Comenzó la transición en Economía pero Milei resguarda a su futuro ministro: ¿habrá proyecto de blanqueo?
Federico Sturzenegger, ex presidente del BCRA durante la primera etapa del gobierno de Mauricio Macri, es uno de los nombres que más suena para ocupar el puesto de Sergio Massa a partir del 10 de diciembre.
Distintas áreas del Ministerio de Economía iniciaron este martes reuniones técnicas destinadas a llevar adelante la transición, pero el gran interrogante que persiste es quién será el ministro del área que designará el presidente electo, Javier Milei, en medio de una danza de nombres.
Federico Sturzenegger, ex presidente del Banco Central durante la primera etapa del gobierno de Mauricio Macri, es uno de los nombres que más suenan para desembarcar en lugar de Sergio Massa a partir del 10 de diciembre próximo.
Milei dijo que ya tenía a quién ocupar ese estratégico cargo, pero decidió resguardarlo para, según explicó, evitar que salieran a torpedearlo antes de asumir.
Esa demora en anunciarlo es la principal razón por la que aún no hay fecha de reunión cierta con el ministro saliente y ex candidato presidencial, Sergio Massa, quien luego de amagar con pedir licencia tras la contundente derrota sufrida el domingo último, finalmente resolvió quedarse en el cargo hasta el 10 de diciembre próximo.
Uno de los temas claves que podría empezar a abordar la gestión entrante es un nuevo blanqueo de capitales, clave para mejorar las cuentas de la administración pública.
Este martes, la agenda de Massa en el Ministerio incluyó reuniones de trabajo con Gabriel Rubinstein, Leonardo Madcur y Raúl Rigo, para abordar los detalles de la transición del poder.
Massa también mantuvo encuentros con el secretario de Finanzas, Eduardo Setti, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, para «analizar las cuentas de la provincia de Buenos Aires», según voceros massistas.
Esos encuentros de Massa incluyeron también al gobernador de San Juan, Sergio Uñac, pero no se aclaró la razón de esa reunión.
Agricultura
La administración saliente de la Secretaría de Agricultura tuvo su primera reunión de transición con dirigentes de la Libertad Avanza, en el marco del cambio de gobierno.
El titular del área, Juan José Bahillo, recibió a Fernando Vilella, tras la reunión que el presidente Alberto Fernández y su sucesor Javier Milei mantuvieron esta tarde, para acordar lo mecanismos para el proceso de transición.
Villela, que sería quien asumiría al frente de la Secretaría, estuvo secundado por Pedro Vigneau, productor de Bolívar y presidente de Maizar, y Germán Paats, también productor y titular de la Fundación Barbechando.
Bahillo estuvo acompañado por el actual jefe de Gabinete, Juan Manuel Fernández Arocena, y el subsecretario de Gestión Administrativa, Rosendo Tarsetti.
Infraestructura
En este marco, el jueves habrá encuentros entre funcionarios de las distintas áreas vinculadas con la energía y la minería, con quien será el ministro de Infraestructura del gobierno que viene, Guillermo Ferraro.
Desde el próximo 10 de diciembre, Ferraro liderará un súper ministerio que englobará a Transporte, Obras Públicas, Minería, Energía y Comunicaciones.
«El enfoque que tenemos es que el Estado tiene que reducir su participación en la economía para dar lugar al sector privado. Vamos a orientar e incentivar al sector privado para su inversión», dijo el futuro ministro de Infraestructura.
Estimó que la Argentina «tiene un atraso de más de 20 años en infraestructura», y aseguró que «casi todas las estimaciones para poner en valor la infraestructura, tanto de los organismos multilaterales como de las cámaras del sector, es tan importante en términos de PBI, 15 puntos anuales, que es imposible dedicarle el presupuesto público».
Por ello, sostuvo que el nuevo gobierno libertario avanzará con un modelo de Obra Pública «a la chilena».
El propio Milei repitió este concepto durante la campaña. Según dijo en varias oportunidades, esa idea implica reemplazar el actual sistema de obra pública estatal por un modelo privado. Así, las tareas de infraestructura pasarían a estar en manos del sector privado, el cual tendría un ingreso mínimo garantizado por el Estado.