La guerra comercial entre Estados Unidos y China podría tener un fuerte impacto en la economía y las finanzas argentinas
La guerra podría tener dos secuelas concretas para Argentina: una nueva corrida cambiaria en el mercado local y la eventual complicación del sector agrícola para colocar productos del país a un precio rentable.
En el Gobierno nacional comenzó a mostrar preocupación ayer por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, debido al impacto que generará en el corto y mediano plazo la guerra comercial. Aseguran que desde el presidente Mauricio Macri para abajo hay un estado de alerta en Economía, Cancillería, Producción y Agroindustria que creció en las últimas horas por la escalada de la batalla comercial entre Donald Trump y Xi Jinping. En los despachos oficiales advirtieron que la guerra podría tener dos secuelas concretas para la Argentina: una nueva corrida cambiaria en el mercado local y la eventual complicación del sector agrícola para colocar productos del país a un precio rentable.
El tema se analizó en la Casa Rosada ante el nuevo escenario mundial: la semana pasada Trump decidió subir del 10 al 25 por ciento los aranceles a bienes de China por unos 200.000 millones de dólares. Y la respuesta de Beijing no se hizo esperar cuando anunció que desde el 1° de junio próximo subirá los aranceles del 5 a 25 por ciento para unos 5.140 productos de Estados Unidos, lo que derrumbó el precio de la soja en la Bolsa de Chicago a su valor más bajo en casi 11 años.
En la práctica, esto repercutió en la Argentina en una suba del dólar y el riesgo país. Pero en el Gobierno admiten que la cuestión podría ponerse más complicada en los próximos meses si se potencia la batalla comercial.
Macri mantuvo ayer una reunión de seguimiento de los temas de Economía en el Salón de Científicos de la Casa Rosada con el ministro Nicolás Dujovne y su equipo. Según destacaron a Infobae fuentes del Gobierno el tema de la guerra comercial de China y Estados Unidos con su impacto local sobrevoló en ese encuentro a pesar de que Dujovne negó que se haya hablado del tema.
No obstante, el tema también se comentó en las últimas horas en la Cancillería y en el Ministerio de Producción que conduce Dante Sica, quien ayer habló con el secretario de Agroindustria Luis Etchevehere, que se encontraba en Japón por una reunión previa del G20 y hoy viajará a China.
En la intimidad, Macri comentó ayer a sus funcionarios que agradece el apoyo de Trump hacia la Argentina pero también admite que no puede salir de la guerra comercial desatada entre Estados Unidos y China. Esta situación, dijo el Presidente a sus allegados, “podría complicar al país porque no se puede resolver ya que excede a la Argentina”.
El anuncio oficial de sumar a la Argentina como «MSCI Mercados Emergentes» y desarrollados no llevó calma a la Casa Rosada.
Desde el Ministerio de Economía admiten que el impacto de la batalla comercial Washington-Beijing podría generar precedentes en el corto plazo ya que la Argentina debería vender la soja a precios más bajos y Estados Unidos también podría restringir los productos de la Argentina.
El campo argentino le vende unos 4.000 millones de dólares anuales de soja a China y gran parte de la cosecha de este año ya está vendida. Aunque en el futuro inmediato podría ser un problema real colocar ese producto a precios más bajos.
Etchevehere evaluó ayer en Japón este tema y hoy lo abordará con las autoridades de China cuando llegue a Shangai para la feria mundial de alimentos. «Estamos muy atentos en el Gobierno a la disputa de China y Estados Unidos ya que para Argentina el mercado de China es muy atractivo como se vio en la apertura de carne de cerdo. No se sabe aún el impacto en términos concretos de números de cómo puede impactar todo esto en nuestro país», explicó a Infobae un funcionario allegado al secretario de Agroindustria.
Desde China, el embajador argentino Diego Guelar trató de emitir cierta calma al Gobierno en las últimas horas. En la comunicación que mantuvo tanto con la Cancillería como con el ala económica del Gobierno el representante argentino en Beijing deslizó que «el mayor problema que deberá enfrentar la Argentina no será la batalla entre Estados Unidos y China sino la falta de producción o stock para proveer a los chinos».
De todas maneras, el embajador Guelar dijo a la Casa Rosada que en el corto plazo no será un problema para la Argentina la guerra comercial de Trump y Xi Jinping en tanto nuestro país logre cumplir con la demanda requerida y perforar el déficit de unos 7.000 millones de dólares que tiene en la balanza comercial con los chinos. Este dato no es menor si se advierte que el vecino Brasil se encuentra mejor parado que la Argentina ante esta crisis mundial por un simple motivo: tiene un superávit comercial de 37.000 millones de dólares con China.
Hay otro condimento que agrega adrenalina y complicaciones a todos estos factores exógenos. Se trata de la presión concreta que está ejerciendo Estados Unidos sobre la administración de Macri por las concesiones llamativas que otorgó la Argentina al mercado, los militares y el Estado chino.
El avance de China en la región y en particular en la Argentina preocupa mucho a Estados Unidos y así se lo hicieron saber en varias oportunidades funcionarios de Trump a sus pares argentinos en los dos últimos años.
La última muestra de ese malestar de Washington lo percibió en carne propia el presidente provisional del Senado Federico Pinedo, quien la semana pasada viajó con un grupo de legisladores argentinos a Estados Unidos. En las entrevistas que allí mantuvieron con sus pares norteamericanos o con varios think thank surgió el tema de la estación espacial de China en Neuquén, las concesiones en energía nuclear y el avance en el campo de la energía convencional.
La batalla de Trump y XI excede horizontes. Por lo pronto, en el Gobierno advertían anoche que habrá que seguir día a día lo que ocurra en los mercados y en el flujo comercial para evaluar con certeza los daños colaterales de la guerra comercial más grande que existe en las últimas décadas.