Un alumno con más de 20 faltas tendrá apoyo para continuar el año
El gobierno escolar busca que los chicos del Nivel Primario estén más en clase, y por eso apunta a controlar más las inasistencias injustificadas y consecutivas. Ayer anunció la implementación de un «semáforo» que alertará al sistema educativo, empezando por el colegio, para tomar medidas preventivas y que ese niño tenga la asistencia garantizada, sobre todo porque en esta etapa los alumnos primarios dependen mucho de las decisiones de sus padres.
El protocolo indica que de ahora en más, si el chico faltó tres veces, el docente debe llamar a los padres y averiguar que sucedió; si faltó 5 días, no sólo debe llamar, sino citar al papá o mamá para que firme en el colegio un acta compromiso de que no volverá a repetirse la situación, a menos que pueda demostrar que existe una razón de peso que requiera otro tipo de abordaje para ese chico.
Si el alumno llegó a las 10 ausencias sin explicación alguna, la escuela deberá informar a la Dirección de Orientación y Apoyo Interdisciplinario (Doaite) para que visite el domicilio del niño. De no encontrarse con un adulto responsable, será puesto en alerta el sistema de protección social y de escolaridad protegida. Con la firma de una nueva acta de compromiso de los padres.
Si un alumno de primaria faltó 20 días o más a clases, ya sea que presentó o no una justificación, será considerado un chico con riesgo académico. En este punto, la supervisión deberá evaluar si se cumplieron con todos los pasos preventivos como corresponden, y pedirá la intervención del sistema de protección social y de escolaridad protegida, junto con la de otros organismos del Estado, como el Ministerio de Desarrollo Social.
Se abren aquí varias instancias, desde la continuidad del alumno en el cursado regular para que cumpla todas sus obligaciones, con nuevas instancias de presentismo obligatorio en la escuela, hasta derivaciones a las aulas de aceleración y facilitación de asistencia económica, como abonos, zapatillas, útiles, alimentos, etcétera.
Las asistencias justificadas incluyen los casos por enfermedad, rehabilitación de discapacitados, actividades deportivas o artísticas, intercambios culturales y razones de fuerza mayor.
En resumen, un niño de primaria que falta más de 20 días ya es considerado como un chico en riesgo académico, que debe recibir apoyo para continuar su año lectivo.
El protocolo fue presentado por la subsecretaria de Planeamiento y Evaluación de la Calidad Educativa, Emma Cunietti, junto con la directora de Nivel Primario, Patricia Charamonte, en la misma semana en que serán llamado a cubrirse más cargos para las maestras de apoyo y el personal que integrará los departamentos de orientación psicopedagógica.
Cunietti aclaró que el nuevo régimen apunta a prevenir justamente el riesgo académico, porque un «chico que falta mucho luego, al volver a clases, está desconectado, no entiende la clase porque faltó a las explicaciones, hasta le cuesta relacionarse con el resto de los compañeros porque no lo incluyen en el grupo al ser quien está siempre ausente».
Además, invitó a los padres a «no minimizar la falta de los chicos. Sucede que muchos papás empiezan a decir ‘hoy no lo mando porque hace mucho frío’, ‘hoy no lo mando porque estuvo llorando y no se quiso quedar’, y eso es serio. Faltar un día de clases es grave, hay que cortar con esa cultura», expresó la funcionaria.
Aclaró que –a diferencia de lo que pasa en el Nivel Secundario–, en el cual existe la figura de alumno libre, en la primaria lo que se pretende es tomar medidas paliativas para que el alumno no se ausente, y si eso sucede, que no pierda el contacto regular con el dictado de las clases.
La medida también está orientada a bajar la repitencia.
Cunietti explicó que en la mayoría de los casos «si el chico no va, y no se lo deja libre nunca, va la mitad de las veces, y repite. Si empiezo a ver cuántos de estos chicos que repiten tienen problemas de asistencia, casi el 90% de ellos tienen problemas de ese tipo. Y es más grave en primer grado, si el alumno no asiste, no aprende a leer. Es directa la proporcionalidad entre el fracaso escolar y el ausentismo».
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