Coronavirus: fronteras, villas, cárceles y geriátricos, los lugares de riesgo que preocupan al Gobierno
En Formosa, Gendarmería bloqueó pasos clandestinos desde Paraguay. El caso del transporte público en la Ciudad.
La primera fase que comenzó con un aislamiento estricto el 20 de marzo pasado cercó los contagios por coronavirus en dos distritos principales: la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires. El resto del país, a excepción de Chaco y Córdoba, parecen tener a raya a la pandemia.
Sin embargo, hay luces rojas que titilan en el tablero que monitorea de cerca el presidente Alberto Fernández: los transportes, las fronteras, los geriátricos, las villas y las cárceles.
Es una preocupación constante la utilización de los transportes públicos en el Área Metropolitana (AMBA): reiteran cada día al necesidad de que solo viajen las personas consideradas esenciales. El Gobierno porteño autorizó llevar bicicletas y monopatines en los subtes para evitar el uso de colectivos.
El miércoles, el subte trasladó más de 58 mil personas, un 17% más que la semana pasada pero un 94% menos que el volumen habitual antes de la cuarentena, cuando las seis líneas y el premetro trasladaban un millón de pasajeros.
En el tren se registraron 150 mil viajes, que significa 17% más que la semana pasada y se mantiene 87% debajo del volumen de pasajeros que transportaba en un día normal, cuando se movían 1.116.000 personas.
Los colectivos, que realizan el 80% de los viajes que se hacen en transporte público, trasladaron 2.355.000 pasajeros, un 8% más que la semana anterior y 67% menos que un día normal fuera del aislamiento, cuando superaba los 7 millones de viajes.
Fuera del foco de contagios, las zonas limítrofes también están siendo evaluadas como una eventual amenaza. Formosa es una de las dos provincias argentinas que mantienen en cero el contador de casos (Catamarca es la segunda) pero el Ingreso Familiar de Emergencia trajo un riesgo inesperado.
El gobernador Gildo Insfrán no solo tiene que vigilar con recelo los límites de la provincia con Chaco. Ahora el peligro llega desde Paraguay: policías y gendarmes debieron destruir pasos clandestinos del país vecino hacia Clorinda, que usan algunas personas con doble nacionalidad para cruzar a cobrar ese y otros subsidios.
En Misiones también hay preocupación por su cercanía a Brasil, el país gobernado por Jair Bolsonaro que roza los 14 mil muertos. En tanto, el contrabando de cigarillos, principalmente en las provincias del litoral pero también en Salta, evidencia otros pasos clandestinos en movimiento.
Las cárceles, un foco que sigue latente
Aunque la Corte suspendió el polémico fallo del juez Víctor Violini sobre las prisiones domiciliarias y los presos de Devoto llegaron a un acuerdo con el Ministerio de Justicia, el peligro persiste en las cárceles. «En situación de encierro el riesgo es mayor», había advertido la OMS.
El infectólogo y fundador de la Fundación Huésped, Pedro Cahn, afirmó este jueves a TN: «Tenemos que estar muy atentos a los lugares en los que no se puede mantener el distanciamiento social adecuado. Uno sin duda son las barriadas populares; el segundo son los geriátricos; el tercero, las personas en situación de calle y los paradores; y en cuarto lugar las cárceles».
Los geriátricos, bajo la lupa
Según datos del Ministerio de Salud bonaerense, hay mil residencias para adultos mayores habilitadas y otras dos mil sin permiso o en vías de obtenerlo. El caso en San Martín encendió la alarma: se confirmaron cinco muertes y 19 infectados.
En la Ciudad, hay varios hogares con causas penales abiertas. Al menos 29 personas que residían en geriátricos murieron y 132 dieron positivo.
Los barrios de emergencia, lugares de contagios
Los barrios vulnerables son otro factor de riesgo en el AMBA: la Ciudad de Buenos Aires registró 891 casos y nueve muertes. Y si bien se dieron 115 altas, las condiciones de hacinamiento y la falta de servicios básicos aumentan la posibilidad de contagios masivos.
El caso de Ramona Medina, referente de La Garganta Poderosa en el Barrio 31, es símbolo de los reclamos de los vecinos y el riesgo que afrontan.
La mujer se contagió de COVID-19 y tuvo que ser internada. En las últimas semanas, había denunciado la falta de agua y las pésimas condiciones en las que tanto ella como sus vecinos debían enfrentar el avance de la pandemia.
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