Con ánimo celebratorio y un movimiento intenso, comenzó la FED 2022
Hasta el próximo domingo, de 14 a 21, podrá disfrutar de la onceava edición en espacio en el C Complejo Art Media, de Avenida Corrientes 6271, en el porteño barrio de Chacarita.
Con ánimo celebratorio y una expectativa optimista aunque cautelosa ante la escena económica local, editores, libreros de todo el país y lectores ávidos, pero sobre todo curiosos de novedades, inhallables y peculiaridades de la producción librera literaria y independiente, pusieron a andar la onceava edición de la Feria de Editores (FED), la más grande de su historia, donde 280 sellos argentinos y extranjeros se dan cita hasta el domingo próximo, de 14 a 21, estrenando espacio en el C Complejo Art Media, de Avenida Corrientes 6271, en el porteño barrio de Chacarita.
El movimiento es intenso desde que esta mañana, cerca del mediodía, la FED abrió para entregar los títulos que ya habían encargado, vía digital y al 50 por ciento del costo, libreros de todas las provincias a través del programa Librerías aliadas. Esa es la cuestión pragmática, pero antes que eso está el quid de este encuentro, conocerse, verse las caras entre colegas que han trabajado muchas veces y mucho tiempo a la distancia, velados por mails, whatsapps y asuntos administrativos. Y además: descubrir producciones que quedan incluso fuera de los catálogos exhibidos por los sellos independientes.
El encuentro es en un galpón tipo industrial con estructuras de hierro de donde cuelgan bochas de espejo muy grandes y lámparas galponeras, con cortinas metálicas enrolladas y en alto que acentúan la amplitud. Bares: dos. Un espacio para las infancias, otro para donar sangre. La sala que inauguró con el Premio a la Labor Librera que ganó Musaraña, que también tiene su mesa en la FED porque también es editorial. La mesa enorme de madera, en el entrepiso aromado por las máquinas de café del segundo bar, que el estadounidense Peter Orner abrió como firmódromo una vez terminada su visitada charla con la librera y escritora Cecilia Fanti.
Desde muy temprano, el bullicio entre los libros dispuestos en aceras de tablas divididas por calles internas (Sara Gallardo, Juan Forn, Juan José Saer) se mantiene. El movimiento librero es importante. «Este año se anotaron 1800 librerías, 400 más que el año anterior», reseña el director de la FED, Víctor Malumián. Retirados los libreros con sus bultos -«te das cuenta que no son de CABA porque llevan cajas», dice una librera porteña, «vinimos solamente con una listita de sellos de afuera (de CABA) y para hacer contactos», dice-, el movimiento continúa. Es tiempo de los lectores. «Las proyecciones indican que los visitantes del primer día serán 3.900», agrega. El año pasado fueron 3.500.
De un lado y otro de la calle Tamara Kamenszain, las editoriales infantiles. Disimulado entre ellas el sello Milena Caserola, compartiendo stand con Pupek (infantil) y con Milena Pergamino, emprendimiento de esa ciudad bonaerense. «Vienen llegando de a poco, a las 12.30 ya teníamos pagado el stand, estamos vendiendo más que nada novedades del último año -dice a Télam el editor Matías Reck-: ‘Los crímenes posibles’, de Cristina Civale, los poemas de ‘Macumbia’, de Claudia Testatonda».
Pero también una reedición, a 10 años de su primera publicación, de «Choripán Social’, un trabajo de Sebastián Pandolfelli sobre las maneras de narrar el peronismo desde la ficción que tiene prólogo de Alberto Laiseca. O el hermoso e inusual «Historietas obvias y otros numeritos» que recupera los siete fanzines que Batato Barea, ícono contracultural de los 80, dibujó, fotocopió y distribuyó entre mayo y octubre de 1987 y comentarios sobre su obra.
