Según la hipótesis del fiscal, la ideóloga del crimen fue la ex esposa del gendarme. Y participaron del encubrimiento su hijo y dos amigos. En la audiencia imputativa se conocieron detalles de cómo mataron a Gustavo Elorrieta.
El segundo comandante de Gendarmería Nacional Gustavo Alberto Elorrieta, un hombre de 1.98 metro de altura y 130 kilos de peso, fue asesinado la noche del domingo 10 de julio pocas horas después de llegar a la casa de su familia en Larrea al 1200, en el barrio Villa Flores de Roldán. Según expusieron este martes en la audiencia imputativa los fiscales Adrián Spelta y Gastón Ávila, al uniformado de 42 años primero lo drogaron con una sustancia que podría ser ketamina (un poderoso analgésico para caballos) y luego lo mataron con al menos cuatro golpes asestados con una maza de obra en la cabeza. Para concretarlo, dijeron, el hombre seguramente debió ser primero reducido o estar dormido ya que por su contextura física era poco factible de dominar.

Según la hipótesis fiscal, la ideóloga del crimen fue Mercedes E.F., de 47 años y ex esposa del gendarme. Pero del crimen y su encubrimiento también participaron Alex Miguel Jesús G., de 18 años, allegado al hijo mayor de la víctima; y Mario Luis F., de 26 años y amigo de la esposa de Elorrieta y de su hijo. ¿El móvil? Despecho a partir de que el gendarme dejó a Mercedes para formar una nueva pareja con una camarada de armas en la provincia de Buenos Aires.

En ese marco, los fiscales acusaron al trío de adultos por el delito de homicidio doloso triplemente calificado por el vínculo, la alevosía y el concurso premeditado de cuatro personas. Una calificación que tiene como pena en expectativa la prisión perpetua. Después de tres horas de audiencia la jueza Valeria Pedrana dio por válida la imputación y dictó para el trío la prisión preventiva por el plazo de ley, es decir al menos dos años.

Por su parte, la defensora pública Marianela Di Ponte, quien representó a los tres acusados, pidió para ellos la libertad bajo el pago de una caución de 50 mil pesos al entender que se los acusaba en base a indicios y que aún faltan procesar una serie de pericias, entre ellas algunos exámenes patológicos sobre elementos secuestrados, entre ellos la maza supuestamente usada para cometer el crimen, cuyos resultados comenzarán a estar a partir del viernes. Mucho del planteo de la defensa estuvo basado en las expectativas respecto a la indagatoria que aún no se le pudo realizar a Alex, el hijo de 17 años de Elorrieta, quien está a disposición de la jueza de Menores María del Carmen Musa.

En la audiencia de ayer ninguno de los acusados quiso hacer uso de su derecho a declarar. Algo que si hizo, convocada por la fiscalía, Stella Maris Elorrieta, hermana de la víctima. Angustiada, pero con firmeza, la mujer anotició a la jueza Valeria Pedrana que quiere la tenencia de su sobrina de 12 años, hija de su hermano, al menos hasta que se resuelva el proceso penal que tiene en prisión a la madre de la pequeña.

“Ella es lo único que nos quedó de mi hermano. Ella merece criarse en una familia que la ame y le de amor. Ella tiene autismo. Yo soy docente. Tengo un trabajo con la que la puedo mantener. Podría vivir con nosotros en Monte Caseros (Corrientes). Ella tiene la edad de mi hijo más pequeño. Estaría cerca de su abuelo, que enviudó hace 15 días. Yo he trabajado con niños con autismo y se como tratarlos. Ya me han entrevistado desde la Secretaria de Derechos de Niñez, Adolescencia y Familia en Roldán”, explicó la mujer. Ante ello la jueza le advirtió que nada se podría resolver respecto a ese pedido en la audiencia que se desarrollaba.

Historia macabra

El viernes pasado, alrededor de las 16.50, cuando efectivos de la Dirección de Homicidios de la Agencia de investigación Criminal (AIC) hallaron en cuerpo del segundo comandante Elorrieta en el aljibe de un casco de estancia abandonado, comenzó a salir a la luz una historia de horror. Macabra. Un thriller de suspenso, pero a la criolla.

Cuando Elorrieta llegó a la que fuera su casa en Roldán, el domingo 10 de julio pasado, hacía algo más de un mes que se había separado de la madre de sus hijos. El hombre estaba desde febrero pasado realizando un curso de ascenso en la Escuela de Gendarmería Nacional en la localidad de Ciudad Evita, en Buenos Aires. Allí, desde abril, Elorrieta entabló una relación sentimental con una camarada de armas.

