El titular del Juzgado de Garantías y Transición de Nogoyá, Gustavo Acosta, que desde 2015 tiene a su cargo la causa por la desaparición de la familia Gill recibió sendos pedidos de personas, cercanas a la investigación, que quieren incorporarse como actores.

La familia Gill vivía en la estancia La Candelaria, en Crucesitas Séptima, departamento Nogoyá. El 13 de enero de 2002 se lo vio por última vez a Rubén Mencho Gill, quien tenía 56 años, el jefe de la familia; a su mujer Norma Margarita Gallego (26) y a sus hijos María Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (3). Lo último que se supo fue que habían emprendido un viaje corto -de unos 30 kilómetros- hasta la ciudad de Viale, donde estuvieron en un velorio.

Desde entonces, el expediente judicial ha estado rodeado por preguntas. En una primera instancia, la lupa judicial se posó sobre Alfonso Francisco Goette, propietario del campo donde vivía la familia Gill, y de quien eran empleado el padre. Sin embargo, cualquier información que pudo haber tenido se perdió la noche del jueves 16 de junio de 2016, cuando el hombre murió en un siniestro vial.

La crónica policial de aquel día habló de una mala maniobra que provocó la salida de la ruta, el despiste y el vuelco de la camioneta Nissan Frontera que conducía el hombre, entonces de 70 años. El accidente fatal ocurrió en la intersección de las rutas 32 y 35.

El juez Acosta, quien desde 2015 está al frente de la investigación de la desaparición de los Gill, no ha dejado de realizar procedimientos, tomar testimoniales, contactar testigos y buscar apoyo de especialistas. Sin embargo, a 20 años de la desaparición, el magistrado lamentó que la causa siga sin datos que brinden una respuesta. “Hasta ahora hemos fracaso como Justicia. La verdad no pudimos darle respuestas a los familiares de los Gill sobre lo que pasó con Mencho, Norma y sus cuatro hijos”.

María Delia Gallegos, la mamá de Norma Margarita Gallego, lleva años transitando los pasillos de los Tribunales de Nogoyá a la espera de alguna respuesta. No la ha conseguido. Ahora, una de sus hijas, Rosa Mabel Chávez, tía de los niños desaparecidos, pide constituirse en querellante. La representa el abogado José Daniel Casas Gerber.

No es la única. Andrea Goette y Maria Goette son las hijas de Alfonso Goette, heredas del campo La Caneldaria, y también piden participación y acceso al expediente. Están representadas por los abogados Pedro Fontanetto y Germán Palomeque.

De momento, el juez Acosta ha dado intervención a las partes por las dos presentaciones y no ha tomado ninguna otra determinación.

La familia Goette quiere tener un monitoreo más de cerca de la investigación y controlar las incursiones judiciales en el campo con el Equipo Argentino de Antropología Forense y sus excavaciones, casi una decena.

 

(Entre Ríos Ahora)