Un acosador sigue dando clases en el instituto de enfermería de Victoria
El docente ejerce en el instituto Gaspar Benavento, que funciona en el edificio de la Escuela Laprida. Los estudiantes insisten en que sea apartado.
En el instituto Gaspar Benavento de Victoria brinda clases Daniel Piedrabuena.
El profesor fue sobreseído en una causa por amenazas a quien fue su víctima de acoso por un plazo superior al año y medio. El acoso sistemático ocurrió en el instituto Superior Antonio Sagarna de Lucas González (departamento Nogoyá) durante más de un año al punto tal que la estudiante debió mudar sus estudios a Victoria, donde Piedrabuena se incorporó como docente cuando su víctima había recalado en su nueva casa de estudios.
Según supo ANALISIS DIGITAL el señalado cuenta con el apoyo de distintas autoridades educativas, como una ex titular de la Departamental de Escuelas de Nogoyá Zunilda Gobo y el actual director del Gaspar Benavento de Victoria quien le sugirió a la víctima que «deje todo como está» y que se quede «quieta» ya que el Centro de Estudiantes insiste en reclamos para que se aparte a Piedrabuena del instituto. Esto último es el hecho novedoso de un caso que tuvo repercusión pública durante el año pasado.
La sentencia del juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, sobreseyendo a Daniel Piedrabuena indica que el fallo «resguarda el buen nombre y honor» del profesor que había sido denunciado por amenazas. Sin emabrgo, las pruebas que logró recolectar el fiscal Federico Uriburu dan muestra del acoso que sufrió la víctima de Piedrabuena más allá de la decisión del magistrado. El sobreseimiento fue apelado por el Ministerio Público Fiscal (MPF) y la jueza Alicia Vivian -a cargo del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú- confirmó lo actuado por Acosta.
Pero al escuchar el relato de la sobreviviente a los acosos de Piedrabuena y los argumentos del fiscal Uriburu, resulta curioso el accionar de los jueces y esto motivó el lógico descreimiento por parte de la víctima al sistema judicial: «Yo no se que están esperando, que viole o mate a alguien», advirtieron desde el centro de estudiantes en dialogo con ANALISIS DIGITAL.
Los argumentos para sobreseer a Piedrabuena por las amenazas son, al menos, criticables. El juez argumentó que la amenaza endilgada al acusado no tuvo testigos, algo que es habitual en los delitos vinculados a un contexto de violencia de género en donde el violento se preocupa por cometer sus actos sin que haya presencia de terceros. De hecho, en este caso, la amenaza fue por teléfono y fue la frutilla de un postre que se cocinó durante más de un año.
Cuando Piedrabuena era docente y su víctima estudiante de su cursado, comenzó a instigarla por mensajes de Whatsapp con claro signo acosador. Además, pretendía someterla a instancias en la cual ella debía ponerse en el lugar de paciente ginecológica, algo que la mujer rechazó de plano.
Esta actitud de más de un año ocurrió en el instituto de Lucas González y derivó en que la víctima decida abandonar sus estudios de enfermería. Sobretodo cuando se dio cuenta que desde la Departamental de Escuelas de Nogoyá -entonces a cargo de una mujer del riñón de José Ángel Allende, Zuñilda Gobó- le cajoneaban todas las presentaciones que realizó junto a otres estudiantes.
Al irse del instituto Sagarna, la víctima decidió publicar las capturas de pantalla de las conversaciones con Piedrabuena en la red social Facebook y esto motivó las amenazas del profesor acosador: «Que feo lo que decís del profe, pensaste que nadie me iba a contar, que no me iba a enterar». Luego de eso, le manifestó que «él estaba en todas partes y que tuviera mucho cuidado porque le podía pasar un accidente».
Cuando la sobreviviente a los acosos supo del dictado de la carrera de enfermería en Victoria, decidió continuar sus estudios en el Gaspar Benavento de dicha localidad. Al tiempo, Piedrabuena recayó en dicho instituto como profesor. Esto hizo recrear el caos a la víctima, quien a diferencia de la primera vez, no estaba dispuesta a abandonar sus estudios y denunció al docente ante la Justicia y las autoridades educativas.
Ante el sobreseimiento judicial, el camino que se está transitando es el institucional bajo la órbita del Consejo General de Educación (CGE). La lucha de la víctima está siendo acompañada por el centro de estudiantes y en estos días estaban preparando una acción directa para seguir manifestando su rechazo a la presencia de Piedrabuena en dicho establecimiento. Cabe mencionar que mientras duró la causa judicial (durante el 2017) fue una perimetral la que protegió a la víctima de Piedrabuena. Pero una vez sobreseído por Acosta, la restricción cayó y eso mantiene en riesgo a la mujer.
En ese contexto, a principios de semana, la mujer sufrió nuevos hostigamientos: «¿Por qué no dejas todo como está y te quedas quieta si ya terminás este año la carrera?», le sugirió el rector del Gaspar Benavento, Ceferino Tejeira, según comentaron algunos integrantes del gremio estudiantil. El titular del instituto se despegó del caso ya que los hechos ocurrieron en otra institución, como si el accionar de Piedrabuena no fuese riesgoso para cualquier mujer en cualquier contexto. Esto es lo que interpreta el gremio estudiantil y lleva a cabo un plan de lucha para evidenciar esta situación. Por este motivo, las autoridades del instituto están enojados con los estudiantes y buscan deslegitimarlo de manera constante. El rector nunca abrió un sumario interno contra el docente -como debería haber hecho- y de ese modo garantiza la impunidad del profesor.
De ANALISIS DIGITAL