todos cracks.

¿Te sentís querido por el mundo Central?

No lo sé, a eso hay que ganárselo. Hoy en día es muy prematuro para que suceda eso porque tenemos unos meses nomás. Lo que sí veo es que cuando me cruzo con la gente me dicen que confían mucho en nosotros. Y eso es también un gran voto de confianza.

¿Cómo es la relación con los dirigentes?

Buena, tratamos de tener un diálogo fluido. Pero hay un tema económico que ellos deben terminar de solucionar. Sobre todo porque este es un club muy importante y parte del crecimiento, no sólo a nivel institucional sino futbolístico, es el económico. Necesitamos que esa parte esté bien. En primer lugar para que los jugadores no tengan problemas para cobrar y se genere un contexto que no deseamos.

Como les pasó antes de viajar a Paraguay porque no abonaban los premios de la Libertadores o como cuando luego no concentraron porque no les depositaron a todos.

Claro. Y eso luego incide mucho en el trabajo. Por eso le dimos prioridad a la venta de Lovera por encima de lo deportivo para que esas cosas no vuelvan a suceder. Al menos eso fue lo último que hablamos con los directivos. Ahora si después me cambian las cosas… Por eso ahora pienso en estos tres partidos que quedan, veremos cómo terminamos, haremos un balance y luego se verá.

¿Qué cosa se verá? ¿Hablás de la pretemporada o algo más?

De cuáles son los planes a futuro. Qué piensan hacer los dirigentes, qué jugadores se quedarán o irán.

¿Y qué pensás?

Hoy sólo en Aldosivi.

¿Te gusta como juega Central?

Por momentos sí. Lo difícil es sostenerlo. Hoy en día estamos haciendo lo que debemos. Central necesita puntos. Sin perder nuestra identidad necesitamos sumar de a tres. Eso no implica desviar el objetivo, que es seguir mejorando. Pero a medida que vayamos sumando triunfos y saliendo de la zona que incomoda nos permitiría saber que podríamos tener un pequeño margen de error. En la actualidad el margen de error es cero, que no es lo mismo que tener un poco de flexibilidad. Cuando lo logremos podremos arriesgar más, poner a juveniles así tienen rodaje y empezar otra construcción desde otro lugar. Hay que entender que en esto se sube por escalera y se baja por ascensor. Ahora estamos subiendo escalón por escalón.

Cuando terminó el torneo pasado dijiste que lo peor ya había pasado. ¿Seguís pensando lo mismo ante esta realidad?

Es que pasamos momentos duros, difíciles. Ahora hicimos un mercado de pases donde trabajamos muchísimo y nos costó armarlo. La directiva hizo un esfuerzo enorme como todos los demás. Porque no hay que olvidarse que se nos fue un jugador importante (Lovera) con el torneo recién empezado y eso nos obligó a modificar todo lo que teníamos planificado. Por eso es que se ve que semana a semana hago alguna modificación. Busco ganar porque eso nos dará más crecimiento y credibilidad y por eso nos exigimos tanto como cuerpo técnico. Lógico que sé que tampoco puedo hacer muchos experimentos, mantener una idea o sistema porque lamentablemente la credibilidad me la dan los tres puntos.

¿Sentís que cuando termine esta etapa de torneo tendrás que reunirte con los directivos para echarle luz sobre algunos temas?

Siempre hablamos. El diálogo es permanente. Pero esto es muy dinámico. Hoy estamos todos contentos porque le ganamos a River, pero las charlas deben ser permanentes porque es partido a partido. Tenemos que estar además de acuerdo en un montón de cosas para poder seguir por el mismo camino.

Fuente: La Capital de Rosario