"A 50 metros el submarino ya no podía bajar, reventaba todo"
La madre del concordiense Fernando Mendoza enumeró las falencias del navío. Dijo que se entera por los medios de las novedades
Un documento secreto reveló que el 9 de julio de 2017, a las 19.48, el submarino ARA San Juan «detectó por audio el rumor sonar de un posible submarino nuclear». Según trascendió, el acercamiento de la presunta nave de guerra del Reino Unido había sido «constatado una hora antes ya que se la tenía por registrador».
Tras darse a conocer esta información la mamá del teniente primero Fernando Mendoza, Raquel Colombani en declaraciones a LT 15 Radio del Litoral indicó: «Nos estamos enterando de todo esto ahora. Por supuesto que Fernando jamás nos iba a comentar para que nosotros no nos pongamos mal. No nos contaba mucho de sus misiones, para no preocuparnos».
Consultada cómo vive estos días desde el 17 de noviembre del año pasado con la desaparición del submarino con los 44 tripulantes a bordo, señaló: «Vivo alterada, nerviosa, llorando por cualquier cosita. Muy sensible. Es una angustia que no nos deja vivir. Fernando fue una excelente persona».
Respecto de las informaciones de búsqueda actualmente, Colombani expresó: «La Armada no nos avisa de nada, nos enteramos por los medios. Mientras nosotros estuvimos un mes en la base, excelente nos trató, pero después jamás nos avisó algo».
Sobre alguna hipótesis que pueda tener sobre el accidente del submarino, fue contundente: «Solo puedo decir tres palabras: la corrupción mata. Al submarino le hicieron la media vida con cinta scotch. A 50 metros ya no podía bajar el submarino, reventaba todo. Te lo puedo asegurar porque una vez me lo dijo Fernando. Una vez estaban a 40 o 50 metros y tuvieron que subir por ese motivo porque empezaban a reventar las mangueras».
«Con mi esposo estamos ignorando todo, lo único que sabemos es que nos falta un hijo y que no sabemos qué le pasó, si está muerto, si está vivo, si está herido o reventado debajo del mar. Lo único que pedimos es saber qué pasó y justicia. Quizás están buscando en un lugar que no corresponde. Todavía está el submarino ruso y no pasa nada», agregó Raquel.
También se refirió a los dos tripulantes (Juan Gabriel Viana y Humberto René Vilteb) que se bajaron en Ushuaia, antes de que el submarino partiera hacia Mar del Plata y desaparezca con 44 personas a bordo. «Habrá que ver porqué se bajaron los dos chicos en Ushuaia y ajustarle las clavijas para que hablen. Que digan porqué el submarino andaba mal. Me parece que es de cobarde no hablar porque debajo del mar estaban 44 compañeros», manifestó.
Nuevamente en el terreno de las hipótesis, Raquel mencionó: «Hay muchas cosas que se dicen, que no sabemos si son ciertas o no. Hasta un sabotaje pudo haber sido. Hasta que no encuentren el submarino y que le hagan el estudio correspondiente para saber qué pasó, nadie sabrá lo que pasó».
El 15 de diciembre se marchó en el país por la desaparición de los 44 tripulantes y sobre ello, la mamá de Mendoza indicó: «Tengo que agradecer por la marcha que hicieron en Concordia y en toda la República».
Por último, entre lágrimas la mamá indicó: «Necesito muchas fuerzas para seguir adelante, pero el dolor de una madre no se va. Murieron nuestros hijos. Somos 44 madres que estamos esperando a nuestros hijos».
El ARA San Juan había detectado un submarino nuclear británico
El 9 de julio de 2017, a las 19.48, el ARA San Juan «detectó por audio el rumor sonar de un posible submarino nuclear». El acercamiento de la supuesta nave de guerra del Reino Unido había sido «constatado una hora antes ya que se la tenía por registrador». Por eso, la tripulación que había zarpado de la Base Naval de Mar del Plata el 1º de julio, a las 15, recibió la orden de «disminuir los ruidos al máximo» y proceder «a grabarlo».
Los tres sonaristas con los que contaba el buque argentino en esa misión –la anterior a la del trágico desenlace con la desaparición de 44 tripulantes y la embarcación– «coincidieron en la clasificación» del submarino, es decir que se trataba de un navío «nuclear».
Las tres grabaciones de los ruidos del submarino que los acechaba tuvieron una duración de «10, 6 y 2 minutos» y fueron enviadas a la Armada Argentina. El dato hasta ahora se mantuvo en secreto y fue publicado ayer por el portal Infobae.
No fue el único ocultamiento que realizó la fuerza durante las horas de crisis que precedieron a la desaparición del ARA San Juan. A través de un «mensaje naval» con el sello de «SECRETO», y fechado el 10 de noviembre de 2016, es decir un año y cinco días antes de su desaparición, el ARA San Juan había sido «limitado» en su «profundidad operativa» a solo «100 metros». Había una razón: a una mayor profundidad «no permite garantizar su estanqueidad», especifica el documento.
Por estrictas cuestiones de seguridad, los submarinos deben ingresar a un dique seco para las pruebas hidráulicas de válvulas de casco y tuberías cada 18 meses y realizar las verificaciones y reparaciones que aseguren su navegabilidad. El ARA San Juan no lo hacía desde «un tiempo sustancialmente mayor de los 18 meses previstos doctrinariamente», según los registros. Es más del doble del lapso recomendado por el fabricante de la embarcación. Por esa razón se limitó la «profundidad operativa» a 100 metros para garantizar la navegabilidad del submarino. Por entonces ese no era el único inconveniente que tenía el submarino ARA San Juan. «A partir del quinto día de navegación y al momento de querer propulsar en etapa 1 para comenzar la exploración en el área de patrulla, falló el sistema de propulsión, entrando recién en el tercer intento». Según el reporte «Confidencial» de la Armada Argentina fechado el 14 de agosto de 2017, la falla de propulsión del navío «se mantuvo en toda la navegación», esto es, hasta el 19 de julio, día en que regresó a Mar del Plata.
El buque de guerra también tenía pérdida de «50 litros diarios de aceite», entre otras fallas.