Las madres llegan a la Corte y pueden volver a cultivar cannabis
El reclamo del grupo “Madres que se plantan” destinado a llevar adelante el autocultivo y producción de aceite de cannabis para sus hijos llegará a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. La decisión fue tomada en las últimas horas y por unanimidad por la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario, que habilitó el recurso extraordinario presentado en junio pasado por las seis mujeres amparistas y será la encargada de elevar la causa al máximo tribunal. Además, esta decisión permite a ellas volver a cultivar y producir el aceite que, con el acompañamiento de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacia de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y de la Asociación de Usuarios y Profesionales para el Abordaje del Cannabis (Aupac), suministran a sus hijos para tratar diferentes afecciones. Así lo confirmó ayer la abogada y concejala por Ciudad Futura, Jésica Pellegrini, y señaló que “eso es lo fundamental para ellas, pero sobre todo para los niños y las familias”.
La pelea de las madres ante la Justicia viene llevándose desde hace tiempo para que les permitan continuar con la producción de aceite de cannabis y el autocultivo con fines medicinales para sus hijos, quienes sufren afecciones neurológicas y no encontraron respuestas ni buenos resultados en la medicina tradicional.
La situación que tiene en Rosario a seis madres que llevaron su reclamo a la Justicia y allí dan esa batalla no es exclusiva de la ciudad ni de la provincia, ya que se replica en muchos otros casos en diferentes distritos del país, como Río Negro y Santa Cruz, donde hay también hay presentaciones judiciales de madres pugnando por llegar a la Corte para seguir garantizando el tratamiento a sus hijos.
Aval histórico
En ese marco y en un fallo histórico de primera instancia, la jueza Sylvia Aramberri había avalado en Rosario el autocultivo de cannabis con fines terapéuticos y la producción de los aceites por parte de estas mamás, siempre con el acompañamiento del Estado y de profesionales a través de la Facultad de Bioquímica, que lleva adelante los testeos de los aceites elaborados, y de la Aupac.
Sin embargo, el Estado nacional apeló esa medida y en un fallo dividido en segunda instancia, los jueces Aníbal Pineda y Elida Isabel Vida —diferente fue la posición de Fernando Lorenzo Barbará— volvieron el proceso a foja cero.
Entre los argumentos, señalaron que se trataba de “un remedio casero” que se suministraba a “menores” desconociendo el proceso que las mujeres venían llevando adelante con los profesionales y con la Universidad.
Pero sobre todo, “sin mantener ningún tipo de contacto con las madres en el proceso y desconociendo los avances que los chicos habían tenido, y que para muchos significaban nada menos que obtener su escolarización, actividades sociales y mejoras motrices”, había indicado la abogada en ese momento.
Cámara Federal
Ante el revés, las mujeres insistieron y presentaron ante la misma Cámara Federal un recurso extraordinario reclamando llevar la discusión al máximo tribunal de Justicia del país.
Esa presentación fue ahora admitida por todos los integrantes en forma unánime y deja en manos de la Corte la posibilidad de mantener, o no, el fallo que en primera instancia había emitido la jueza Aramberri.
Y más aún, en lo inmediato, según confirmó la abogada, les permite continuar con el autocultivo y el suministro del aceite a sus hijos con el acompañamiento de los profesionales.
“Esto es central porque, al admitir el fallo, la Cámara lo eleva a la Corte y vuelve a poner en vigencia el fallo de Aramberri hasta tanto se defina”, explicó Pellegrini, quien destacó “la tranquilidad de todo el grupo familiar porque suspender los tratamientos implica efectos negativos inmediatos para los niños y para las mamás, quienes tienen que volver a transitar por la medicina tradicional donde no tuvieron buenos resultados, e incluso en muchos casos tuvieron graves consecuencias”.