La delegada de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) filial Entre Ríos, Norma Torres,  afirmó que “el miedo y el estigma van desapareciendo de a poco, aunque queda mucho por hacer porque se vive en una sociedad muy prejuiciosa y muy atada a falsas creencias”.

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Torres, amable como siempre hizo una pausa en su desayuno para charlar sobre la actividad en el 2016 a modo de balance y sobre las perspectivas de cara al futuro. Durante los últimos años se observa un incremento notorio y sostenido de la lucha de Ammar a nivel  nacional y local, dicho de otro modo, de la lucha por el reconocimiento del trabajo sexual autónomo distinguido de la trata de personas y el proxenetismo.

—Norma, ¿cuál es tu visión de la actividad del año?

—Muy buena, alentadora. Creo que durante todo el año hemos ocupado innumerables espacios nuevos, hemos afianzado nuestra actividad en las calles y en oficinas, despachos públicos y con actividades culturales como debates y conferencias de prensa. Ha sido un gran año de lucha y esfuerzo. El 22 de diciembre cerramos las actividades hasta febrero de 2017, felices.

— ¿Cuáles consideras que fueron los momentos más destacables del año?

— Los más importantes sin duda, fueron dos: por un lado tuvimos una reunión con el vicegobernador de la provincia (Adán Bahl)  y luego varias charlas con sus secretarios y colaboradores organizando una agenda de trabajo que se concretaría durante el próximo año. El segundo momento de gran importancia fue el proyecto de Ley de la diputada provincial Gabriela Lena (Cambiemos), es un gran avance. Por otro lado debo reconocer que fue un año de mucho activismo; organizamos y asistimos a números espacios de debate, siguiendo los pasos y las puertas que se van abriendo desde Ammar Nacional, con Georgina Orellano, quien instala el debate en cada lugar, cada día, brindando charlas, conferencias: va a las universidades y se sienta de igual a igual con estudiantes y profesores; asiste a radios y programas de televisión. Y la participación en el Encuentro Nacional de Mujeres abrió una nueva etapa de trabajo y agenda, ya que el abolicionismo siempre está presente y hay que desactivar muchas trampas que nos van metiendo en el camino, en muchos sentidos y desde muchos lugares: la política, las religiones, los milicos, los proxenetas.

—Georgina Orellano se posicionó como un actor político y social de notoriedad nacional, a partir de eso ¿vos crees que el trabajo de las otras filiales cobra mayor potencia en los espacios regionales?

—Sin duda, se van sumando afiliadas cada mes buscando pertenencia. El número de chicas trabajadoras sexuales, que se acercan y movilizan crece y crece. Además las conquistas son para todas, no solo para las trabajadoras sexuales, ni tampoco para las afiliadas exclusivamente. El miedo y el estigma van desapareciendo de a poco, aunque queda mucho por hacer porque vivimos en una sociedad muy prejuiciosa y muy atada a falsas creencias, pero no se puede negar que ahora las putas presentamos debate y ya no nos escondemos de la gente o de las autoridades políticas o policiales.

— ¿Ya no molesta la palabra puta?

— ¿Por qué nos tendría que molestar?, somos putas y orgullosas. No tenemos más vergüenza de decirlo.

— ¿Ya tiene definidas las primeras acciones para el 2017?

— En marzo pensamos generar una gran apuesta pública para que se trate en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley: vamos a salir a la calle… que es nuestra (se ríe) y vamos a militar el proyecto, a ponerlo en tensión y debate.

— En tres palabras, ¿cómo piensas el futuro?

— Lo primero es el trabajo y la salud para seguir luchando, porque tenemos sueños y esperanza.  También agradecerles el compromiso que tienen muchos jóvenes como ustedes con nosotras, eso es muy valorable y se nota que de a poco los tiempos van cambiando, eso nos da muchas fuerzas.

Por: Valentín Ibarra, estudiante de Filosofía de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader),