La final de la Copa Libertadores entre River y Flamengo no cambia de sede: será en Chile, pese a las fuertes protestas sociales que se viven desde hace más de una semana. El interés de Conmebol de realizar el partido en Santiago quedó oficializado tras el anuncio de Cecilia Pérez, ministra de Deportes, del país trasandino.
«Hay una firme voluntad y compromiso de que se realice la final de la Copa Libertadores en nuestro país», señaló la funcionaria.
Además indicó, que «el Ministerio del Interior coordinará las medidas para que el partido se juegue» y ratificó que el Gobierno chileno y la Conmebol «estan en conversaciones permanentes» para llevar adelante la final.
El anuncio llega en medio de medidas totalmente contrapuestas: la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) de Chile ayer anunció la suspensión de la próxima jornada del campeonato local a causa de las protestas y este miércoles el presidente chileno Sebastián Piñera comunicó la cancelación de las cumbres del clima que se iban a celebrar en noviembre y diciembre.
Conmebol habilitó en las últimas horas la venta de entradas para este partido: hay 12500 tickets para los hinchas de Flamengo y un número similar de localidades para los simpatizantes de River, que a principios de semana hicieron su reserva.