Los Lakers y su primer partido tras la muerte de Kobe Bryant: el homenaje que enmudeció al mundo
En una noche cargada de emociones, el equipo angelino despidió a una de sus leyendas. LeBron James, su gran amigo, no pudo contener las lágrimas: «Era un hermano para mí».
La muerte de Kobe Bryant estremeció a todo el mundo. El deporte quedó sumido en un estado tal de tristeza que en todos los rincones del planeta hubo homenajes en recuerdo al legendario jugador de la NBA. Los Angeles Lakers, equipo donde se hizo gigante a lo largo de 20 temporadas, volvieron a jugar tras el accidente del domingo. Fue una noche cargada de emociones, en un duelo ante Portland Trail Blazers.
El martes, los Lakers tenían que jugar ante Los Angeles Clippers, pero ese partido quedó postergado. Habían pasado muy pocas horas desde el accidente aéreo en el que murieron nueve personas (entre ellas Bryant y su hija Gianna), por lo que desde la organización decidieron poner una pausa. Pero durante este viernes por la noche, el equipo se reencontró con su gente.
Los jugadores salieron con camisetas de Kobe. En cada una de las butacas principales había remeras de Bryant para los simpatizantes. En las ubicaciones en las que solían sentarse Kobe y su hija Gianna hubo dos: una de los Lakers y otra del equipo del Mamba Academy, club que él mismo fundó. Sobre los asientos, además, hubo dos ramos de flores. Cientos de seguidores del equipo se largaron a llorar.
Afuera del estadio, los seguidores dejaron cartas, flores y fotos de Bryant. Desde el mismo domingo del accidente, las personas comenzaron a dejar ofrendas para uno de los jugadores más extraordinarios de la historia de la NBA.
En las últimas horas, LeBron James se hizo un tatuaje para homenajear a su gran amigo. Antes del partido, rompió en llanto durante el himno de los Estados Unidos. Luego dijo algunas palabras. «Kobe era un hermano para mí», detalló, ante la emoción del público.
El helicóptero en el que viajaba Bryant, su hija Gianna de 13 años y otras siete personas se precipitó el domingo por la mañana sobre las colinas cercanas a Calabasas.Bryant, de 41 años, viajaba desde el condado de Orange, donde vivía, hasta su academia deportiva Mamba en Thousand Oaks, donde su hija iba a jugar un partido de básquet.
La noticia de su muerte consternó al mundo entero, comenzando por sus propios vecinos de Los Angeles que lo vieron jugar por 20 años. La investigación para determinar la causa del incidente continúa.
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