Santiago Cafiero: «El discurso del odio es utilizado para justificar la violencia o la privación del ejercicio de derechos»
Así lo consideró el jefe de Gabinete, en un artículo publicado en la revista Anfibia. «Lo curioso es que quienes hoy envenenan de odio las pantallas de televisión, los titulares de los periódicos, las redes sociales y los discursos políticos eran ayer nomás los abanderados de la no confrontación», subrayó.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, consideró que existe en Argentina «un discurso de odio que ataca a las mayorías» y señaló que “lo curioso es que quienes hoy envenenan de odio las pantallas de televisión, los titulares de los periódicos, las redes sociales y los discursos políticos eran ayer nomás los abanderados de la no confrontación, de la neutralización del conflicto político”.
En un artículo publicado en la revista digital Anfibia, titulado «Intensidades Peligrosas», el funcionario comenzó citando a la canciller alemana, Angela Merkel, quien sostuvo recientemente que “hay fricciones en nuestra sociedad que nos tienen que inquietar”.
La dirigente se refería a un tipo de discurso público que propaga el odio, el desprecio, que hiere la dignidad de otras personas, y que -según Cafiero- los alemanes no están dispuestos a tolerar en función de la historia que vivieron en el Siglo XX con el nazismo.
“Crece en el mundo y muy particularmente entre nosotros un irracionalismo que no siente pudor por la propia ignorancia, que mediante el golpe de efecto busca la demolición del oponente, de la misma manera que pretende, de hecho o de derecho, eliminar al diferente. Oponentes y diferentes se vuelven la encarnación del mal, seres inferiores, tumores sociales, un auténtico aluvión zoológico predestinado al crimen o al desfalco”, indicó Cafiero.
«El discurso del odio por lo general apunta a minorías. La particularidad de la Argentina es que se ensaña con las mayorías. Por ejemplo, las mujeres. Desde un antifeminismo sutil o desde el más brutal machismo justificador. O los trabajadores, tanto cuando reivindican sus derechos como cuando, precarizados laboralmente, se han visto marginados económica, social, cultural y ahora se pretende que también lo sean políticamente», describió.
En otro pasaje, el Jefe de Gabinete describió: “Ese discurso del odio es utilizado para acosar, segregar, justificar la violencia o la privación del ejercicio de derechos, multiplicando un ambiente de prejuicios e intolerancia que trasciende la palabra y recarga prácticas igualmente hostiles”.
Crece en el mundo y muy particularmente entre nosotros un irracionalismo que no siente pudor por la propia ignorancia, que mediante el golpe de efecto busca la demolición del oponente”
Con respecto a la disputa política, el funcionario subrayó que «oponentes y diferentes se vuelven la encarnación del mal, seres inferiores, tumores sociales, un auténtico aluvión zoológico predestinado al crimen o al desfalco».
Y en ese sentido, enfatizó: «Lo curioso es que quienes hoy envenenan de odio las pantallas de televisión, los titulares de los periódicos, las redes sociales y los discursos políticos eran ayer nomás los abanderados de la no confrontación, de la neutralización del conflicto político, del balsámico lenguaje de la buena onda».
«Al parecer, ya no se trata de la angelical política sin adversario con que se negaba la puja entre diferentes intereses, mediante el simple recurso de directamente negar la existencia de cualquier otro interés que no fuera el propio», recalcó.
“La disputa política es parte del juego democrático. Los y las militantes no le tememos a nuestros detractores. Somos conscientes de que los argentinos y las argentinas no necesitan gobernantes que se victimicen sino que sean capaces de enfrentar la adversidad con coraje y determinación”, reflexionó.
Los y las militantes no le tememos a nuestros detractores. Somos conscientes de que los argentinos y las argentinas no necesitan gobernantes que se victimicen sino que sean capaces de enfrentar la adversidad con coraje y determinación”
Más adelante, el funcionario remitió al filósofo español Miguel de Unamuno, cuando en una oportunidad se refirió a los militares españoles que se habían sublevado contra la República Española al grito de «Viva la Muerte».
“Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho. Me parece inútil pediros que penséis en España”, escribió Cafiero, citando al filósofo.
«El ‘Viva la muerte’ de nuestros mutilados morales consiste, en medio de una pandemia que cuesta horrores controlar, que ha colapsado los más avanzados sistemas de salud del mundo, que librada a sí misma podría acabar con las vidas de cientos de miles de compatriotas, careciendo de la menor noción en la materia su repelente paradoja consiste en negar los conocimientos, juicios, consejos y recomendaciones de nuestros mejores médicos, científicos y científicas tan sólo porque el Presidente las hace suyas, por el mero reflejo de oponerse sistemáticamente, más allá de toda lógica y razón», agregó Cafiero.
«¿Será inútil pedirles que piensen en Argentina, que tengan un poco de amor y piedad por el pueblo argentino?», se preguntó el Jefe de Gabinete, al concluir el artículo.