Los niños cada vez pasan más horas frente a la computadora y lejos de mejorar esta situación, se espera todo lo contrario. O no, depende cómo se lo analice.

Chatear, jugar, mandar mails y navegar en internet son algunas de las actividades que más realizan los más chicos ante un smartphone o una computadora, pero detrás de todas estas utilidades hay un universo mucho más grande y productivo.

Se trata de la programación del software y lo que promete ser el lenguaje del futuro. Se trata de conocer el lenguaje que permite dar órdenes a las unidades de procesamiento de las computadoras.

No se trata de mandar mails y saber manejar el Word sino algo mucho más complejo: el programador escribe un mensaje, el código fuente, que la computadora recibe, entiende y ejecuta luego de una serie de traducciones. Un nuevo lenguaje, complejo pero práctico, nada menos que el que dominan los líderes de la revolución digital.

Según los científicos que estudian el proceso del aprendizaje, aprender a programar ayuda a desarrollar más las capacidades de análisis lógico y toma de decisiones. Sin ir más lejos, el fundador de Microsft, Bill Gates, empezó a los 13 años; el creador de Apple, Steve Jobs a los 10 y el autor de Facebook, Mark Zuckerberg a los 6 años.

Hay distintos institutos de enseñanza en el mundo pero lo cierto es que para aprender sólo se necesita saber inglés, una computadora y tener conexión a internet.

La posibilidad de que un niño sepa dominar este lenguaje se volvió tan atractivo que surgió la posibilidad de que los chicos lo hagan en el colegio como si fuera un idioma más. No es un tema menor si se tiene en cuenta que la programación es la verdadera protagonista de la revolución digital. Quienes aprendan a dominarla desde pequeños, tienen empleo asegurado en el futuro.

Pero aún es más interesante incorporar esta disciplina si se tiene en cuenta que también implica beneficios cerebrales: la capacidad de resolver problemas y de aplicar la lógica.

Ante este prometedor panorama, los niños de cinco años en Inglaterra empezarán a recibir lecciones básicas de programación. El tema está tan avanzado que en junio también hay una olimpiada mundial de programación en la que participarán unos 1.000 estudiantes secundarios de 80 países en Taiwán. Una tendencia que, sin dudas, avanza a pasos agigantados.