Una herramienta para el autocultivo, la investigación y un uso terapéutico más amplio
La nueva reglamentación avanzó sobre aspectos que habían quedado fuera de la norma anterior: el acceso, la posibilidad de inclusión de otras patologías, la gratuidad, la investigación y la calidad del cannabis, además de promover la producción pública y privada de aceite y otros derivados.
Pacientes, familiares y organizaciones celebraron este año la nueva reglamentación de la Ley de Uso Medicinal del Cannabis que permite el autocultivo, garantiza la provisión para pacientes, fomenta la investigación, y amplía su utilización más allá de la epilepsia refractaria como establecía el decreto N° 738 de 2017.
El proyecto avanzó sobre cinco aspectos centrales de la ley que habían quedado fuera de la reglamentación anterior: el acceso, la posibilidad de inclusión de otras patologías, la gratuidad, la investigación y la calidad.
El decreto N° 883 publicado el 12 de noviembre también promueve la producción pública y privada de aceite y otros derivados.
La nueva reglamentación impulsada por el ministro de Salud, Ginés González García, surgió a partir de la construcción de consensos entre las autoridades sanitarias, las sociedades científicas, los organismos públicos involucrados y las organizaciones no gubernamentales.
En la nueva norma, los pacientes se pueden inscribir en el Registro del Programa de Cannabis (ReProCann) para obtener la autorización de cultivo para sí, a través de un familiar, una tercera persona o una organización civil autorizada.
A diferencia de lo que pasaba con la reglamentación de 2017, que solo contemplaba la epilepsia refractaria, «en el contexto del ReProCann va a haber planteadas otras patologías en base a la evidencia disponible y la indicación médica», explicó a Télam el coordinador del Programa Nacional de Investigación sobre los Usos Medicinales del Cannabis, Marcelo Morante.
Tras conocer la noticia, la presidenta de Mamá Cultiva, Valeria Salech, dijo a Télam que el Gobierno nacional escuchó «el pedido de la sociedad» y vio que la «marihuana no solo no es un flagelo, sino que puede ser una solución para muchas personas».
En la misma línea, el director de la revista THC, Sebastián Basalo, celebró el avance y dijo a esta agencia que «la nueva reglamentación es realmente muy buena ya que garantiza de una vez por todas el acceso al cannabis medicinal».
Basalo agregó que «resuelve el principal problema que había generado la pésima reglamentación que había elaborado en 2017 el Poder Ejecutivo del gobierno anterior, que deliberadamente omitió incluir en la misma cómo las personas pueden acceder al cannabis como medicina, algo contemplado en la ley».
«Es la mejor reglamentación posible para una ley que originalmente es muy limitada y debería ampliarse lo antes posible en vías de promover el desarrollo de una industria que además de mejorar la salud de la gente puede generar muchos puestos de trabajo», afirmó el Fundador del Centro de Estudios de la Cultura Cannábica Argentina.
Basalo explicó que «el autocultivo está criminalizado por la ley de drogas 23.737» y «lo que hizo la ley de Cannabis Medicinal en 2017 fue incluir una excepción legal al permitir ese autocultivo cuando sea con fines terapéuticos a través de la creación de un registro».
Pero aclaró que «posteriormente ese mismo año, al reglamentar la ley, el Gobierno no incluyó la especificación de cómo llevar adelante ese registro por lo que no hizo efectiva esa habilitación al autocultivo cuando es con fines medicinales, por lo que el autocultivo siguió abiertamente criminalizado sin excepciones».
En referencia a la producción, Morante describió que «el objetivo es potenciar a la producción regional y la realizada en los laboratorios públicos nucleados en la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap)» y aclaró los productores privados podrán hacerlo realizando los debidos procesos de registración.
En este contexto, Jujuy se convirtió en la primera provincia en producir aceite de cannabis para uso medicinal como resultado de su plan piloto y proyecta en 2021 producir sobre 35 hectáreas en terrenos de la finca El Pongo, en el sur del distrito, según informaron las autoridades en los primeros días de diciembre.
Los primeros lotes de aceite en producción serán sometidos a los controles de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), lo que durará entre tres y seis meses, y luego se podrá comenzar el proceso de envío a hospitales públicos y farmacias de la provincia y del país.
El Laboratorio de Investigación, Desarrollo e Innovación de la empresa Cannava cuenta con una superficie de 218 metros cuadrados y fue construido sobre una estructura existente.
Luego de la nueva reglamentación, la Legislatura porteña aprobó por unanimidad una ley que regula el uso medicinal del cannabis en la Ciudad de Buenos Aires.
Neuquén también aprobó la ley de adhesión, y dispuso que se incluya en el Sistema Público de Salud provincial la atención de pacientes que requieran estos tratamientos.
En el mismo sentido, se pronunciaron las legislaturas de Chubut, Río Negro, Salta, en tanto que el Concejo Deliberante del partido bonaerense de Bahía Blanca aprobó un proyecto de ordenanza que crea el Programa de Acceso Seguro al Cannabis Medicinal.
Por su parte, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires envió a la legislatura un proyecto de ley que autoriza el autocultivo para uso medicinal, e incorpora el aceite como modalidad terapéutica en todas las instituciones de salud públicas y privadas de la provincia.
Pablo Fazio, presidente de la Cámara Argentina de Cannabis (Argencann), sostuvo que la medida «le abre las puertas al conjunto de la población para encontrar un producto seguro».
«Con este nuevo marco reglamentario -explicó- la gente va a poder ir libremente a una farmacia, con una receta de un médico por una cantidad de patologías que no necesariamente tengan que ver únicamente con la epilepsia, sino que el cannabis vino a dar solución a una serie de cuestiones médicas que la medicina tradicional no estaba resolviendo».