¿Cuán lejos o cerca de sufrir un ataque al corazón? Existe una prueba para saberlo
Con tan sólo identificar algunas variables como edad, peso, altura y hábitos como fumar, un nuevo test desarrollado por el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido puede calcular la ‘edad del corazón’ y más aún, los porcentajes de riesgo de sufrir un ataque cardíaco o ACV.
Para una mayor precisión, además de estos detalles básicos la prueba exige completar el nivel de presión arterial, colesterol y si se recibe algún tratamiento. También, si la persona fuma, si es diabética, si sufre artritis reumatoide, insuficiencia renal crónica o fibrilación auricular – un latido irregular del corazón -.
Luego de completar estos datos, la calculadora arroja una ‘edad corazón’, y con ella predice el riesgo de una persona a sufrir un ataque cardíaco o un derrame cerebral en la próxima década y ofrece consejos sobre la presión, el colesterol, el peso y el índice de masa corporal de una persona para juzgar si se tiene un peso normal, sobrepeso u obesidad.
El test pudo desarrollarse en colaboración entre el sistema de Salud Público de Inglaterra y las donaciones a British Heart Foundation para ayudar a «vivir una vida más saludable». El objetivo es la toma de conciencia y el cambio de hábitos y no «asustar a la gente».
Para comenzar el test, click aquí.
LOS PROBLEMAS CARDIOVASCULARES MATAN A MÁS PERSONAS EN TODO EL MUNDO QUE CUALQUIER OTRA ENFERMEDAD
Algunos ejemplos
Variable 1: una mujer de 40 años, que tiene un peso saludable, fuma menos de 10 cigarrillos al día, tiene diabetes y tiene una historia familiar de enfermedades cardiovasculares, podría tener un corazón de 53.
Según el test, es probable que sufra un ataque al corazón o un derrame cerebral a los 71 años, y tiene un tres por ciento de que esto ocurra en la próxima década.
Variable 2: otra mujer de la misma edad, el peso y la altura, pero que no fuma ni sufre diabetes y no tiene antecedentes familiares de enfermedades del corazón podría ser que viva hasta los 81 años sin sufrir el mismo destino. Además, su porcentaje de riesgo de un ataque al corazón o un derrame cerebral sería sólo el 0,9 por ciento en la próxima década.
Variable 3: a los 55 años, un hombre diabético que fuma más de 20 cigarrillos al día, y tiene antecedentes familiares de enfermedades del corazón, podría correr el riesgo de un ataque al corazón o un derrame cerebral a los 67, y tiene un 30 por ciento de posibilidades de que ocurra dentro de 10 años.
Por el contrario, un hombre de la misma edad pero que no fuman y no tiene otros problemas de salud, podría esperar vivir hasta los 80 años de edad sin ningún riesgo cardíaco. La prueba es más precisa si una persona puede ofrecer a sus lecturas de colesterol y presión arterial.
El debate de los expertos
El profesor Kevin Fenton, director de salud y bienestar en Salud Pública de Inglaterra, dice a DailyMail: «Hay demasiadas personas que están muriendo prematuramente de enfermedades prevenibles. La herramienta de ‘edad corazón’ demuestra que nunca es demasiado tarde para hacer cambios de estilo de vida saludables, dando a la gente la oportunidad de ver el impacto directo que estos cambios pueden tener sobre la salud de su corazón».
Simon Gillespie, director ejecutivo de la Fundación Británica del Corazón, remarca: «Conocer su riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y circulatorias es crucial para tomar el control de su salud». Sin embargo, otros especialistas han sido más cautelosos, advirtiendo que podría empujar a las personas a tomar medicamentos y asi, ponerlas en riesgo de efectos secundarios.
El doctor Assem Malhotra, cardiólogo del hospital Frimley Park, hace una crítica a The Telegraph señalando que el test no tiene en cuenta factores de estilo de vida básicos, como el ejercicio.
«Es importante para ayudar a identificar a las personas en riesgo de enfermedades cardíacas, pero espero que haya una evaluación adecuada; ya que no queremos cometer los mismos errores que hemos visto en los Estados Unidos, donde las calculadoras exageraban enormemente los riesgos».
La Organización Mundial de la Salud estima que 17,5 millones de personas murieron por por esas causas en 2012. Eso representa a tres muertes cada 10.
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