Con viento a favor tras ganar las PASO y el objetivo de apuntalar a la fórmula que peleará por la Gobernación, el candidato presidencial por el Frente de Todos, Alberto Fernández, pasó este jueves por Mendoza, donde el kirchnerismo se ha convertido en una amenaza para el radicalismo: promete no descansar y sueña con dar el batacazo en los comicios provinciales del 29 de septiembre.

Por eso, Fernández dio un fuerte aval a la senadora nacional Anabel Fernández Sagasti, la elegida por Cristina Kirchner para arrebatarle el sillón de San Martín al radicalismo local, y cargó contra la gestión macrista, por la «debilidad» demostrada con las decisiones poselectorales y por pedirle «responsabilidad» con el rumbo nacional hasta octubre.

«La Argentina no soporta medidas solo para ganar una elección, que le cuesta remontar. No es que apoyo a los gobernadores en su reclamo, pero tienen razón», indicó Fernández, luego de las quejas de las provincias justicialistas por el impacto fiscal de las medidas dispuestas por la Nación.

También reclamó cambios de fondo en el reparto de los fondos públicos. «El sistema federal en Argentina no funciona. Si hay que cambiarla la ley de coparticipación, será una decisión conjunta con los gobernadores», indicó, según La Nación.

Asimismo, al analizar el rol del radicalismo en la coalición oficialista y el pedido para que acompañe a la actual gestión, en medio de los cimbronazos del mercado, expresó tajante: «No entiendo a Alfredo Cornejo -titular de la UCR-, creo que está irritado por el resultado. Pero, el presidente es Mauricio Macri y él decide. Yo sólo soy un candidato. Querer atribuirle responsabilidad a un candidato a presidente en la conducción del Estado habla muy mal de ellos, dejan al descubierto la debilidad. Deben fortalecerse para terminar el mandato», resaltó.

Respaldo provincial

La última vez que Alberto Fernández pasó por la provincia fue el 5 de julio, un mes antes de las PASO, que le dieron el triunfo también en Mendoza sobre Macri, por más de 37.000 votos. En esa visita se mostró junto a Sagasti, quien en junio había vencido dentro del peronismo, en las PASO provinciales, al intendente de Maipú, Alejandro Bermejo, hoy segundo candidato a diputado.

La primera en la lista fue elegida por Sagasti: Marisa Uceda, quien superó en las PASO nacionales al gobernador Cornejo por un punto de diferencia, unos 12.000 votos.

«Con Anabel soñamos el mismo país, podemos trabajar codo a codo para que Mendoza esté mejor. Tenemos grandes expectativas. Es una gran dirigente política, con mucha moderación y firmeza. Ella también gobierna, siendo senadora y discute a la par nuestra. A veces es mejor no tener la experiencia de la política o de haber jugado en un gobierno del que después se arrepienten», expresó Alberto Fernández, en clara alusión a Cornejo y su delfín.

Fernández busca dar la sorpresa en los comicios provinciales. De ahí, la estrategia de nacionalizar la campaña local, con la impronta kirchnerista, pero con un candidato presidencial «más moderado», reconocen en el PJ. El objetivo es vencer al elegido por Cornejo, que fue el más votado en las primarias: el intendente radical de la Capital, Rodolfo Suárez.

Fernández defendió a su candidata en la provincia, que fue cuestionada por su contrincante, Suárez, cuando ella dijo que si llega a la gobernación será «socia de los empresarios».

«El Estado tiene que asociarse con los empresarios, para poder dar las condiciones y generar trabajo; hay que asociarse a los que producen. No sentimos vergüenza por decirlo. Garantizamos que los que produzcan inviertan, y luego tengan también trabajo aquellos que lo han perdido», advirtió.

«El rol del Estado es de árbitro, de fijar condiciones y sostenerlas, no cambiarla cada 10 días. Los han confundido los resultados y les pido que vuelvan a recuperar la sensatez», indicó.