El subjefe de la Policía de Entre Ríos, José Lauman, se refirió al triple crimen ocurrido el domingo en Paraná, sobre el cual afirmó que “a simple vista” actuó “el sicariato”. En una entrevista en el programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), analizó el episodio del cual no hay antecedentes y aseguró que habían investigado a los narcotraficantes hermanos Barreto. Lauman aseguró que durante la pandemia el narcotráfico se vio perjudicado, como otras actividades económicas, y destacó que la Ley de narcomenudeo afecta no solamente a los perejiles de la actividad delictiva.

 

—¿Cuánto le preocupó lo que pasó el domingo?

—Fue un hecho único en cuanto a su modus operandi, hemos tenido casos muy violentos, ejecuciones históricamente, casos muy sonados como a finales de la década del 90 en la zona de calle Güemes, todos vinculados a esta temática, y este hecho realmente es importante porque  la forma en que se llevó a cabo esto nos llamó poderosamente la atención porque no hay registros por lo menos desde que tengo memoria de una ejecución de esta forma. Muchas víctimas involucradas, una labor muy “eficiente”, llama la atención un hecho de estas características.

—¿Cuán lejos estamos de Rosario? Los hechos graves empezaron de esta manera. Uno de o dos jefes narcos cometen un “error” y la vendetta es esta.

—Nosotros estamos, desde mi visión, lejos de Rosario por muchas situaciones, hasta la ubicación de Rosario, que siempre fue una ciudad nudo en el tránsito, en el centro de la República prácticamente, con un puerto de altamar, con buenas vías de acceso terrestre, autopista, un cinturón industrial muy importante, también mucha gente que vive en cercanías de ese cinturón industrial, muy populosa, un foco de comercio. Usted sabe que el narcotráfico se mueve por las vías del comercio normal, si una sociedad y una ciudad es populosa y es rica en cuanto a sus vínculos comerciales, si el narcotráfico puede ingresar ahí, va a aprovechar también esas vías. Sí un hecho de esas características han pasado en Rosario y lo vimos acá. Creo que la situación de Rosario es distinta a la nuestra, en ese sentido. Estamos lejos todavía de esa situación. Sin embargo por supuesto que este hecho, como todos los homicidios pero especialmente este por la forma cruel y despiadada, por la anticipación, la planificación, llama poderosamente la atención.

—Hubo una tarea logística con apoyo de gente de Paraná.

—Para llevar adelante una operación de esta naturaleza se necesita una estructura de inteligencia, logística, un trabajo sobre la zona y gente obviamente que lo lleve adelante, que no peude ser cualquiera. Por la eficiencia que se llevó adelante no es cualquier persona. Esto por lo que nosotros vemos y se ve a simple vista es un sicariato. Y no cualquiera lleva adelante una maniobra de esta naturaleza, se necesita cierta templanza, hasta cierto temperamento, en buen estado físico para hacer lo que hizo este asesino.

—¿Cuánto de poderío lograron los hermanos Barreto en el último tiempo?

—Ellos integraban uno de los grupos de la ciudad, en su momento hicimos trabajos, hicimos allanamientos, lo que nosotros sabíamos es que integraban o por lo menos estaban dentro de la esfera de las posibilidades del narcotráfico, se movían en ese ambiente.

—Había una primera línea que era Barrientos, Celis, Caudana, que están presos, después una segunda línea ¿y estos dónde se ubican?

—Ellos estaban vinculados a todo esto, por los trabajos de inteligencia que hicimos en su momento, no tenían la capacidad operativa de los que usted mencionó. Así que los podríamos ubicar en ese sector que usted denomina segunda línea.

—¿Y qué pasó con el narcotráfico en tiempos de pandemia? ¿Cuánto perdieron de su poderío de venta y de ingresos?

—La pandemia afectó a la economía y a los comercios legales y el narcotráfico se moviliza sobre esos andenes, sobre las rutas, las vías fluviales, sobre el transporte normal de la mercadería del comercio legal. Utiliza esos circuitos. Con el mayor control, con el menor tránsito, todo lo que caracterizó a la pandemia y la sigue caracterizando, todo eso indudablemente lo afectó también, con faltante de materia prima, de sustancias, entorpecimiento de las vías de comunicación y de traslado de la sustancias. Incluso se veía la disminución de sustancias en la calle, de una calidad muy inferior a la que habitualmente se veía. Lo que nosotros vemos es eso, la pandemia afectó ese comercio. Lo que pasa cuando usted tiene un comercio y no puede pagar a su proveedor. Seguramente le llegará una carta documento, una intimación de pago, se canalizará por las vías de la mediación, en una estructura legal que va a intervenir en ese conflicto entre un deudor y un acreedor en una relación comercial común. Esto no ocurre en una relación de carácter ilegal. ¿Cuáles son los medios de solucionar esos problemas si no es con la Justicia? A través de la ilegalidad también.

