Conclusiones sobre una Selección que busca acercarse al hincha
Entre los asombros que genera la futurista Singapur, casi sin que aquí nadie lo advierta, se cierra la primera aventura celeste y blanca comandada por Jorge Sampaoli.
Quedan las sensaciones y las proyecciones. El futuro indica que hay una Selección con intenciones de abrirse tanto a la gente como al periodismo y con más certezas que dudas de cara al regreso de las Eliminatorias contra Uruguay, en el Centenario de Montevideo.
Es real que la mayoría de los futbolistas dibuja diversos gestos solidarios, replicados en redes sociales en forma universal. Sin embargo, hay un déficit que no resuelven. Es el contacto con los hinchas en cada sitio que visitan. Es como si vivieran en un planeta diferente, aislado, desconociendo el grado de interés y pasión que desatan en todo el mundo. Una pena: el intercambio de energías es absolutamente desigual… Lo bueno es que en el diagnóstico global coinciden desde Jorge Sampaoli, el técnico, hasta Claudio Tapia, el presidente de la AFA: la Selección debe arrimarse a la gente. Tal vez habría que establecer una estrategia de ayuda para los hinchas que en cada destino donde aterriza Argentina siempre algo manifiestan y casi nunca encuentran respuesta, aunque aquí, en el sudeste asiático, comenzaron a relajarse en el contacto con los hinchas obsequiándoles alguna foto o un autógrafo.
También es muy probable que ante Uruguay se levante la veda a la prensa. Al menos eso le deslizó a Clarín el propio Chiqui Tapia. Habrá que ver cuáles serán las condiciones en este ítem, pero significaría un paso adelante también para los fanáticos porque, al cabo, lo medios sólo terminan siendo el vehículo entre ellos y los futbolistas.
Despacio, Sampaoli empezará a interceder en estas cuestiones. Hasta ahora no lo hizo porque priorizaba cuestiones futboleras y tácticas, lo esencial para inyectarle su idea a la nueva Selección. No hubiera sido inteligente desde un principio atacar aspectos y decisiones grupales que se habían tomado antes de que él asumiera. No es casual que el DT siempre remita a los lazos del equipo con los hinchas. “Tenemos la ilusión de acercarnos a la gente”, señaló luego del 6-0 a Singapur…
Un buen paso para avanzar lo dio el equipo con el intento de bajar la propuesta ofensiva e intensa del técnico a la cancha. Y el entrenador, en estos dos partidos y un puñado de prácticas, vivió rescatando señales que le dispararon alegría: el compromiso, las ganas de aplicar su mensaje, la seriedad para entrenar y para jugar, la disciplina que en su paso por el seleccionado de Chile no había encontrado en el inicio… El último ejemplo de la gira: al día siguiente de vencer a Singapur, aunque todos estaban liberados, a las 8.30 de la mañana Biglia se levantó y fue al gimnasio para perfeccionar la recuperación. Esos detalles a Sampaoli le encantan.
Jugando con los nombres posibles para visitar el Centenario, si bien es ultra riesgoso con un técnico demasiado analítico y que no tiembla en el momento de los cambios, hay varias fijas: Romero, Mercado, Otamendi, Funes Mori (sale de una lesión y lo siguen atentamente), Di María, Biglia (llegó a la citación en desventaja, pero en la gira sedujo a Sampaoli), Messi, Dybala, e Higuaín o Icardi, quien supo comprarse con su actitud al casildense. Faltaría un volante por una banda: Marcos Acuña convenció al DT y podría ir por la izquierda para tapar a Carlos Sánchez y no exponer tanto en el retroceso a Di María, quien se movería por la derecha. Y como Banega debe cumplir una fecha de suspensión, al lado de Biglia se abre un interrogante: ¿quién lo acompañará? Leandro Paredes, Ignacio Fernández, Augusto Fernández… La palabra la tendrá Sampaoli.