Para los fiscales, desde el momento en que Elorrieta se fue de la casa de Roldán, su ex pareja comenzó a elucubrar un plan criminal para matarlo. Según el relato de la acusación, la mujer sembró odio hacia su padre en su hijo de 17 años para concretar ese plan y se recostó en algunos de sus amigos: un pibe de 18 años y un joven de 26.

“Cuando escuché que querían matarlo (a Elorrieta) pensé que era un chiste”, declaró una de las testigos clave del caso, novia de uno de los acusados y embarazada de seis meses. Siempre según la hipótesis fiscal, Mercedes encontró en Mario Luis F. un aliado. “Para mí, mientras más participen mejor”, habría comentado la mujer a los amigos de su hijo. “Quiero matarlo. No lo quiero más en esta casa”, habría sido el grito de batalla de la ex esposa del gendarme ante los muchachos. Y para convencerlos, les dijo a los amigos de Alex les dijo que Elorrieta violaba a su hijo desde los 4 años. A un remisero, que terminó siendo un testigo importante en la reconstrucción del caso, la mujer le dijo que su ex marido era parte de un grupo de tareas que mataba gente. Para sostener esas acusaciones, la defensa de Mercedes se amparó en que la mujer tomaba medicación psiquiátrica sin prescripción médica.

Luego de que mataron a Elorrieta, de acuerdo a lo que pudieron reconstruir los pesquisas, le envolvieron la cabeza con papel film, lo cubrieron con una frazada y lo ataron desde el cuello hasta las piernas. Tras ello lo colocaron en el baúl del auto de la víctima, el Volkswagen Bora en el que había llegado desde Buenos Aires a Roldán para visitar a sus hijos. Posteriormente limpiaron la escena criminal y colocaron todo lo utilizado en diferentes bolsas, las que también colocaron en el baúl del auto en el que fueron a descartar el cuerpo.

Siguiendo el relato fiscal hubo un hecho que pudo ser la bisagra entre un crimen perfecto y lo que finalmente ocurrió. Tras dejar el cadáver en el fondo del aljibe de una estancia abandonada, el hijo de Elorrieta junto a Alex Miguel Jesús G. y Mario Luis F. circularon en el Bora gris con otro pibe de 17 años, apodado “Chano” al volante. Este adolescente terminó declarando en el caso como partícipe colaborador.

El choque
Pero a unos 700 metros del monte donde está el casco abandonado de la estancia donde quedó el cuerpo de Elorrieta, en el cruce de Camino de los Gauchos y Camino de los Vascos, chocaron por impericia. A partir de ese accidente al menos tres de los cuatro muchachos debieron recibir atención médica. El incidente fue reportado desde el Samco a la comisaría 6ª de Roldán. Incluso se notificó que el hijo del gendarme debió ser trasladado al Hospital Centenario de Rosario.

En el baúl del auto accidentado y abandonado quedaron varias bolsas con pruebas del crimen: ropa ensangrentada, guantes de látex, rollos de film con el que envolvieron la cabeza partida a golpes de Elorrieta, jeringas (una de ellas con una sustancia que está siendo peritada para determinar si es ketamina), una maza de obra ensangrentada y el DNI del hijo del gendarme. Por cuerda separada, la ex esposa del gendarme contrató a un remisero que en varios días la transportó mientras la mujer dejaba bolsas de consorcio en distintos volquetes de la ciudad.

La familia de Elorrieta en Roldán nunca hizo una denuncia de averiguación de paradero por su desaparición y tampoco por el choque del VW Bora gris. La primera constancia de la desaparición del gendarme la dieron sus camaradas de armas a partir de que no regresó a realizar el curso el pasado 25 de julio. En la casa y en el baúl del auto quedaron rastros de sangre que fueron develados a partir de pruebas de Luminol, una sustancia química que toma brillo cuando entra en contacto con sangre aún en lugares que hayan sido higienizados.

Si bien no era menester de la audiencia realizada ayer el rol que le cupo al hijo de 17 años de Elorrieta, los fiscales entienden que participó del plan criminal que terminó con la vida de su padre. “La verdad es que estoy destrozada por lo que escuché acá. Mi hermano sólo quería lo mejor para sus hijos. Jamás hizo nada en contra de ellos. Los amaba. Mi hermano me contaba que había momentos en que tenía miedo por las reacciones de Mercedes, por lo que ella fuera capaz de hacer. Los que lo conocieron saben que mi hermano era una buena persona”, explicó Stella Maris. Finalmente, la jueza Pedrana comenzó a resolver y desgranando la acusación le dio la derecha a los fiscales y dictó a los tres acusados la prisión preventiva por el plazo de ley. (La Capital)