El rastro del narco peruano en Entre Ríos: provisión de cocaína y muertes
El avance del narcotráfico peruano en Argentina, en todos los niveles, que se expuso brutalmente en el triple femicidio ocurrido en Buenos Aires, hace varios años que hizo pie en Entre Ríos. Varias causas judiciales y hechos violentos lo demostraron.
Hace más de 25 años que grupos narcos peruanos se radicaron en la Capital Federal. El caso más tristemente célebre es el de Marcos Estrada González, quien hoy cumple una condena de 24 años de prisión. Varios personajes siguieron su recorrido con algunas disputas sobre todo en el territorio del Bajo Flores. Desde allí se provisionan de cocaína muchas de las bandas narco entrerrianas.
Tradicionalmente, los grupos locales tenían y tienen sus líneas de aprovisionamiento desde Paraguay o Misiones, con sus cargamentos que llegan por rutas terrestres o por el río Paraná. Otros tenían sus contactos en Salta o en Bolivia.
En 2016, a los investigadores de la Policía Federal que seguían los movimientos de Gonzalo Caudana les llamó la atención que su línea era inversa: de sur a norte. La cocaína la conseguía en Buenos Aires y llegaba generalmente en colectivos por las rutas nacional 12 o provincial 11. En aquella causa, Caudana cayó detenido en la ruta 18 llevando 11 kilos de cocaína a Concordia.
En su segunda condena, tras ser detenido en 2009, hubo una investigación previa que descubrió que Caudana ya tenía a su proveedor que era de nacionalidad peruana. Uno de los detenidos era de nacionalidad boliviana, quien cayó al bajarse de un colectivo con la droga.
Esta modalidad de provisionamiento de cocaína se afianzó al año siguiente y se volvió a confirmar en 2018, cuando se hicieron los allanamientos a la banda de Daniel “Tavi” Celis en la causa que se denominó Narcomunicipio. En la propiedad del jefe narco se encontraba Wilber Figueroa Lagos, un peruano enviado por el jefe de la banda radicada en Avellaneda, liderada por otro joven de su misma nacionalidad, Johan Edgardo Arias Quintana.
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