“¿Saben qué pasó en nuestro país?”, se preguntó y enseguida se contestó: “Jueces y fiscales tiempistas y mediocres se hicieron los distraídos y nunca se animaron con el poder; de no hacer nada, ahora pasaron a hacer todo”:  Y criticó: “Se llevaron puesta, hiriéndola de muerte, a una de las conquistas más importantes del Estado constitucional de Derecho como es la de la libertad del imputado, como regla, durante el proceso”.

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Rubén Pagliotto dio su punto de vista sobre la detención de Amado Boudou y a las anteriores, relacionadas también a exfuncionarios de altísimo nivel del gobierno nacional.

“La verdad es que prefiero, una y mil veces, la sobriedad republicana al escarnio público”, expresó el abogado penalista y denunciante en varias causas de corrupción, en la provincia de Entre Ríos.

“Por haber estado tantas veces dando peleas en soledad contra poderosos que se creían invulnerables y portadores de una suerte de deidad, es que llegada esta instancia de bandidos esposados y escoltados por un batallón de hombres armados, casi innecesariamente, me produce vergüenza ajena y hasta malestar existencial que se monten espectáculos públicos que, por exagerados y ramplones, suenan a venganza o, en el mejor de los supuestos, a burlas pueriles, destempladas y oportunistas”, se despachó el abogado en un comunicado que publicó Página Política.

Para Pagliotto: “No pasan del nivel de brulotes de paupérrima factura intelectual. Sinceramente y de nuevo: no me gusta. No lo veo (ni imagino) al juez Sergio Moro a la cabeza de la operación Lava Jato de Brasil ni a los integrantes de la mani pulite italiana protagonizando escenas grotescas, rayanas en lo vulgar y vengativo”. Y agregó: “Ellos no necesitaron ni necesitan demostrar nada. Ellos lo hicieron cuando aquellos que hoy pasan sus días en lúgubres presidios gozaban de las mieles del poder con proverbial altanería y veleidades propias de los que se sienten impunes. ¿Saben qué pasó en nuestro país? Que jueces y fiscales tiempistas y mediocres se hicieron los distraídos y nunca se animaron con el poder. Entonces, de no hacer nada, ahora pasaron a hacer todo. De paso, se llevaron puesta, hiriéndola de muerte, a una de las conquistas más importantes del Estado constitucional de Derecho como es la de la libertad del imputado, como regla, durante el proceso”.

“La inacción es condenable. Pero la sobreactuación de los conversos es mucho peor. Y peligrosa. Sobre todo peligrosa porque el poder y nada en la vida es para siempre”, finalizó el ex fiscal adjunto de la desaparecida Fiscalía de Investigaciones Administrativas de Entre Ríos.