• MENSAJE AL «CÍRCULO ROJO»: PRIMERO ESTABILIDAD, LUEGO FLEXIBILIDAD 
Entre fin de mayo y principio de junio se evaluaría una reducción de intereses de corto plazo, aunque sea simbólico. El Central confía en que antes, y por la misma evolución del mercado, comience a bajar la de largo plazo. Las primeras referencias de la entidad sobre la evolución de la inflación de este mes son positivas y aún la meta de 2% es posible.
Sturzenegger. Ayer, al salir de la Casa Rosada, tras ver a Macri.

                               Sturzenegger. Ayer, al salir de la Casa Rosada, tras ver a Macri.

El Banco Central tiene hoy libertad casi total para manejar la política de tasas con «correa corta», y enterrar definitivamente el 28-D. A cambio, la entidad le prometió al Ejecutivo que se evaluará rápidamente la posibilidad de bajar los intereses en el menor tiempo posible. Y que si los datos de la inflación de mayo no se disparan (las primeras referencias que llegaron al Central hablan de sostener el IPC este mes por debajo del 2%), en junio podría volverse a cierta normalidad. La entidad confía en que el «círculo rojo» entienda y asuma el mensaje de estos tiempos: la prioridad es la estabilidad y controlar la volatilidad.

El plan estratégico que el BCRA tiene sobre la mesa, ya con aval del ala política oficial para llevarlo adelante, es el siguiente.

El BCRA confía en que el actual nivel de tasas de interés, tanto de referencia como Lebac, sea transitorio, y que las acciones coordinadas con el Ejecutivo logren estabilizar la política cambiaria de coyuntura. Hay convencimiento de que lo peor ya pasó y que sólo resta analizar cuánto falta de tenedores de Lebac no residentes para salir.

El propio Mauricio Macri avaló la política de «correa corta» de las tasas de interés, como instrumento fundamental y clave para estabilizar los precios de coyuntura. Es un mensaje al «círculo rojo» sobre la prioridad de acabar con la volatilidad de las últimas semanas y de la necesidad de apoyar las duras decisiones actuales para que se entienda que hay que aclarar el panorama de corto plazo, volver a la estabilidad y credibilidad financiera y monetaria, para luego comenzar a trabajar en la reducción de las tasas en el menor tiempo posible.

El esquema sería similar al que se aplicó a mediados de 2017, cuando la tasa a 38% hizo caer la inflación, controlar al dólar y volver a la estabilidad cambiaria y monetaria y, luego, vencer en las elecciones legislativas de octubre.

¿Hasta cuándo seguirán entonces los actuales intereses? Hasta que seriamente haya una disminución concreta de los índices inflacionarios. En este sentido, el BCRA es optimista. Se cree al analizar los primeros (y muy preliminares) datos sobre la evolución de los precios, que la variable se ubica en 2%, y que podría sostenerse en ese nivel. Incluso, con mucho optimismo, se habla de un nivel aún levemente inferior a ese 2% para mayo. Si esto se observara, en la última semana de mayo o la primera de junio se podría volver a analizar una rebaja en los intereses, aunque sea simbólica. Y siempre hablando del corto plazo.

El dato clave que seguirá de cerca el BCRA sobre la evolución de la inflación de mayo será el «pass through» del dólar a precios. Según la interpretación teórica, si el valor de la moneda se mantiene en la cotización de ayer (cierre a $22,33), no debería haber un traslado importante que complique el alza de mayo. Se asegura que con una devaluación controlada en ese nivel, el traspaso no debería complicar la meta de 2% para este mes. El problema que ven desde la entidad para poder lograr este nivel es que se autorice y aplique un aumento en las naftas. Esto complicaría la meta y aceleraría la tendencia. La fórmula que siempre tiene en mente el BCRA es que por cada 5 puntos porcentuales de aumento de naftas hay un punto porcentual inflacionario trasladado a los precios.

¿Qué pasa con las tasas de largo plazo? Si bien se reconoce que están en un nivel alto y complicado para la economía real, se confía en que pueden comenzar a bajar aún antes que las de corto plazo, cuando los mercados asuman que volvió cierta estabilidad.

Según los números oficiales, el stock de Lebac se redujo 137.000 millones de pesos desde el 24 de abril, y podría bajar aún más esta semana; sólo por la salida de los no residentes espantados por el impuesto a la renta financiera. De los 5.343 millones de dólares en reservas que el Central tuvo que colocar en el mercado desde el último miércoles de abril, se estima que entre u$s4.500 y u$s4.800 millones correspondieron a los no residentes; y que el resto fueron bancos y fondos de inversión con posición local en dólares (no Lebac), que se retiraron entre el viernes 27 de abril y el 2 de mayo. El balance de los días de corrida confirmarían que la salida se concentró en los tenedores de Lebac, y que ni los particulares ni los bancos (y en una medida muy austera las empresas) participaron de la salida de dólares.

CARLOS BURGUEÑO