El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo.

Según la Asociación Mundial de Glaucoma (WCA), esta enfermedad es la principal causa de ceguera irreversible, aunque prevenible en todo el mundo. Se estima que la mitad de los pacientes que la padecen no lo sabe.

Existen varios tratamientos, desde medicación con gotas hasta terapias con láser y quirúrgicas. El glaucoma, detectado a tiempo, tiene buen pronóstico.

En raras ocasiones, el glaucoma puede presentarse a edad temprana, incluso en recién nacidos. Se puede encontrar, además, en pacientes jóvenes que se someten a un control ocular habitual, o como parte del tratamiento de otra afección. Otro “móvil” del hallazgo se da como causa de una apariencia anormal del ojo, que puede ocasionar que los padres hagan la consulta oftalmológica.

Cómo frenar el glaucoma, la ceguera silenciosa

Al glaucoma también se lo conoce como la ceguera silenciosa porque, al principio, el cerebro se encarga de compensar el déficit visual. El problema es que las personas suelen darse cuenta en etapas muy avanzadas de la enfermedad cuando la pérdida irreversible de visión alcanzó la parte más central de su campo visual y parece que se estuviese mirando por un túnel.

Para la detección del glaucoma en forma temprana se recomienda realizar controles oftalmológicos periódicos, sobre todo, a partir de los 40 años y antes, si se cuenta con factores de riesgo como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o antecedentes familiares.

Qué es exactamente el glaucoma

El glaucoma es una enfermedad compleja en la que el daño al nervio óptico conduce a una pérdida progresiva e irreversible de la visión. El daño al nervio óptico es causado por presión ocular elevada debido a la acumulación de líquido que normalmente fluye libremente por todo el interior del ojo. Cuando el líquido se produce en exceso o el sistema de drenaje no funciona correctamente, el fluido no puede evacuarse a su ritmo normal, por lo tanto, la presión del interior del ojo se eleva.

A pesar de que los medicamentos ofrecen grandes posibilidades de frenar el avance del glaucoma, lo cierto es que casi el 45% de los pacientes no se adhiere de forma continuada y estricta a los tratamientos pautados por sus oftalmólogos.

El tratamiento médico del glaucoma

En la actualidad, a los tratamientos tradicionales se les suman las opciones de láser como la trabeculoplastia selectiva (SLT) y una más innovadora que gana terreno entre especialistas actualizados: el láser transescleralmicropulsado, un método que a través de su aplicación sobre la superficie del ojo, provoca micropulsos con pequeñas descargas de luz que calientan el tejido sin producir daño y facilitan la salida del fluido causante de la presión.

Tratamientos para el glaucoma: en ningún caso la persona recupera el campo de visión perdido.
Tratamientos para el glaucoma: en ningún caso la persona recupera el campo de visión perdido.Por: Adobe Stock

La ventaja de este procedimiento médico es su eficacia, ya que en el 90 por ciento de las personas se controla o disminuye la presión ocular. Los pacientes experimentan una recuperación más rápida y vuelven a su casa con el ojo descubierto, puesto que la inflamación postoperatoria es mínima o inexistente. No se realiza ninguna incisión, por lo que se evita cualquier tipo de infección o hemorragia interna. El descenso de la presión intraocular que se consigue es progresivo, alcanzando el resultado final al mes de la aplicación del láser.

En ningún caso la persona recupera el campo de visión perdido al tratarse de una enfermedad degenerativa, pero los tratamientos consiguen evitar un deterioro mayor de la visión y, por tanto, de la calidad de vida.

(*) La doctora Celina Logioco (M.N. 107.620) es Especialista Jerarquizada en Oftalmología, Especialista en Glaucoma, Miembro de la World Glaucoma Association, Miembro de la Asociación Argentina de Glaucoma y Miembro del Consejo Argentino de Oftalmología.