Se conocieron las conclusiones de la pericia caligráfica practicada al libro de ingresos y egresos del Instituto Privado de Pediatría, donde se registró la internación de los bebés robados durante la última dictadura en esa clínica de Paraná.
Este miércoles se conocieron los resultados de la ampliación de la pericia caligráfica que se practicó sobre el libro de ingresos y egresos del Instituto Privado de Pediatría (IPP), que permitieron conocer algunas precisiones sobre quiénes anotaron a los bebés hijos de los desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela, que fueron robados de esa institución del centro paranaense.

Según las conclusiones a las que arribó el perito Ricardo Herrera, de Gendarmería Nacional, en esas anotaciones intervinieron dos enfermeras que son testigos en la causa, pero que nunca en sus declaraciones mencionaron nada al respecto. Por ese motivo se decidió citarlas para este jueves a fin de que aclaren esta situación. Sobre todo, para que digan de quién fue la orden para que procedieran de esa manera, puesto que la sospecha es que fueron los responsables del IPP.
El dato se conoció durante la audiencia de este miércoles ante el Tribunal Oral Federal de Paraná, donde se juzga a los médicos socios del IPP Miguel Torrealday, David Vainstub y Jorge Rossi, acusados de haber puesto a la clínica al servicio del Plan Sistemático de Robo de bebés durante la dictadura.
El perito afirmó que «sin ningún tipo de dudas» la enfermera Stella Maris Cuatrín escribió el ingreso de «Soledad López» (hoy se sabe que se trata de Sabrina Gullino Valenzuela Negro), con la historia clínica N° 84, con fecha de ingreso el 4 de marzo de 1978 y con «Hospital Militar» en la columna de la mutual.
En tanto, la enfermera Marta Ofelia Gómez anotó el ingreso de «López, NN» (el mellizo aún desaparecido) con la historia clínica N° 88, con fecha de ingreso 10 de marzo de 1978 y también con «Hospital Militar» en la columna de la mutual.
Según la pericia, no son ellas quienes escribieron la fecha del alta, 27 de marzo en los dos casos. Tampoco se pudo establecer quiénes lo hicieron. Se determinó que fueron dos personas distintas, una de las cuales también registró otras altas.
Por otra lado, en el periodo analizado –marzo a julio de 1978– no aparece la letra de ninguno de los tres médicos imputados, como tampoco del ya fallecido Ángel Schroeder.
No se peritó la columna de los honorarios, por lo cual no se sabe quién anotó el monto que cobraron por los mellizos: 71.500 pesos de la época por la niña y exactamente la mitad, 35.750 por el niño.
Explicaciones
Cuatrín y Gómez deben acudir este jueves a la mañana a la sede del TOF a realizar aclaraciones acerca de una serie de puntos oscuros que surgen de esta pericia. Por ejemplo, de quién fue la orden para que hicieran esos asientos irregulares, con un nombre falso en el caso de la mujer y como NN el varón. Además, por qué no hablaron en sus testimoniales de su participación en el llenado del libro.
En el caso de Gómez, es llamativo que en su declaración dijo que trabajó en el IPP hasta diciembre de 1977, cuando no pudo continuar por estar embarazada. Por lo tanto, ¿cómo es que aparece registrando el ingreso del mellizo varón en marzo del 78?
Una vez interrogado el perito, el fiscal José Ignacio Candioti fue quien efectuó el pedido al juez Roberto López Arango, de que las ex trabajadoras del IPP sean citadas. Candioti solicitó particularmente por Gómez, argumentando que es necesario preguntarle en qué circunstancias registró el ingreso del NN y por orden de quién. Luego adhirió el abogado Marcelo Boeykens por las querellas, y pidió también por Cuatrín.
El libro de ingresos y egresos del IPP forma parte de la prueba documental de estos hechos desde el año 2000. Siempre los médicos dijeron que estuvo a cargo de una empleada administrativa ya fallecida, Laura Marizza. En ese sentido, lo conocido este miércoles resulta una auténtica novedad. En caso de que no concurran al Tribunal, Gómez y Cuatrín pueden ser llevadas por la fuerza pública.
 
Alegatos
Debido al agregado de las testimoniales de este jueves, que no estaba previsto, se decidió postergar los alegatos. Comenzará exponiendo la fiscalía y la querella el lunes y continuará la defensa el martes. Luego se producirán las réplicas. Resta conocer cuándo se le dará la posibilidad a los imputados de decir sus últimas palabras y, finalmente, la fecha de la sentencia.
Sin datos desde Buenos Aires y La Plata
Tres hospitales contestaron oficios del Tribunal en los que se solicitaba la remisión de archivos de internaciones de bebés en la época de los hechos, pero las respuestas fueron negativas. Con esto se intentaba seguir una hipótesis que planteó en su testimonial el médico Alfredo Berduc, quien declaró que el bebé varón supuestamente sufría una cardiopatía cianótica severa que demandaba una derivación urgente a un centro de mayor complejidad para la realización de una cirugía. Por la patología, en aquella época solamente podría haber sido derviado al Hospital de Niños «Sor María Ludovica» de La Plata, a la Casa Cuna o al Garrahan de Buenos Aires. Los dos primeros nosocomios informaron que no poseen archivos de aquella época, mientras que desde el Garrahan se indicó que en ese momento el hospital no existía, puesto que se inauguró recién en 1987.
Berduc atendió a los niños en el Hospítal Militar, antes de la derivación al IPP. Es el único testigo que dice que el «Melli» tenía una patología grave y que corría riesgo su vida. Esto lo llevó inclusive a atravesar un careo con su colega Juan Ferraroti, quien asegura que los niños estaban bien de salud. En ese cruce se mantuvo en sus dichos, pero agregó que el bebé pudo haber mejorado porque indicó que le aportaran oxígeno.
por Alfredo Hoffman UNO ENTRE RIOS