Argentina ya tiene el primer caso de grooming seguido de muerte con el asesinato de una niña de doce años. Hernán Navarro, director de la ong Grooming Argentina, alerta sobre el peligro que significa que los chicos usen smartphones y redes sociales antes de la adolescencia: «Son vulnerables a los perversos que se esconden en identidades digitales falsas o verdaderas.

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El femicidio de Micaela Ortega, una nena de 12 años que fue captada por su asesino a través de un perfil falso en redes sociales, nos obliga a abrir el debate sobre la edad adecuada para que un chico tenga un celular inteligente con acceso a internet.

De acuerdo a las estadísticas, en Argentina y en el mundo, la edad promedio de utilización de smartphones y apertura de cuentas en redes sociales es de 10 años.

Un encuesta recientemente publicada registra que en nuestro país, 7 de cada 10 personas desconocen lo que significa la palabra «grooming», que es el acoso sexual a menores a través de dispositivos tecnológicos y que figura como delito contra la integridad sexual de la personas en el Código Penal desde el año 2013.

Hernán Navarro, abogado y director de Grooming Argentina -una ong que se dedica la prevención, concientización y erradicación del grooming. recomienda que los chicos sean usuarios de celulares y redes sociales recién a los 13 años y que los adultos se involucren en los entornos digitales de sus hijos.
-Hace unas semanas fue condenado a cadena perpetua el asesino de Micaela Ortega, además de la figura de femicidio apareció un terminó nuevo que es grooming. ¿Qué sabemos los argentinos sobre el grooming?

-La realidad es que sabemos muy poco. Nosotros hace tres meses aproximadamente relevamos el primer dato duro de la problemática junto a la consultora Managment and Fit. El 70 por ciento de los argentinos desconoce qué es el grooming. Es decir que 7 de cada 10 personas no saben de qué se trata.El grooming es el acoso sexual virtual a niños, niñas y adolescentes por parte de un pedófilo. Técnicamente se denomina groomer al victimario, quien se gana la confianza de nuestros chicos a través de cualquier plataforma tecnológica con el objetivo de nutrirse de material sexual: foto y videos. En la mayoría de los casos, la última etapa es el acoso, mediante extorsión y amenazas. Y la única herramienta que rompe el círculo perverso del acoso es la denuncia.

-¿Cómo funcionó el grooming en el caso de Micaela Ortega?

-El grooming, en el caso Micaela Ortega, fue la herramienta de captación. La nena fue citada en una plaza de Bahía Blanca. El asesino, Jonathan Luna, la captó iniciando un vínculo falso y la citó para encontrarse presencialmente con el objetivo de abusar de ella. Después determinaron las pericias y más tarde el juicio que se trató del primer caso de grooming que termina en femicidio en nuestro país.

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-Así es. Pero me gustaría desmitificar que sean sólo perfiles falsos. Nosotros analizamos dos modalidades: algunos acosadores desde perfiles apócrifos y otros que usen sus perfiles verdaderos, como por ejemplo un docente de Morón que fue condenado por acosar a través de Whatsapp a una de sus alumnas.

-El asesino de Micaela Ortega, seguía utilizando las redes sociales desde la cárcel. ¿Es así?

-Desde la cárcel. Es así.

-¿Pero como puede pasar eso?

-Forma parte de la estructura psicológica perversa. Sabemos que no se regeneran este tipo de personajes. Nosotros realmente, estamos muy preocupados con lo que está pasando en nuestro país respecto a esta problemática porque Jonathan Luna no es única persona que reúne estas características.
-Las víctimas son niños y adolescentes. ¿A qué edad empiezan con sus contactos en las redes sociales?

–La gran pregunta que le hacemos a la sociedad es a qué edad involucramos a los chicos con la tecnología. A qué edad le damos una red social, a qué edad le damos un smartphone, a qué edad les damos esas responsabilidades. Observamos una franja etaria vulnerable entre los 12 y los 14 años, donde 8 de cada 10 víctimas son nenas. Nosotros estamos convencidos que un chico no debería tener redes sociales ni celular hasta los 13 años. También seguimos en esto lo que marca el Código Penal: los agravantes se dan a partir de los 13 años porque los chicos hasta esa edad no tienen la capacidad para discernir en materia sexual. Nosotros le preguntamos al adulto si le daría un auto a un chico de 10 años, que es la edad promedio a la que un chico argentino recibe su primer smartphone. La respuesta con lo del auto sería no. Bueno, para el celular debería ser lo mismo.
-¿Diez años es la edad en la que los chicos se inician en las redes?

-Nosotros claramente percibimos esa edad. A quien piense que no darles un celular hasta las 13 es excluirlos o dejarlos afuera, basta con mostrarles una sola conversación de las cuales los pibes son víctima. La exposición que tienen los chicos a contenidos nocivos, la erotización prematura, la cuestión de la hipersexualidad. Los más chicos van de tutorial en tutorial y terminan en lugares que no sabemos cómo llegaron. Todos estos factores hace que los chicos sean vulnerables todos los días en sus entornos digitales.

-¿Cómo se puedan incluir a los chicos en las redes de forma responsable y segura?

-Con políticas públicas. Hay una ausencia de políticas públicas en relación a esta problemática. Yo siempre lo digo, el rol de una ONG, no es el rol de suplantar al Estado, sino de complementarlo. Nosotros vemos que la alfabetización digital no tiene que ir orientada solamente a los chicos sino también al mundo adulto, porque los que se sienten excluidos o se auto excluyen son los adultos. Parece ser que son los pibes los que educan a los padres en términos de redes sociales, de plataformas tecnológicas, de internet.
-¿Qué deben hacer los adultos?

-Nosotros interpelamos a los adultos para que se involucren a los entornos digitales de los chicos pero no para que sean padres tecnólogos del siglo XXI, sino desde el rol y la posición de acompañamiento, de supervisión, del monitoreo constante.

-¿Hoy los chicos viven conectados, ¿está bien eso?

-Creemos que tenemos que ir hacia la desintoxicación digital de los chicos, imponer normas y pautas comunes, y respetar los momentos familiares. Es algo que puede sonar antiguo, lejano o imposible en estos tiempos posmodernos, pero si no lo hacemos nuestros chicos se convierten lamentablemente en potenciales víctimas de los perversos que se esconden detrás de identidades digitales, falsas o verdaderas.