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El equipo catalán derrotó 6-1 al club francés en una tarde histórica. Ganaba 3-1, y en ocho minutos metió tres más para la épica remontada.

Tenía una misión muy complicada. Pero se tenían fe. El Barcelona tenía que remontar un 0-4 ante el Paris Saint-Germain por los octavos de final de la Champions League. Y lo logró de manera épica.

Arrancó con todo el conjunto catalán, ya que a los dos minutos Luis Suárez abrió de cabeza el marcador. PSG estaba muy tirado atrás y no podía salir de la presión, que jugaba con línea de tres en el fondo para copar la mitad de la cancha. A los 40, Andrés Iniesta se armó una jugada de la nada y obligó a Layvin Kurzawa a meter en contra el 2-0: el Cerebro guapeó una pelota que parecía perdida y tiró un taco que Kurzawa mandó al fondo de la red.

El milagro se puso a tiro de un gol cuando a los cinco minutos del complemento Lionel Messi metió el 3-0 de penal, pero el sueño parecía acabar a los 17, cuando Edinson Cavani descontó para el equipo parisino. Barcelona necesitaba tres tantos más en menos de media hora y eso sí era imposible. Pero quedaría tiempo para una de las más grandes hazañas de la historia de la Champions, que quedará para siempre en los libros.

Neymar marcó el 4-1 faltando tres minutos, y parecía que era solamente para cumplir. A los 45 clavados, el árbitro alemán Deniz Aytekin le dio un penal polémico al Barsa, que Ney cambió en gol. El sueño ahora era posible. Y con cinco minutos de descuento por delante. Faltando quince segundos, el brasileño tiró un centro pasado, la última esperanza del Barcelona. Y apareció Sergi Roberto por atrás de todos, tocándola con la punta del botín para mandarla al fondo del arco.

Hubo una explosión en el Camp Nou. En todo el mundo futbolero, en realidad. La hazaña se consumaba. El Barsa lograba el sexto gol, consumaba la hazaña, la remontada épica. Esa que será contada por los siglos de los siglos.