La bajante del río Paraná se puede prolongar hasta septiembre por lo que las lagunas internas seguirán secas. Los productores prenden fuego para «renovar» y «limpiar» la vegetación para lograr forraje de mejor calidad.
Desde el INTA Paraná, junto a personal del Plan y Manejo del Fuego Provincial de la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos, referentes del Parque Escolar Rural Enrique Berduc y del Parque General San Martín y alumnos de la Facultad de Ciencias Agrarias de Oro Verde están desarrollando un ensayo que tiene por objetivo conocer el efecto del fuego en la regeneración del pastizal, luego de que se estabilicen los valores normales del río.

La bajante del Paraná comenzó a manifestarse a partir de junio y según pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA), podrían prolongarse hasta septiembre.
Esta situación hidrológica implica que muchas lagunas internas de las islas, dominadas por vegetación hidrófila (flotante y arraigada, conocidos comúnmente como canutillares) estén secas.
En la terminación del Paraná medio y comienzos del Delta (Departamentos Paraná y Diamante, respectivamente) los canutillares permanecen más del 70% del tiempo con agua en superficie.
Al descender las aguas parte de la estructura de dicha vegetación queda al descubierto y se seca por las heladas ocurridas entre julio y agosto, constituyéndose en grandes acumulaciones de combustible seco.
La acumulación de combustible debido a la alta productividad vegetal de los ambientes de humedales y las condiciones ambientales predisponentes como numerosas heladas que contribuyen a secar la biomasa acumulada por ausencia de agua son algunos de los factores que influencian la realización de la quema como práctica tradicional.
Las quemas además son realizadas con fines ganaderos con el objeto de «renovar» y «limpiar» la vegetación para lograr forraje de mejor calidad.
Alternativas y tipos de quema prescripta
Con el fin de aprovechar la situación de bajante, se quiere probar el efecto del agua como regeneradora de la vegetación natural en ambiente típico de islas, donde por circunstancias ambientales se han secado.
Se desarrolló un ensayo en un canutillar ubicado en las cercanías de la ciudad de Diamante. Este trabajo consistió en la realización de cuatro parches de quema contrastando las formas tradicionales de quemar (a favor del viento, llamadas quemas frontales) con alternativas en contra del viento (quemas en retroceso).
Las diferencias fundamentales son que en el segundo caso hay un mayor control del foco ígneo, evitando escapes de fuego que puedan afectar áreas fuera del objetivo de la quema.
En cada parche quemado se realiza un corta fuego (para evitar escapes de llamas) con herramientas especiales para el manejo del fuego como son el rastrillo MC Leod, bate fuego, guachas y mochilas de agua.
Con las antorchas de ignición se realiza el comienzo de la quema hasta que se consume el combustible de la parcela. Una vez finalizada las llamas se tomaron las temperaturas del suelo para evaluar los posibles efectos de la quema.
Se registraron variables meteorológicas como la temperatura, la humedad relativa, velocidad y dirección del viento en el momento de efectuar las quemas. También se cuantificó el combustible disponible.
 
Primeros aprendizajes y elementos a tener en cuenta
Puede decirse que la heterogeneidad de la vegetación de las islas no es afectada de igual manera por las quemas. Las comunidades más comúnmente afectadas son los pajonales de paja de techa, carrizales y pastos cortos, ubicadas generalmente en las medias lomas.
Se recomienda para la realización de quemas prescriptas que los vientos sean menores a 20 km*ha -1, la humedad relativa mayores al 40 % y temperaturas del aire inferiores a los 25 ºC.
Las condiciones meteorológicas del día fueron óptimas para realizar la experiencia, ya que los valores registrados promedio en el momento de realizar las quemas fueron: dirección del viento noreste, a una velocidad de entre 10 y 15 Km*hr-1, la humedad relativa cerca del 40 % y temperaturas del aire 25 ºC.