Heinze vuelve a dirigir: el curso que hizo para controlar su ira tras el conflicto que lo expulsó de la MLS
El Gringo tiene una fuerte personalidad que quedó expuesta en sus pasos por Godoy Cruz, Argentinos Juniors, Vélez y Atlanta United, donde fue echado por maltratar a los jugadores.
Gabriel Heinze es el nuevo entrenador de Newell’s y le da forma a un regreso muy importante en el fútbol argentino. La expectativa ahora en Rosario es grande, porque el Gringo supo formar grandes equipos en Argentinos Juniors y Vélez, imponiendo su estilo ofensivo pese a no contar con figuras rutilantes. Las formas por sobre todo. Pero también será su primera experiencia luego del polémico paso por el Atlanta United de los Estados Unidos, club del que fue echado en polémicas circunstancias.
El Gringo llegaba al fútbol de los Estados Unidos y generaba mucha curiosidad. En los Estados Unidos tenían muy buenas referencias de su trabajo hecho en el fútbol argentino. A los dirigentes les interesaba que pudiera potenciar juveniles, un aspecto que ese país busca mejorar para de a poco ser potencia a nivel mundial y ser protagonistas en los distintos torneos.
Heinze había demostrado en Godoy Cruz, Argentinos Juniors y Vélez un carácter fuerte para manejar los grupos, dirigir los partidos e incluso en el día a día con los directivos y los periodista que cubrían esos equipos. Lo que no se esperaba era que el entrenador sea echado por la MLS seis meses después de su llegada al Atlanta en medio de fuertes acusaciones de sus futbolistas por maltratos.
Según publicó Fox Sports Estados Unidos en 2021, el entrenador argentino llegó a limitar la cantidad de agua que los jugadores podían beber durante los entrenamientos de pretemporada, provocando una enojosa situación y la intervención de los médicos del club ante semejante medida. También recortó el tiempo libre de sus futbolistas, medida que generó rechazo en el plantel.
Heinze tomó un camino que no era el habitual en Estados Unidos: apenas hablaba con sus jugadores, utilizaba intermediarios de su cuerpo técnico y las informaciones marcan que tampoco se interesó demasiado en mantener una buena relación con el staff fijo del Atlanta United. La situación se hizo tensa y muchos jugadores acudieron a la Asociación de jugadores de la MLS para presentar una queja formal por una importante cantidad de violaciones del convenio colectivo. Fue el fin.
“La táctica y el juego son una cosa, pero había muchas otras que estaban pasando de manera cotidiana fuera de la cancha y que agotaban mentalmente a los jugadores”, señalaron fuentes anónimas en una nota firmada por el periodista Doug McIntyre. Y agregaron: “Estos seis meses fueron un infierno”. Además el Gringo se puso a los hinchas en contra luego de haber apartado del plantel al venezolano Josef Martínez, uno de los mejores del equipo.
Su balance fue muy flojo: 17 partidos jugados con cuatro victorias, ocho empates y cinco derrotas.
La familia es su cable a tierra, aunque en todas sus experiencias como entrenador en el fútbol argentino la mantuvo lejos para evitar que el Heinze entrenador chocara contra el Heinze marido y padre. Mientra dirigía a Godoy Cruz, Argentinos y Vélez, su esposa e hijos permanecieron en su casa de Rosario. Por lo que los encuentros eran esporádicos.
“Sé que soy un tipo medio jodido cuando me pongo a trabajar, pero ellos también me pueden ayudar a bajar un poco mis revoluciones. Lo que ya no quiero es que esta profesión me haga perder más cosas, reflexionó a comienzos de 2021 en una entrevista con el diario La Nación, donde marcaba cuáles eran sus intenciones antes de hacerse cargo del Atlanta United.
Y allá fue la familia Heinze. Todos juntos a los Estados Unidos a vivir una experiencia que apenas duraría seis meses.
Según pudo confirmar TN, el Gringo se instaló en Madrid luego de lo ocurrido en el Atlanta United y realizó un curso para controlar su ira e incorporar herramientas para aplicar en las relaciones interpersonales con sus dirigidos y fundamentalmente con la prensa. Para poder socializar con las personas y evitar los cruces e inconvenientes que se le fueron presentando a la hora de dirigir futbolistas. Porque en definitiva él maneja un grupo y debe hacerlo con responsabilidad y altura.