—El negocio pudo haber disminuido pero siguió existiendo. Porque además acá hubo mucha gente que estaba cumpliendo condena por narcotráfico en Entre Ríos y quedó en libertad, con domiciliaria, no sé hasta dónde s los controló. Pueden haberse incorporado al negocio.

—Sí, por supuesto, porque la pandemia también afectó esa cuestión, mucha gente que estaba cumpliendo su condena o bajo un proceso judicial quedó en libertad, en su domicilio o cumpliendo en forma parcial su condena o su proceso en áreas que no eran dentro de los institutos penales. Volvieron al territorio. Y uno no puede pecar de nocente, en muchos casos seguramente habrán vuelto a realizar algún tipo de transacción ilegal. Todo ese cóctel seguramente ha determinado que pasen cosas como las que están pasando, o como la que pasó. Pero le reitero, creo que estamos bastante lejos de lo que es Rosario en cuanto a la conflictividad que tienen en este tema.

—¿Ustedes cómo trabajan con el Servicio Penitenciario? Porque se ha visto que muchas causas se han generado pro los negocios que se generaban desde las propias unidades penales. ¿Cómo lo van observando?

—Nosotros las causas que han surgido es justamente porque muchas veces el personal de los institutos penales que en su gran mayoría es personal muy sacrificado, con vocación de servicio, honesto, ellos han colaborado y han aportado la información necesaria para que se desarrolle la investigación. Es una situación muy compleja, y me la imagino porque estoy seguro que no me la dimensiono porque no soy personal penitenciario, alcanzo a imaginar lo que puede ser manejar una unidad penal y ese personal en muchos casos colabora con la investigación. Es una situación complejísima de manejar, es admirable a veces cómo lo hacen, y ellos no tienen ningún problema, si tienen algún personal corrupto dentro de la institución, ellos mismos nos ponen en conocimiento a nosotros para que se desarrolle las investigación pertinente. La relación es muy buena.

—Hubo varios hombres del Servicio Penitenciario que se vieron involucrados como también de la Policía de Entre Ríos.

—Por supuesto. La corrupción en muchos casos no distingue el color del uniforme, ha habido personal de la Policía Federal, de la Gendarmería, de la Policía de Entre Ríos. De todas las fuerzas. Hace a la naturaleza humana a la capacidad de corromper y a la discapacidad de ser corrompido. Pero en general trabajamos bien con todas las fuerzas y colaboramos en ese sentido. Cuando hay un personal corrupto inmediatamente se inician las actuaciones y actuamos con toda la severidad de la Ley. Porque entendemos que la persona que cruza la línea de la ilegalidad para nosotros ya no pertenece más a la fuerza. Inclusive pensamos que tiene una doble culpabilidad en nuestra convicción íntima porque no solamente traiciona a la sociedad a la que se juramentó, sino también a la institución, a sus camaradas y a los hombres y mujeres que la integran.

—¿Cuánto sirvió la Ley de Narcomenudeo?

—Para mí es importantísima. Y sirvió para desmantelar un montón de estructuras, para quitarles la capacidad económica. Muchas veces se dice que se ataca al pequeño narcotraficante y no se va a los grandes. No se entiende que todos no son vasos separados sino que tienen vasos comunicantes, porque el pequeño narcotraficante nutre al gran narcotraficante, el que está en las grandes esferas se vale del pequeño traficante barrial para conseguir y mantener su economía de ilegalidad. Nosotros le quitamos sustento económico al narcotráfico actuando en función del narcomenudeo. Eso tiene que explicarse y entenderse bien. Nos son dos cosas separadas. A veces cuando alguien comenta con la mejor de las intenciones, atacan a los perejiles y se deja de lado al narcotraficante. Pero están íntimamente relacionados.

—Uno lo que ve es que a las fuerzas de seguridad les cuesta avanzar sobre las inversiones que hace el narcotráfico, los negocios paralelos. Acá hubo desarrollos inmobiliarios… ¿Por qué les cuesta tanto atacar eso? Y no sé si hay algún desarrollo inmobiliario de narcos de la provincia de Santa Fe, por ejemplo.

—Son situaciones complejas de investigar, lo que es lavado de activos y todo eso, es utilizado porque generalmente ese tipo de investigaciones primero la Policía por sí sola no la puede realizar, siempre tiene que hacerla bajo la órbita de un mandato judicial, porque los datos que se buscan son datos sensibles, que afectan la propiedad, hasta inclusive la intimidad de las personas en muchos aspectos. Se requiere una orden judicial para ir, por ejemplo, a una cuenta corriente de un banco, a verificar las transacciones de una cuenta a otra, transacciones internacionales, eso exige la participación del Juzgado, donde la Policía ayuda y es el brazo ejecutor de la Justicia, pero los trámites son complejos. Eso es sabido por la gente que está en el narcotráfico y es utilizado. Lo que es negocios inmobiliarios es una de las formas más antiguas de lavar dinero. Se sigue utilizando y es bastante normal. Nosotros hemos tenido una par de investigaciones sobre lavado de dinero y con buenos resultados. Ha habido gente procesada y presa por esta situación.

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