Parece que, de tan ansiado, el descanso a veces se nos vuelve en contra.

Pese a que las esperamos casi todo el año, muchas veces (y cada vez más) cuando llegan las vacaciones la imposibilidad de relajarse y disfrutar se vuelve protagonista del día a día.

Es que no siempre el descanso es pura felicidad y alegría, y cada vez se hace más frecuente la aparición de un síndrome conocido como estrés o depresión vacacional. Este cuadro se caracteriza por la aparición de sentimientos de tristeza, insatisfacción, ansiedad, angustia, irritabilidad, dolores musculares, cefaleas, insomnio, mayor consumo de alcohol y alteración del apetito, entre otros.

«Así como nos es difícil volver a trabajar después de unas largas vacaciones, para algunos también es difícil comenzarlas. Los síntomas aparecen ante la dificultad de adaptarnos, de romper la rutina, y tener que parar el ritmo agitado y sin descansos de la vida laboral«, describió la médica especialista en Psiquiatría Mónica Fabiana Cornejo, para quien, por otra parte, «existe la presión de tener unas vacaciones perfectas e inolvidables, expectativas irreales que pueden hacernos caer fácilmente en la frustración».

«CADA VEZ SE NOS HACE MÁS DIFÍCIL LOGRAR DESCONECTARNOS, Y MENOS AHORA CON LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS QUE NOS PERMITEN ESTAR TODO EL TIEMPO DISPONIBLE EN LÍNEA»

Para la especialista del Instituto Sincronía, «la rígida planificación de las vacaciones, con un estrecho cronograma diario, lleno de actividades a realizar en un tiempo limitado, aumenta el estrés de llevar a cabo dichas actividades, y más aún si aparecen sucesos inesperados que alteren lo programado».

En este ideal de vacaciones excepcionales evidentemente existen limitaciones financieras y muchas familias se endeudan más allá de lo necesario provocando mayor presión en las vacaciones.

Tras asegurar que «cada vez se nos hace más difícil lograr desconectarnos, y menos ahora con las nuevas tecnologías que nos permiten estar todo el tiempo disponible en línea», Cornejo destacó que «es así como muchas personas no conciben la posibilidad de dejar sus computadores en casa, menos aun apagar los celulares».

Todo lo anterior nos puede provocar síntomas ansiosos y depresivos e incluso llevarnos a una depresión mayor como tal. Así es que la especialista elaboró una serie de sencillas claves para sacar el máximo partido a nuestras vacaciones, aprovechando la efectividad del periodo de descanso para disminuir el estrés en nuestra salud física y psicológica.

Entonces, ¿cómo hacer para disfrutar las vacaciones y no desestabilizarnos emocionalmente?

1. Tomar cortos periodos de vacaciones (de entre 7 a 10 días de duración) y repartidos a lo largo del año en lugar de un único periodo largo en todo el año (de 10 días en delante de duración). Se encuentran los mismos efectos positivos en unas vacaciones de 8 días que en una de 15, si bien la probabilidad de sufrir el llamado «síndrome post-vacacional» (con síntomas de irritabilidad, fatiga y desmotivación) es mayor con un período largo de vacaciones.

2. Realizar pequeñas y espontáneas escapadas de fin de semana, que signifiquen algo distinto a lo que habitualmente hacer y que impliquen cumplir metas, deseos e intenciones (sendas en la montaña, torneos de paintball o visita a parques temáticos).

3. Retrasar una mañana la vuelta a la rutina una vez que hayamos hecho el viaje de regreso al hogar. ¿Con qué? Realizando actividades que se hicieron en las vacaciones y que puedas introducir en tu cotidianidad (leer el mismo libro que comenzaste en la playa; prepararte un delicioso desayuno como aquel que probaste en el hotel donde te hospedaste, hacer una rutina diaria de ejercicio como los paseos que hacías a orillas del mar).

4. Dejar fuera de las vacaciones aquellas cosas no imprescindibles y que te recuerden de algún modo a tu vida laboral cotidiana (la agenda, prendas que utilizas en tu lugar de trabajo, no mirar la bandeja de entrada de tu correo durante unos días).

5. Tener expectativas razonables con objetivos reales para la persona y la familia.

6. Antes de salir intentá terminar lo máximo posible para que no queden pendientes y se produzcan llamadas indeseables. No nos olvidemos que no somos imprescindibles. Aprendé a delegar funciones.

7. Programar con tiempo las vacaciones y tener en claro que siempre pueden existir los imprevistos y complicaciones.

8. Realizar planificaciones flexibles, dejar tiempo para el ocio sin culpa y guiarse por el «qué quiero hacer» y no por el «qué debo hacer». Hacé una lista y priorizá actividades.

9. Si el tiempo lo permite permanecé unos días antes y después de las vacaciones en tu hogar para adaptarte a los nuevos ritmos.

10. Respetá tu propio espacio y el de tu familia. Si te sentís estresado, date un tiempo a solas para recargar baterías.

11. Mantené una dieta equilibrada y evitá el alcohol.

12. Realizar ejercicios. Liberará endorfinas que funcionan como un antidepresivo natural.

13. Dormí sólo lo necesario, dormir pocas o muchas horas puede aumentar síntomas ansiosos y depresivos.

14. Olvidate del reloj. En vacaciones no hay apuro.

15. Dejá la computadora, iPad y tablet en casa. Apagá el celular aunque sea algunas horas del día.

16. Descubrí la maravilla de las actividades simples y gratis, como un paseo por el campo o construir un castillo de arena junto a tus hijos.