Potencian los bosques del Delta con una receta neocelandesa

Los pastos que crecen bajo las plantaciones forestales son muy escasos en invierno. Como alternativa a esta situación, los productores isleños siembran cultivos forrajeros anuales, o verdeos, bajo el monte forestal, con resultados muy variables.
El Delta del Paraná es una región que se destacó por actividades agrícolas como el cultivo de frutas, hortalizas y mimbre. Desde hace algunas décadas, la producción principal es la forestación con sauces y álamos. En la actualidad, los productores isleños buscan combinar la silvicultura —es decir, el cultivo, cuidado y explotación de montes forestales— con la ganadería. Sin embargo, la sombra que producen los árboles de las plantaciones adultas reduce la disponibilidad de pastos y restringe la cantidad de animales que los campos pueden sostener. En este marco, una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) logró duplicar la oferta anual de forraje al incorporar pasto ovillo a esos pastizales. Esto posibilitaría elevar notablemente el número de animales en los establecimientos.
“En el Delta del Paraná se puede desarrollar de forma óptima la ganadería porque sus pastizales son muy productivos. Pero los pastos que crecen bajo las plantaciones forestales son muy escasos en invierno. Como alternativa a esta situación, los productores isleños siembran cultivos forrajeros anuales, o verdeos, bajo el monte forestal, con resultados muy variables”, explicó Patricia Cornaglia, docente de la Cátedra de Forrajicultura de la FAUBA.

El Delta fue una de las zonas en donde se fomenta que se combine la ganadería con la silvicultura.
“Ante esta situación, probamos enriquecer la cubierta vegetal con pasto ovillo —Dactylis glomerata—, una gramínea perenne que tolera la sombra y que crece en otoño, inverno y primavera. Lo agregamos en plantaciones forestales que presentaban muy baja cobertura en su estrato más bajo. Logramos una productividad anual de 2000 kilos por hectárea, un número más que interesante comparado con los 1200 kg que alcanzamos sin pasto ovillo. Disponer de buen forraje en verano y en invierno es alentador para combinar la ganadería con la forestación en la isla; es decir, la producción silvopastoril”, resaltó la investigadora a partir de los resultados del estudio publicado en la revista Agroforestry Systems.