Un grupo minúsculo de padres trabajaron durante todo el fin de semana, para dejar las aulas de sus hijos en condiciones para el trabajo anual. Es que, tanto padres como docentes se encontraron el primer día de clases con los espacios escolares en condiciones deplorables.

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La imágen muestra la persiana del viejo edificio en muy malas condiciones, Abajo una cinta intenta prevenir que caiga sobre alguna persona.

Las aulas sucias con la pintura descascarada y en total abandono, contrastaban con la pulcritud de los niños de los primeros años de la escuela Normal Superior Osvaldo Magnasco.

Ante esa realidad, y tras un encuentro con las autoridades escolares los progenitores ofrecieron su ayuda para acondicionar las aulas. Tras la aprobación del rectorado y la compra de los elementos un grupo, no mayor de cinco, por cada aula de primero y segundo,  realizan las obras de limpieza y pintura en las salas.

El centenario edificio esta abandonado desde hace varios años, se quejaron desde el propio plantel docente, de la prestigiosa institución. Es que, sino se gestiona es muy difícil, se puedan concretar las obras, expresaron y señalaron directamente a la ex rectora Marisel Azcárate, como responsable de que actual situación.

A la suciedad de las aulas, que los padres intentarán reparar, se suman otros serios problemas como la existencia de sectores vedados para el alumnado por su peligrosidad. En ese sentido se puede  observar desde el exterior del edificio que una ventana de la planta alta del edificio corre riesgo de desprenderse y caer sobre el patio, por lo que se han extendido cintas de peligro, muy vulnerables por cierto, para los niños más pequeños.

 

Un compromiso de pocos

Ante el panorama encontrado, madres y padres de los alumnos de los primeros años alentaron encuentros para hacer lo que el estado no hizo. Es por eso, que coordinaron para entre todos,   acondicionar el lugar que sus hijos usarán para su formación, pero lamentablemente y a pesar de las quejas que manifestaron,  al momento de poner manos a la obra, fueron muy pocas las familias que durante el fin de semana dejaron sus compromisos sociales o laborales para dedicarse a las tareas de albañilería necesarias para dejar las aulas adecuadas para que hoy los chicos puedan sentarse en un salón limpio y adecuado para la formación de los estudiantes.