Cafiero: «Argentina, en la vanguardia de la soberanía científico-tecnológica»
Desde Cabo Cañaveral se lanzó el segundo Satélite Argentino de Observación Con Microondas (SAOCOM 1B), culminación del proyecto presentado en el año 1998 por la CONAE, a pedido del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Secretaría de Agricultura de la Nación, con el objetivo de brindar información de suelos, aguas y vegetación, así como para la prevención y gestión de catástrofes.
La misión SAOCOM 1 está compuesta por dos satélites idénticos, denominados A y B, que en conjunto con otros cuatro satélites COSMO-SkyMed de la agencia espacial italiana, conforman la constelación SIASGE (Sistema Ítalo Argentino para la Gestión de Emergencias).
Diseñados, producidos, testeados y operados por trabajadores, técnicos y científicos argentinos en el marco del Plan Espacial Nacional -ejemplo de construcción colectiva en el que intervinieron la CONAE, el INVAP, el Departamento de Aeronáutica de la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, la CNEA, el Instituto Argentino de Radioastronomía y la empresa Ascentio Technologies-, los satélites SAOCOM 1A y 1B llevan al espacio una compleja tecnología de observación de la Tierra y es uno de los proyectos tecnológicos más desafiantes que se han desarrollado en el país.
Ya en el año 2014, con el lanzamiento del Arsat 1, y un año después, el 30 de septiembre de 2015 del Arsat 2, íntegramente diseñado, construido y ensayado por la empresa argentina INVAP y operado por la también compañía ARSAT, nuestro país pasó a integrar –junto a Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia, Japón, China, India e Israel– el selecto grupo de nueve naciones productoras y exportadoras de satélites geoestacionarios de telecomunicaciones.
Ahora, luego de trabajar cuatro millones de horas, más de 900 especialistas consiguieron culminar la Misión SAOCOM, especialmente diseñada para detectar la humedad del suelo y obtener información de la superficie terrestre en cualquier condición meteorológica u hora del día. La información sobre humedad de suelo ayudará a que los productores agropecuarios sepan cuál es el mejor momento para la siembra, fertilización y riego, en cultivos como soja, maíz, trigo y girasol, así como el pronóstico de inundaciones.
Estas acciones son parte de nuestra identidad política, de nuestros valores y del contrato electoral que Alberto Fernández y Cristina Kirchner compartieron con todos los argentinos el año pasado para comenzar a cumplirlo desde el primer día de gestión.
Los peronistas, así como las distintas corrientes políticas comprometidas con la independencia nacional, siempre fuimos conscientes de la vital importancia que el crecimiento industrial y, muy especialmente, el desarrollo y la investigación tecnológicos, tienen para el crecimiento de las naciones y el bienestar de sus pueblos.
Por si hicieran falta más pruebas, bastaría la Misión Saocom 1 para demostrar que el desarrollo científico-tecnológico y el crecimiento industrial no resultan contradictorios sino, por el contrario, son complementarios con el apoyo y el mejor aprovechamiento de la producción agropecuaria.
La soberanía científico-tecnológica y dentro de ella, la satelital, en la que nuestro país se encuentra en la vanguardia internacional en materia de investigación y desarrollo, se sostiene a partir de proyectos a largo plazo.
El impulso es fundamental pero la continuidad también es clave, porque no se llega a ningún lado si todos los días se empieza desde cero. Continuidad que se manifiesta en el apoyo permanente a nuestros científicos y científicas, a la multiplicidad de empresas y trabajadores involucrados en estos proyectos, que conforman un ecosistema crecientemente sustentable, así como a los productores e industrias agropecuarias beneficiados con una información que resulta vital para su actividad.
El futuro llegó hace rato, y es nuestra responsabilidad seguir construyéndolo.
Santiago Cafiero