El puente Rosario-Victoria cumplirá en el día de mañana once años, pero a ambas orillas del Paraná habrá más reclamos que festejos.

 

El décimo primero aniversario de la habilitación del puente, soñado durante décadas por santafesinos y entrerrianos, pero esencialmente por rosarinos y victorienses, se produce en medio de un conflicto entre los empleados de la empresa concesionaria en la discusión paritaria, y entre ésta y la Nación por un aumento de las tarifas del peaje. Esos precios no cambian desde el 22 de mayo de 2003, el día que el puente fue transitado por primera vez, y Puentes del Litoral sostiene que ya no recauda ni siquiera para las obras de mantenimiento de la traza.

Este reclamo alimenta frecuentes rumores sobre la posibilidad de que Puentes del Litoral abandone la concesión, algo que tanto en ambientes políticos como empresarios se interpreta más como un modo de presión para obtener el aumento de las tarifas que como una posibilidad concreta.

Fuentes oficiales de los gobiernos de Santa Fe y Entre Ríos negaron ayer que manejen la hipótesis de que la concesionaria deje el puente. Un vocero de la Intendencia de Rosario confió que ni siquiera eso. Los trabajadores del peaje suelen afirmar que el rumor es un mecanismo de apriete para que la tarifa suba.

Pero el reclamo de un aumento en el peaje no es exclusivo de Puentes del Litoral. Aunque no lo admitan en público, no son pocos los actores políticos en Rosario y Victoria que cuestionan a la Nación por ignorar sistemáticamente esa demanda. De hecho, el ex intendente de esa ciudad y actual senador César Garcilazo recordó ayer que el último pedido formal de Puentes del Litoral fue hace un año y medio. También lo hizo su sobrino y actual intendente, Rubén Garcilazo. El senador fue frontal: «Hasta ahora no hay respuesta».

Es difícil que lo blanqueen, pero a ambas orillas hay quienes creen que sin aumento de tarifas no es posible mejorar deficiencias evidentes en la traza. Tampoco esto es nuevo: el estado de rutas y puentes siempre fue motivo de reclamos, sobre todo de los usuarios. Y lo peor es que ocurrió a lo largo de los 11 años.

En ese marco se cumple más de una década desde la habilitación de la conexión vial, cuya ubicación geográfica la convierte en estratégica no sólo para Santa Fe y Entre Ríos sino también para los países integrantes del Mercosur.