Gabriel Batistuta cumple 50 años: del "gordito al que le gustaban los alfajores" a un símbolo de la Selección argentina
Tuvo 78 participaciones con la albiceleste. De Reconquista al mundo, la historia de un 9 que se forjó a puro gol.
“El Batigooool, el Batigooool…”. En la década del ’90, el grito de los hinchas argentinos se convirtió en un himno en honor a Gabriel Batistuta, un goleador implacable que admitía no le gustaba el fútbol, que asegura que no fue un crack y que hoy cumple 50 años.
“Nunca fui un crack. Era un buen jugador que laburaba y que mejoré”, sintetizó su carrera Batistuta, pese a que desde que debutó ante Brasil justo antes de la Copa América de 1991, se convirtió en una referencia de la Selección argentina. Sus goles, su potencia y su carisma lo transformaron en uno de los preferidos del público hasta su retiro en 2002 tras el fracaso en el Mundial de Japón y Corea. Incluso, hasta que en 2016 lo superó un tal Lionel Messi, el Bati era el máximo goleador de la historia de la Selección con 54 festejos.
El idilio comenzó pronto, en aquella Copa América en Chile, en la que anotó seis goles en seis partidos y conformó una dupla explosiva con Claudio Caniggia para ganar el certamen. El título se repitió dos años después en Ecuador, con dos tantos suyos en la final ante México. En total disputó 78 partidos en los que anotó 56 goles. Además, participó en tres Mundiales, en los que convirtió diez en total para ser el argentino con más tantos en ese tipo de competiciones.
Su carrera en el fútbol se había iniciado en Newell’s, de la mano de Jorge Griffa, que lo consideraba un diamante en bruto cuando lo sumó desde su Reconquista natal a las inferiores del club rosarino. “Era un gordito que le gustaban los alfajores”, lo recordó en alguna oportunidad Marcelo Bielsa, otro de sus mentores y principal impulsor de sus cambios de hábito. “Fue el que me educó, el que me enseñó la vida del profesional del fútbol”, reconoció Bati años después.
Con sólo una temporada en primera división y, tras un curioso préstamo en Deportivo Italiano para participar en una gira por Italia, Batistuta llegó a River en 1989 con 20 años como una apuesta a futuro. Marginado por el entrenador Daniel Passarella, con quien luego también tuvo una relación problemática en la Selección, el “Batigol” pasó al año siguiente a Boca, donde explotó de la mano del técnico Oscar Tabárez y conformó una dupla inolvidable con Diego Latorre.
Goleador del Torneo Apertura 1991, su rendimiento llamó la atención al seleccionador argentino Alfio Basile, que lo citó para aquella Copa América en Chile. Por ese motivo no pudo actuar en la final del certamen argentino que Boca perdió por penales ante Newell’s, aunque su brillante tarea en el torneo continental motivó que la Fiorentina comprara su pase y como parte de pago dejara a préstamo a Latorre y a Antonio Mohamed en el club xeneize.
En Firenze también se convirtió en una bandera para los “tifossi”: fue goleador del Calcio, descendió y ascendió con el equipo y consiguió una Copa de Italia y una Supercopa. Pero sin posibilidades de pelear por el “Scudetto”, en 2000 exigió un traspaso a la Roma, donde por fin pudo ganar la Serie A en 2001. Tras su paso por el club romano culminó su carrera por Italia con un breve período en el Inter, antes de gozar una jubilación privilegiada, con 26 goles en 23 jugando para el Al Arabi de Qatar.
A esa altura, dolores crónicos en los tobillos lo tenían a mal traer. «Dejé el fútbol y de un día para otro no podía caminar más. No al mes, a los dos días no podía caminar. Me oriné en la cama, teniendo el baño a tres metros, porque no me quería levantar», contó el ex goleador en una nota a TyC Sports en 2014. Batistuta reconoció que le pidió al doctor Roberto Avanzi que le cortara las piernas por el dolor, aunque con un tratamiento que incluyó una fijación en el tobillo pudo recuperarse.
“Al fútbol le di mucho más de lo que podía dar”, reconoció en 2017 en una entrevista con la revista de la FIFA. Ya eran tiempos en los que el polo y el golf como pasatiempo le habían ganado la batalla al futbolista, más allá de algún picado con amigos. Con más presencia en los medios, los 50 encuentran a Batistuta en un gran presente, con el título de entrenador recibido el año pasado, dueño de una marca de ropa sport y con apariciones como comentarista y presentador de televisión.
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