En invierno, por una necesidad física, acudimos a distintas formas de calefaccionar nuestra casa.
Debemos recordar que todo fuego, ya sea de leña, de kerosene, de gas natural o de garrafa, provoca una llama y que esta consume oxígeno, es decir, parte del oxígeno que nosotros necesitamos, es tomado por la llama, pero también este fuego genera otros gases, propio de la combustión. Uno de ellos es el Monóxido de Carbono, (CO), altamente peligroso dado que no podemos sentir ningún olor raro, no tiene color y por ello pasa desapercibido.
Al ingresar a nuestro sistema respiratorio, se incorpora en la sangre y, de este modo, nos envenena lentamente. Sin darnos cuenta podemos quedar en un estado de somnolencia y de allí a la muerte.
¡Sí! Es así de peligroso.
El año pasado, en Argentina, murieron más de 200 personas por esta razón.
¿Cómo evitar que esto nos ocurra?
– Mantener siempre una ventilación para que se renueve el aire.
– Si vemos color amarillento o naranja en las llamas, indica que el fuego está emitiendo mucho Monóxido de Carbono.
– También el hollín en los sistemas o utensilios es síntoma de riesgo.
– Controlemos nuestros equipos de calefacción.