mate
Algunas históricas estancias dan cuenta de lo que provocó en Misiones la producción de yerba mate. La actividad en la provincia, que alcanza el 90 por ciento del total nacional (Corrientes tiene el otro 10), es tan importante en la actualidad, como lo fue en lo económico y social.
Nuevas investigaciones: sorprenden las virtudes de la yerba
En medio de la producción, entre mate y mate llegaba la innovación en la época, desde la mecanización y la incorporación de locomotora para el transporte de productos y personas, hasta las fastuosas edificaciones por parte de personalidades destacadas de la época y la generación de miles de manos de obra.
Desde el origen, implicó una evolución constante. En este informe se repasa el pasado, la situación actual y el futuro del sector.

Las distintas investigaciones que se llevan adelante en la provincia destacan el alto potencial que tiene la yerba mate para desarrollar productos en industrias alimenticias, farmacéuticas y de cosmética.
El desaprovechamiento del cultivo y la falta de un mayor agregado de valor también es observado por investigadores y profesionales de otros países, como es el caso de Osao Adachi, profesor emérito de la Universidad de Yamaguchi (Japón) que, junto a Ana Butiuk, está trabajando en un proyecto que apunta a instalar una planta en la provincia de Misiones, que permita extraer de los palos de yerba algunos químicos finos aptos para la industria farmacéutica.

En tanto, desde el Laboratorio de Yerba Mate de la Unam, además de los proyectos de investigación, se trabaja en conjunto con el Inym y empresas yerbateras para lograr darle más valor agregado al cultivo. Una de las investigaciones realizada entre Miguel Schmalko y Ana Eugenia Thea destaca que la materia prima es apta para la formulación de alimentos funcionales, suplementos dietarios y productos cosméticos, entre otras aplicaciones.

También los investigadores Marcos Miretti y Jessica Fay destacan que hoy los estudios de la yerba mate permiten un sinfin de nuevos descubrimientos. Los científicos con apoyo del Conicet y del Instituto Nacional de la Yerba Mate investigaron las características genéticas de la yerba mate. Y explicaron que, a partir del estudio genético, pueden analizarse miles de propiedades que tiene la planta, tanto para mejorar su cultivo como para optimizar la salud humana.

Otra actividad creciente del cultivo, en el presente, es el interés que genera para el sector turístico. Al constituir Corrientes y Misiones las únicas zonas del país donde se cultiva la infusión, hay posibilidades de concretar paseos muy originales, así como degustar alimentos con yerba mate. Desde la Asociación Ruta de la Yerba Mate (Arym), contabilizaron que reciben, vía web cerca de 40 mil pedidos, de información o productos relacionados con la yerba mate desde todo el mundo. Se relevó que en el último año viene creciendo el interés de extranjeros por aprender del cultivo y degustar comidas típicas de la región del NEA.

Los orígenes
La yerba mate comienza a tener importancia desde el período jesuítico (1608-1768), luego atravesaría la anexión territorial a Corrientes (1831-1881), el proceso de tutela del Ejecutivo Nacional (1881-1953) hasta el período provincial, iniciado en 1953. Pero hay un punto de arranque principal de la fiebre del oro verde, en Misiones, que finaliza tras la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870). Esa contienda le significó a Paraguay la pérdida del mercado de la yerba mate, porque muchos yerbales silvestres quedaron en manos de Brasil, pero sobre todo porque desde 1920 comienza a ser una actividad agrícola y deja de ser extractiva como entonces.
«En la Argentina, establecida la posesión definitiva de Misiones, se inicia una economía extractiva (yerba y madera) relativamente bien legislada y pésimamente controlada. Los yerbales naturales se irán agotando, lo que obligará a ir en busca del oro verde cada vez más lejos, hasta el inicio de las plantaciones entrando en el siglo XX», resume Jerónimo Lagier en el libro La aventura de la yerba mate.
Como aún más importante, destaca que desde la cosecha simbólica del año 1907 se llegó a 38 millones de kilogramos de yerba de cultivo en 1932. «Indica que sólo 25 años habían pasado y sobre el cultivo de la yerba mate se elaboró el definitivo progreso de Misiones».
«La idea de Pedro Núñez de plantar en zona de campo vino a revalidar lo que ya en tiempos pasados los jesuitas habían hecho al plantar en las misiones de la zona de campo como San Carlos, San José y Apóstoles, que tuvieron yerbales cultivados que subsistieron muchos años», describió Alejandro Larguía en su libro Misiones-Itapúa y los pioneros del oro verde.
Lagier cita entre las grandes plantaciones pioneras, en San Ignacio a Martin y Compañía; La Plantadora (Lanusse-Allain), La María Antonia (Herrera Vegas). En tanto, Sol de Mayo (Gramajo, hoy Santa Cecilia), Santa Inés (Pedro Núñez); unos años después Puerto Bemberg (Puerto Libertad) y Las Marías (Navajas), en Virasoro.

Destaca que, entre los inversores extranjeros, fueron los venezolanos Rafael y Leonardo Herrera Vegas los primeros que, sin tener antecedentes en el negocio yerbatero, generaron una de las mayores operaciones productivas de la época del lado argentino y la mayor del lado paraguayo. Consigna que el correntino Arturo Gramajo Cárdenas, en 1907 formó el establecimiento yerbatero Sol de Mayo, en Candelaria, estando casado con Adela María de Atucha Saraza.

Su hijo mayor, Jorge Arturo Gramajo Atucha, hizo construir una importante mansión en el casco, a la cual invitaba a sus amigos a excursiones de pesca, para lo cual este personaje de la belle époque tenía arrendada para su uso exclusivo la isla Pindoí en el Paraná, frente a Corpus. En su libro, cita que la mansión en el caso del establecimiento construida en 1920 hoy pertenece al establecimiento Santa Cecilia, propiedad de la familia Navajas Centeno.
Larguía destaca que 1915 se puede considerar el año de arranque de la yerba cultivada en Misiones. Así consigna que el censo de yerbales implantados practicado por el Ministerio de Agricultura de la Nación en 1919 muestra al establecimiento Santa Inés, del español Pedro Núñez, está primero en el ranking de superficie de yerba cultivada, con 800 hectáreas.
En segundo lugar, con 750 hectáreas, el establecimiento La María Antonia, de los Herrera Vega en San Ignacio, luego sigue Martin y Compañía, también en San Ignacio, propiedad del suizo Jules Ulyses Martin, con 650 hectáreas. Detalla que, en sociedad y condominio con sus amigos Ricardo Lavalle, Carlos Rodríguez Larreta y Pedro Roberts, Rafael Herrera Vegas había comprado en 1886 al Estado paraguayo 50 leguas cuadradas (más de 100 mil hectáreas) de campo y montes sobre el río Paraná en el departamento Itapúa.