Productores y técnicos trabajan para sentar las bases del Protocolo de Identificación Geográfica del Cordero del Centro Mesopotámico y presentarlas al Ministerio de Agroindustria de la Nación.

La ganadería ovina ha sido históricamente una actividad económica muy importante en el centro-norte de Entre Ríos y el sur de Corrientes y ha generado en una amplia zona una fuerte cultura productiva, en especial entre los pequeños y medianos productores. El productor conoce muy bien el manejo del rodeo ovino y ese conocimiento es valorado. Algunos veteranos, incluso, seguramente recordarán cuando hace varias décadas la competencia ovina en la exposición de la Sociedad Rural de Concordia era la más importante después de Palermo.

La ganadería ovina, sin embargo, arrastra desde hace muchos años dificultades diversas que la han puesto en un tobogán; la actividad, claramente, se encuentra en franco retroceso. Los precios poco atractivos de la lana y, sobre todo, el abigeato han desalentado a no pocos productores y muchos directamente han dejado la actividad.

En este marco, un grupo de productores correntinos y entrerrianos, con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), comenzó hace un par de años, a trabajar en un proyecto para reposicionar a la carne del cordero del centro de la Mesopotamia.

En Curuzú Cuatiá, hace unos días, se realizó un encuentro con la participación de productores de los departamentos Federal, Federación y Feliciano, mientras que por la provincia de Corrientes lo hicieron productores de Curuzú Cuatiá, Mercedes y Sauce. También se dieron cita representantes de la Ley Ovina de Entre Ríos y Corrientes, y miembros de la Secretaría de Agricultura Familiar.

El objetivo principal del taller fue el de sentar las bases para la presentación del Protocolo de Identificación Geográfica del Cordero del Centro Mesopotámico, al Ministerio de Agroindustria de la Nación para lo cual los productores presentes acordaron realizar invitaciones a organizaciones conscientes del protagonismo que toman en esta etapa del proyecto. También se delimitaron las responsabilidades de las instituciones estatales, de redacción de protocolo, apoyo y seguimiento, quedando en claro que las gestiones y demandas son responsabilidad de los productores. Es más: ahora serán ellos los que darán continuidad a la iniciativa.

El ingeniero agrónomo Juan Fonseca, jefe de la Agencia de Extensión Rural (AER) Feliciano del INTA, en diálogo con EL DIARIO, precisó que “hace más de dos años venimos trabajando en distintos objetivos” relacionados con la ganadería ovina, y “lo primero que hicimos fue valorar la incidencia económica y ambiental que tiene esta actividad en nuestros sistemas productivos”.

Al hablar de la producción ovina entrerriana, Fonseca destacó “las habilidades y el conocimiento” de quienes se dedican a la cría ovina que “nos caracterizan como zona”, pero remarcó que el abigeato “es un problema extra productivo que afecta enormemente” la actividad. “La gente está cansada de tantos robos”, remarcó.

En el centro norte entrerriano, en rigor, no hay productores ovinos puros sino gente que, además, realiza otras actividades productivas. “Se trata de un sistema ganadero mixto, vaca-oveja, y en este sentido, el proyecto permitió establecer, por ejemplo, que la actividad ovina representa entre un 15 y un 18 % –en algunos casos el 20%– del total de la facturación de un campo promedio del centro norte provincial”, explicó el referente de la AER Feliciano.

Desde lo ambiental, en tanto, los trabajos realizados en el marco del proyecto permitieron establecer que “entre el 70 y 80% de lo que se produce en nuestros sistemas productivos –lana, carne y cuero– dependen de energías renovables. El pasto que consume el cordero es producto de la luz solar, las temperaturas, las lluvias y el viento y, por lo tanto, se trata un sistema ambientalmente sustentable”, agregó Fonseca.

Características

Terneza y sabor, siempre se supo, son las dos características centrales de la carne del cordero del centro mesopotámico, pero, además, posee Omega 3 lo que la convierte en un producto de muy buena calidad. El jefe de la Agencia de Extensión Rural (AER) Feliciano del INTA, Juan Fonseca, en este sentido, comentó que en el marco del proyecto “trabajamos con los técnicos del Instituto de Alimentos del INTA Castelar y luego de distintos análisis quedó en claro que la carne de nuestra zona tiene Omega 3, lo que la transforma en un producto saludable y de excelente calidad”.