La reconstrucción
Tras el accidente, en diciembre de 2016 el Chapecoense trabajó a destajo para reconstruir su equipo. “Pese al dolor, pese al sufrimiento, nunca pensamos en abandonar. Trabajamos 20 días sin parar, 14 horas diarias, en contacto con agentes y jugadores”, explicó Nivaldo Constante, director deportivo del club. Y el 6 de enero el nuevo Chapecoense, con jóvenes y muchos futbolistas cedidos, pudo iniciar la pretemporada. Entre partidos de homenaje (entre ellos los del Barça (en cabeza de los clubs que mostraron su solidaridad para ayudar al Chapecoense), Lyon y Roma) y torneos oficiales, el calendario hizo mella en el equipo, que en 2017 ha tenido 4 técnicos: Vagner Mancini, Vinicius Eutropio, Emerson Cris(interino) y Gilson Kleina, el actual.
La vida, un año después
En el vuelo 2933 de la compañía LaMia viajaban 77 personas. Sólo 6 sobrevivieron, 3 de ellas jugadores del Chapecoense: Alan Ruschel(reapareció el 7 de agosto ante el Barcelona y dijo la pasada semana que “no quiero compasión, sino ser tratado como un deportista más”), Helio Neto (tras sometido a varias operaciones, espera volver en 2018) y Jackson Follmann (retirado tras amputársele una pierna y ahora embajador del club).
También se salvaron el periodista de la emisora Radio Oeste Rafael Henzel (quien narró en marzo con indescriptible emoción el primer gol del Chapecoense en su debut en la Copa Libertadores y que ha escrito un libro de autoayuda en que aconseja vivir cada día como el último), la sobrecargo Ximena Suárez (trabaja como modelo y sueña con recuperarse lo suficiente “para volver a volar y ser instructora”) y el técnico de vuelo Edwin Tumiri.
Heridas de que duelen todos los días
Como dijo hace unas horas la controladora aérea colombiana Yaneth Molina, a quien desde la torre de control del aeropuerto de Medellín le tocó vivir los últimos momentos antes de la tragedia, cuando el capitán del avión, Miguel Quiroga, notificó la falla total, “las heridas que quedaron de aquella noche duelen todos los días”. Molina sostiene que hasta dos minutos antes del desastre Quiroga no informó de la gravedad de la situación, ya que se había quedado sin combustible.
El avión de la después suspendida compañía LaMia, que el Chapecoensetomó en Bolivia en lugar de viajar a Colombia directamente desde Sao Paulo por un problema administrativo, no tenía combustible de reserva, pero pese a ello despegó de Santa Cruz de la Sierra rumbo a Medellín porque el piloto anunció una escala para repostar en Cobija (Bolivia), que no se produjo.