La misa por la paz que tuvo lugar anoche en la parroquia María Reina, de barrio Larrea, estuvo fuertemente custodiada. «Las autoridades deben dar paz y no la tenemos», aseguró el arzobispo de Rosario Eduardo Martín.
La misa por la paz en la parroquia María Reina, de barrio Larrea, tuvo una concurrencia masiva esta noche, para apoyar al párroco Juan Pablo Núñez, quien denunciara al narcotráfico en el barrio. El cura estuvo acompañado no solo por el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, y de curas de otras iglesias, sino también de los vecinos, quienes colmaron las instalaciones de la iglesia e incluso muchos quedaron afuera.
Claro que la imagen era inusual, porque mientras la misa se desarrollaba en el interior de la parroquia, afuera sobresalía la imagen de tres patrulleros custodiando el lugar, dos móviles de Gendarmería y uno de la policía de Santa Fe.
La parroquia María Reina fue baleada el último domingo por desconocidos, luego de que el párroco Juan Pablo Núñez denunciara la venta de drogas en la zona noroeste de la ciudad.
Fue a las 3.23 del domingo, cuando una moto llegó hasta México al 1000 bis. Allí funciona la parroquia María Reina y enfrente está el colegio Pablo VI. «Se escucharon primero unos seis o siete tiros y después otros más», contó un vecino. Siete tiros fueron directos contra la puerta de chapa del colegio, y unos ocho más perforaron el frente vidriado de la capilla y llegaron al altar.
Los curas dieron misa con protección policial.
Los curas dieron misa con protección policial.
Tras el ataque, esta noche hubo una misa, que estuvo colmada de unos 300 feligreses -quedó gente afuera-, quienes a la hora de comulgar cantaron «no tenemos miedo…».
«Las autoridades deben dar paz y hace rato que no la tenemos. En los barrios hay muertos a diario y el dinero negro corre a raudales», dijo el arzobispo de Rosario durante la homilía de la misa que habían convocado para esta noche a través de las redes sociales con los hashtags #NoALaViolencia #NiUnPibeMenosXLaDroga.
«Que los sacerdotes sepan que cuentan con el apoyo del obispo, porque la Iglesia necesita tener presencia donde están los más necesitados y los más postergados, como los jóvenes que sufren la esclavitud de la droga, que los destruye humanamente y que los desarma», agregó monseñor Martín, quien pidió que «sigan reclamando a las autoridades para que cumplan con su misión».
«La comunidad está de acuerdo y estamos apoyando al padre Juan Pablo, porque la droga es una problemática de toda la ciudad y de la provincia. Pero la inseguridad y el problema del narcotráfico es lo que más pesa en la ciudad. Estamos para apoyarlo en este camino que él eligió, que es enfrentarse a esta realidad que hay en la comunidad», señaló Jorgelina, una madre que manda sus hijos a esa escuela, en diálogo con Canal 5.
Respecto de qué les pediría a las autoridades, señaló: «Que tengan mano firme para los responsables que lucran con esto todo el tiempo, y también que se termine con la corrupción, que es algo que alimenta a que el narcotráfico siga».
Consultada sobre si tenía miedo, señaló: «Sí, yo tengo miedo de salir a la calle, y tengo miedo por mis hijos, porque vienen a esta escuela, pero ese miedo a su vez es el que nos moviliza también».
LA CAPITAL