Alerta por ciclogénesis: “El riesgo reside en la velocidad de su intensificación”
La ciclogénesis es un proceso meteorológico: la formación o intensificación de un sistema de baja presión que, como resultado, genera fuertes vientos y lluvias. Se espera que en las próximas horas impacte en el centro de Argentina.

Una ciclogénesis afectará en las próximas horas la franja central de Argentina y promete convertirse en uno de los eventos de lluvia más importantes que tendrá este invierno 2025.
Esta palabra suena un poco amenazante. “No falta quien lo asocie con ciclones devastadores o tormentas históricas. Pero lo cierto es que la ciclogénesis no es nada extraordinario, sino un proceso normal de la atmósfera, especialmente frecuente en invierno en Argentina”, aseveró la meteoróloga, Cindy Fernández.
Aclaró al respecto que “no estamos hablando de un fenómeno, sino de un proceso”. Precisó que el primer concepto mencionado hace referencia a “algo que vemos o experimentamos directamente: una tormenta con granizo, una nevada, un viento zonda”.
En cambio, “un proceso es la serie de mecanismos o pasos que llevan a que estos fenómenos ocurran. La ciclogénesis es un proceso meteorológico: la formación o intensificación de un sistema de baja presión que, como resultado, genera los fenómenos que observamos, como fuertes vientos y lluvias. En este sentido, un ciclón es el «producto» de la ciclogénesis”.
Formación o intensificación de un ciclón
La palabra combina “ciclo” (de ciclón) y “génesis” (origen). Es, literalmente, la formación o intensificación de un ciclón. Ahora bien, ¿qué es un ciclón?
En meteorología, un ciclón es un sistema de baja presión donde la presión del aire es menor que la de su entorno. Para compensar esta diferencia, el aire de las zonas circundantes, con mayor presión, se desplaza hacia el centro del ciclón. La rotación de la Tierra (efecto Coriolis) hace que este flujo de aire gire en sentido horario en el hemisferio sur. Este movimiento de convergencia y ascenso del aire es lo que genera nubosidad, vientos y, a veces, precipitaciones.

¿Qué impactos tiene en Argentina?
No toda ciclogénesis termina en un temporal devastador. Muchas veces se forman ciclones débiles que apenas generan nubosidad o lluvias moderadas. En otros casos, si el sistema se intensifica, puede provocar temporales de viento, lluvias fuertes o sudestadas.
El verdadero riesgo de una ciclogénesis reside en la velocidad de su intensificación. No es lo mismo un ciclón que se forma gradualmente a lo largo de varios días que uno que se profundiza de forma repentina. Aquí es donde entra en juego un término que a menudo causa alarma: la ciclogénesis explosiva, también conocida en la jerga de los titulares como «bomba meteorológica» o «bombogénesis».
En general, se trata de procesos que los meteorólogos monitorean con anticipación. El Servicio Meteorológico Nacional y otros centros de predicción regional identifican estas situaciones y emiten alertas si hay riesgos concretos.
“Parte del miedo que genera este término tiene que ver con su nombre. Si en lugar de “ciclogénesis” dijéramos simplemente “formación de un centro de baja presión”, probablemente el impacto sería mucho menor”, completó la especialista en Meteored.

Los distintos tipos de ciclones
“Mucha gente escucha la palabra “ciclón” y piensa directamente en huracanes. Y sí, los huracanes son un tipo de ciclón… pero no el único”, aclaró Fernández.
Aunque todos los ciclones se caracterizan por una baja presión, se clasifican según su origen y la energía que los alimenta. Existen cuatro grandes grupos:
Ciclones tropicales:
Se forman sobre mares cálidos de las zonas tropicales. Se alimentan del calor y la humedad del océano, y desaparecen al ingresar a tierra. Son los huracanes del Atlántico y los tifones del Pacífico. Necesitan sí o sí agua templada y mucho calor.
Tienen un ojo bien definido, y próximo a él se encuentran las tormentas y los vientos más intensos. Su tamaño es bien compacto, simétrico, de unos 100 a 300 km aproximadamente y los vientos pueden superar los 200 km/h.
Ciclones extratropicales:
Los más comunes en latitudes medias, como Argentina. Se forman cuando interactúan masas de aire de distintas temperaturas, como el aire frío polar y el aire más cálido y húmedo del norte. Se pueden formar sobre tierra, no tiene ojo, es asimétrico y puede medir más de 1000 km.
Sus vientos afectan una zona muy grande y son mucho más debiles que los de los huracanes, de aproximadamente 100 km/h en casos extremos.
Ciclones subtropicales:
Son un híbrido entre los dos anteriores, con características de ambos. Menos frecuentes y bastante específicos de ciertas regiones.
No hay registros de uno en Argentina, pero sí en Brasil. Suelen recibir nombre, igual que los huracanes.
Mesociclón:
Se forman debido a la presencia de cizalladura vertical del viento, es decir, cambios en la velocidad y/o dirección del viento con la altura. Esta cizalladura puede hacer que una porción de la tormenta comience a rotar.
Si la rotación se intensifica y se extiende verticalmente a través de una parte significativa de la tormenta, se considera un mesociclón. Miden de 2 a 10 km y a veces forman tornados.
En nuestro país, lo que aparece cada tanto es la ciclogénesis extratropical, sobre todo en el Atlántico Sur durante el invierno, y los mesociclones en los meses más cálidos. (Con información de Meteored)
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