«La experiencia marca que, en determinado nicho, se vende más en la FED que en la feria grande de La Rural -dice Daniela Szpilbatg desde Pupek-. Ésta es una excelente oportunidad para el contacto directo con los libreros, que ocurre una vez al año pero las expectativas no sé, la recesión general desconcierta, los precios que pasamos en junio para la feria hoy ya están abajo, aunque manejamos los mismos pedidos, más o menos que el año pasado. En este contexto es muy difícil planificar y proyectar impresiones».
Sus libros más vendidos hasta ahora: «Respiro arcoiris», una meditación guiada para hacer con los más chicos, y todos los de la Serenata de papel, ilustrados y con canciones y acordes de Las Magdalenas, Vuelta Canela o Juan Quintero entre otros. Los precios en el triple stand, referencia que puede extenderse a los expositores en general, de mil pesos el libro más económico a seis mil.
«La FED puede llegar a representar un cuarto de las ventas que tenemos al año, superan muchísimo a las ventas que podamos hace en La Rural, que es un paseo más de shopping», coincide José Falconi, editor de Amauta Jaguar, sello que recupera -entre cuidadas tapas de tela y encuadernaciones hechas a mano- traducciones Bilingües de poesía y prosa contemporánea afroamericana y de lenguas originarias, como ser cheyenne-castellano.
«Cuanto más especializada la feria mejor la compra. La recesión no influye mucho, el tema es el miedo a largar el material porque no sabés cómo impactarán los próximos costos la inflación. Lo genial acá es que el librero te paga al momento y la posibilidad de mostrar el catálogo completo, cuando lográs desplegarlo, todo se vende, escapás a la lógica de la novedad «, dice Ana Asprea desde La cebra, sello «de las orillas de la filosofía» que tiene entre los preferidos de la FED «Criptocapitalismo», de Mark Alizart; «Tecnofeudalismo», de Cédric Durand, y novedades como «Glosario de filosofía de la técnica», completo repaso de temas tan actuales como extinción y antropoceno.
¿Cómo elegís entre tan vasta oferta? La bibliodiversidad característica de la FED puede apabullar. Leticia Pogoriles, de «Un día en Venus», cuenta que se ciñe a «una curaduría muy específica, teniendo en cuenta a los lectores que me visitan». Su librería, en el barrio porteño de Villa Crespo, se especializa en astrologías, filosofías, esoterismo, tarot, psi, feminismos, herboristeria y narrativa seleccionada.
Entre esas producciones excepcionales que permite encontrar esta feria están varios de los libros del sello Rayo Rojo. Su creador, Eduardo Orenstein, coleccionista de arte popular y marginal de erotismo que acaba de publicar el muy bien recepcionado libro «Cojer. La pornografía clandestina en el Río de la Plata durante el siglo XX», celebra «al público curioso, que viene dispuesto a sorprenderse, y llevarse un libro, en esta feria».
De esa singularidad está hecha la bahiense Vox, editorial icónica de los 90 por el tratamiento estético y artesanal de sus libros. Su responsable, Gustavo López, remarca que «para un sello pequeño las dimensiones de esta feria dinamizan al libro, saca del medio al distribuidor y con eso ganamos todos. Con el descuento del 20 por ciento que estamos haciendo acá, vendiendo directo, estamos teniendo una ganancia del 40 por ciento, cuando, distribuidora mediante, es del 8», grafica. Dos impredibles de su proyecto Lux: «Papel diario», de Elsie Vivanco, y «El collar de fideros», de Roberta Iannamico.
Una excepcionalidad diferente es la que distingue a sellos que recalan por primera vez en la FED, como el cordobés Buena Vista, desde donde su fundadora, Daniela Auliffe, recupera del olvido títulos y autores que no frecuenten en las vías comerciales, con colecciones como Las Antiguas, que recupera obra de autoras argentinas del siglo XX, o Agalma, que traen a la mano textos valiosísimos como las «Piezas íntimas», de Irene Gruss.
Con su desmesurada oferta, que incluye sellos extranjeros también inéditos en esta experiencia, como el español Barrett y el peruano Colmena, o el sanjuanino El andamio y el mendocino Pez Menta, La FED podrá visitarse este sábado y el domingo de 14 a 21.