Este martes, desde las 11 de la mañana, el gobierno nacional tendrá la primera parada en el camino que debe recorrer para sancionar el Presupuesto 2023. Ese día el proyecto, que fue presentado por Sergio Massa la semana pasada, comenzará a debatirse en la comisión de Hacienda y Presupuesto de la Cámara de Diputados.

Para lo que le queda al año político, que finalizará con el comienzo del Mundial de Qatar el 20 de noviembre, lograr sancionar el Presupuesto es uno de los objetivos centrales que tiene la Casa Rosada por delante. No solo es clave para la proyección económica del año próximo, sino también para dar una señal de estabilidad al FMI.

En el comienzo del debate en comisión estarán los ministros Jaime Perzcyk (Educación) y Daniel Filmus (Ciencia, Tecnología e Innovación). También hablarán el ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié, y los secretarios del ministerio de Economía, Flavia Royón (Energía), José de Mendiguren (Producción) y Juan José Bahillo (Agricultura). A esa lista se agregan los titulares de CAMMESA y ENARSA, Sebastián Bonetto y Agustín Gerez.

Salvo el cortocircuito que hubo entre Massa y la diputada de la izquierda Romina Del Plá por el conflicto salarial del Sindicato del Neumático, la presentación del proyecto transcurrió en buenos términos. Para el oficialismo esa fue una buena señal de inicio. Están expectantes para ver el comportamiento de la oposición con la que transitan, en esta instancia del año, una la relación tirante.

Pero también hubo señales que encendieron algunas alarmas. El último sábado la titular de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, encabezó un plenario de la fuerza política y se refirió al proyecto de ley. “El Presupuesto es una trampa. Hay mucha manipulación en el manejo de los números”, sentenció.

En el peronismo miran de reojo el accionar de Mauricio Macri. Sus posturas públicas y sus pedidos. El ex presidente viene marcando una línea discursiva muy dura respecto al Gobierno y no descartan que pueda poner piedras en el camino para lograr la media sanción en la Cámara baja.

El oficialismo apura el tratamiento y pretende que en las próximas dos semanas el texto logre el consenso necesario y no quede estancado en el debate pomposo y duro que tendrán con la oposición. No quieren que vuelva a ocurrir lo del año pasado, cuando llegaron al tratamiento en el recinto con los votos muy justos y con poco margen de negociación con las bancadas opositoras.

Fue un escenario complejo que terminó partiéndose por un discurso de Máximo Kirchner, en ese entonces presidente de la bancada oficialista, y una interna desconcertante en Juntos por el Cambio, donde no actuaron en conjunto y terminaron dejando al Gobierno sin presupuesto.

Uno de los temas centrales que marcará el pulso en la relación con la oposición son las PASO. Su realización o su suspensión. Es, sin lugar a dudas, el punto actual de conflicto entre el oficialismo y la oposición. En el presupuesto que comenzará a tratarse están proyectadas las elecciones primarias, pero ese no es un dato que modifique la enorme desconfianza que hay en Juntos por el Cambio sobre el tema.

Durante esta semana la concreción de las PASO volverá a estar en agenda. La oposición ya no sospecha que el Frente de Todos las quiere sacar, están seguros que avanzarán detrás del proyecto de ley que presentó el diputado rionegrino Luis Di Giacomo. Aunque, por lo bajo, advierten que están al límite con los votos y que la voluntad de hacerlo podría caerse antes de llegar al recinto.

Lo cierto es que no hay un consenso mayoritario para cambiar las reglas del juego. Y ese poco margen hace ruido en algunos sectores del Frente de Todos, que consideran inviable avanzar sobre una modificación del cronograma electoral cuando faltan pocos meses para que se realicen las elecciones.

Esa batalla hace unas semanas que empezó a darla la Liga de Gobernadores, el sector del Frente de Todos que empuja con más decisión la derogación del mecanismo electoral. La incertidumbre permanece flotando porque el kirchnerismo aún no ha dado señales claras y es un bloque clave para lograr juntar una mayoría en el recinto de Diputados. Falta la palabra de Cristina Kirchner.

Las elecciones primarias no serán el único tema de la agenda política del oficialismo en los próximos días. También aparecerá este lunes el primer impacto de la elección presidencial de Brasil, que ayer Lula Da Silva ganó por cuatro puntos y que debe definirse en un balotaje que enfrentará al candidato del PT con el actual Jefe de Estado, Jair Bolsonaro.

El oficialismo anhela un triunfo de Lula que impacte de lleno en el escenario político argentino. Que genere mejores condiciones para que el Gobierno, concentrado sobre la figura de Cristina Kirchner, pueda ser competitivo en las elecciones del año que viene. Que se genere un efecto contagio en Sudamérica y que los candidatos de derecha queden en el camino.

La elección de ayer fue muy justa, teniendo en cuenta lo que marcaban las encuestas respecto al duelo entre Lula y Bolsonaro. Los trabajos de consultoría arrojaban un triunfo del candidato opositor por un margen superior al que obtuvo. Por eso los comicios están lejos de estar cerrados y el camino hacia el balotaje será extremadamente duro.