Consultado por el periodista Cristian Grosso sobre su relación con los trabajadores de medios, Heinze fue autocrítico. ¿Sos prejuicioso con la prensa?, fue la consulta. “Sí, y esa es una de las cosas en las que sigo trabajando”, dijo.
Luego agregó: “Muchas veces meto a todos en la misma bolsa y no está bien. Sé que hay chicos que son buenos, pero no siempre los guían bien. Pero yo tengo mi culpa, y lo asumo. Te vas a sorprender con esto: no comparto el procedimiento del VAR, y les tendríamos que preguntar a los relatores qué opinan. Hoy no pueden gritar, no pueden hacer lo que mejor hacen y más les gusta. Yo me corro, lo llevo a lo de ustedes…”
Heinze adopta una de las muy famosas costumbres del fútbol europeo: pesa a los futbolistas todas las mañanas antes de las prácticas. Lo mismo hace Fernando Gago en Racing. El estado físico de sus jugadores es fundamental, que estén listos para salir a la cancha y jugar, rendir en caso de ingreos y necesidad. En Vélez incluso llegó a prohibirles la PlayStation a los futbolistas en plena pretemporada.
Su primera experiencia como entrenador fue en 2015, al frente de Godoy Cruz. Allí empezaron a verse algunas conductas polémicas de Heinze. Una nota publicada por La Capital de Rosario decía: “A Heinze lo miran de reojo en Mendoza” debido a que había ciertos modos que no caían bien entre jugadores, dirigentes y periodistas cuyanos. Toda una señal.
“El periodismo cuyano y el público tombino están molestos con ciertos modos de Gabriel Heinze. Dentro de las entrañas del club bodeguero preguntaron en diálogo con los (comunicadores) rosarinos si el Gringo siempre fue así de complicado para socializar. Su indiferencia y altivez no lo ayudan a generar un ámbito de mejores condiciones laborales, más aún cuando algunos modales son recibidos como falta de respeto”, reza el texto.
En la entrevista con La Nación dijo que para él es muy importante leer y escribir. Una actividad que le permite desconectarse y bajar uno cambios, no pensar y extrañar los días de cuando era futbolista. “Me gusta escribir todo lo que está relacionado con mi vida y mi vida en sí está relacionada con el fútbol. Escribo porque soy expresivo y lo saco por ese lado.
“Todos tenemos esas cosas adentro, y uno no sabe cómo sacarlas. Bueno, yo las escribo”, expresó.
Para Gabriel Heinze es muy difícil perdonar: “Si la confianza se pierde es muy difícil que vuelva. Yo al principio siempre te voy a dar confianza al 100%, ahí sí que no titubeo. Me gusta supervisar todo, saber qué está pasando, gente que trabaje conmigo y me diga qué va o quiere hacer. Pero después los dejo que desarrollen su profesión. La confianza se puede perder…”.
Una característica que marca en gran parte la personalidad de Heinze: le gustan las críticas porque se siente “mejor preparado” para responder y dar la cara.
Juan Sebastián Verón es otro con una fuerte personalidad. Y si choca con Gabriel Heinze las cosas no pueden salir bien. El exentrenador del Manchester United, Alex Ferguson, contó en su autobiografía cómo los argentino estuvieron a punto de pelearse en el vestuario. Increíble pero real.
El DT dijo que la Brujita no tenía “grandes capacidades para comunicarse”. Y reveló que luego de una derrota ante Portsmouth, Heinze intentó pelear con su compatriota.
“El Gringo estaba dispuesto a pegarle”, explicó Ferguson.
Sin embargo Heinze salió a desmentir la versión de su exentrenador. “Me da tristeza que una persona como Ferguson, escuchada en todo el mundo, y respetada dentro y fuera, que diga tonterías. Me da tristeza porque él me dio la oportunidad de jugar en uno de los grandes del mundo. Se lo voy a agradecer todo la vida y le tengo respeto. Que lo diga gente que no mamó lo que es el campo o un vestuario, pero él… me da tristeza”, explicó.
Pocos años después Ferguson dijo que trabajar con futbolistas argentinos fue “realmente difícil” y mencionó a Carlos Tevez, Heinze y Verón.