Recuerdos futuros, la reforma universitaria y los incendiarios
Por Jorge Oscar Daneri (*)
Enamorarse de la Reforma Universitaria era y es una símbolo de la emancipación de nuestros pueblos en Abya Yala toda.
Lo que en estas horas se expone para herir gravemente el financiamiento universitario es un agravio directo al corazón del radicalismo y el socialismo argentino. En verdad, al tercer movimiento histórico frustrado, que no supo compartir escucha, encontrar esos comunes denominadores y así se engendraron estos incendiarios.
Un abogado nepalés exiliado en India compartía una tarde en uno de los jardines de la Universidad Pública de Nueva Delhi durante el 2005: «La universidad pública argentina es para Sudamérica lo que esta Universidad es para Asia del Sur toda, una bienvenida como un refugio para la formación académica de las juventudes de nuestros pueblos».
Asistimos a una miserable visión fronteriza de la Educación, el inicio de su desarticulación hacia su privatización. Política que confronta con el acuerdo social mayor de la Nación ratificado en la reforma Constitucional de 1994 que Miguel Ángel Federik fantásticamente narra en la nota publicada en este mismo medio y se hace de impostergable lectura y reflexión inapelable (1).
Conscientes de la cuasi desaparición de los tribunales de ética de los partidos políticos, la expulsión para con los legisladores que vendan su voto frente a la necesidad de rechazo del veto presidencial, será la condena de total perdida de respeto, consideración y escucha de los pueblos y sus afiliados. Demoledora sentencia cívica, sin duda alguna, para con ellos y este gobierno privatizador de las vidas en todas sus dimensiones.
«Mientras no se triunfe sobre el neoliberalismo será imposible tener un proyecto educativo para el país», afirma Raúl Alfonsín en la clausurar la Semana de la Reforma Universitaria, organizado por la Federación Universitaria Argentina (FUA) para conmemorar los 85 años del movimiento que en 1918 instaló la libertad de cátedra, el cogobierno y la autonomía como pilares de la educación superior.
Alfonsín consideró inevitable el enfrentamiento del pensamiento neoconservador con la Universidad de la Reforma. “Y tenemos que prepararnos para defender con la mayor inteligencia posible esta Universidad de la Reforma porque defender la Reforma es defender la Democracia”.
Los incendiarios
Y no se disocia esta realidad de la destrucción del fondo de financiamiento de la ley de protección de los bosques nativos (selvas, bosques, montes, selvas en galería en las riberas e islas) (2) que se acaba de dictar por Decreto Nacional utilizando las facultades delegadas por la Ley Bases, sancionada por enormes traidores de los unos y los otros, pero especialmente desde la lógica cómplice de los que se rindieron a lo peor de más de lo mismo.
Incendios en toda Sudamérica y en nuestra tierra. Estas decisiones nos pueden ir convirtiendo en un desierto en el alma de nuestros pueblos, vaciando la educación pública y propiciando el descontrol y desfinanciamiento total en la protección y el ejercicio público ético de cuidado, de salvación de los montes, bosques y selvas del país.
La decisión incendiaria, viola la ley de protección de los bosques nativos, el artículo 41 de la Constitución Nacional, el Acuerdo de Escazú, las Convenciones Internacionales de diversidad biológica, adaptación y mitigación del cambio climático, lucha contra la desertificación, protección de los pueblos originarios y las más relevantes y sinérgicas de defensa de los derechos humanos de las presentes y futuras generaciones, como los derechos de aquellos otros seres que sin sus habitas serán víctimas de este ecocidio.
En 1918 fueron los estudiantes reformistas los que abrazaron los espacios públicos de esperanzas. Que ahora lo vuelvan a ser y hacer, junto a los seres de humanas escalas que aún conserven los principios que el Preámbulo de la norma madre del Estado Nación Argentino, nos demanda.
Conmueve Miguel Ángel Federik frente a la violación de la Constitución Nacional: «Desconocer un tratado de paz de esa dignidad y contundencia y sus deliberados consensos previos, es peligroso. Y lo peligroso nunca es bueno.»
Seguiremos adelante con las transiciones en construcción hacia la justicia Ecosocial en los territorios, pueblos y villas, gestando y abrazando nuevos tratados de paz con nosotros mismos, la Pachamama, sus reinos de vida, el árbol de todos, el de la Escuela, del jardín de infantes, el que nos refugiaba en la Facultad, en el patio de las abuelas, los de la plaza del barrio junto a la canchita o la barranca amada contemplando al río pariente del mar.
Ya vendrá un renacimiento de reformas universitarias desde los pueblos hacia la ecología social y política.
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