Cuando el tiempo no cura las heridas: se cumplen 27 años de la desaparición de Bruno Gentiletti
El niño que fue visto con vida por última vez a los 8 años, en 1997, hoy podría ser un adulto de 35 años. Sin novedades sobre su paradero, la familia debe atravesar cotidianamente su ausencia y la falta de certezas sobre lo que pasó en La Florida. El Ministerio de Seguridad de la Nación aumentó a 5 millones de pesos la recompensa ofrecida para aquellas personas que puedan aportar información. ¿Dónde está Bruno
Falta un niño en Rosario hace 27 años. El nombre de Bruno Gentiletti se hizo eco en todo el país y mucho más allá de las fronteras nacionales, sin embargo no ha llegado una respuesta desde su desaparición el 2 de marzo de 1997 en el balneario La Florida. Su paradero incierto provocó una herida insuperable para su familia que convive con su ausencia diariamente.
¿Qué le pasó a ese chiquito? ¿Dónde ha estado todo este tiempo? ¿Quién es hoy con 35 años? Las preguntas que, de tanto en tanto, surgen en conversaciones y se renuevan anualmente los 2 de marzo, son las inquietudes que cruzan viceralmente las vidas de su madre, padre y hermanos, quienes han persistido en su búsqueda a pesar de los resultados negativos que ha obtenido la investigación sobre su desaparición.
Radio 2 y Rosario3 intentaron concretar una entrevista con Marisa Olguín, la mamá de Bruno, quien ha soportado estoica los vaivenes de la pesquisa y los resultados infructuosos de su búsqueda, pero que este año experimenta un decaimiento emocional que le impide dar notas como en otros años. “Siempre voy a agradecer que se acuerden de Bruno”, señaló, desprovista de la energía que suele acompañarla.
La incertidumbre constante y los miedos consolidados por la falta de ese hijo perdido siendo un niño fueron acumulándose durante tantos años, un tiempo que lejos de sanar la herida provocada, la ha profundizado. Cada aniversario es para los Gentiletti, la constatación de la ausencia y del saber que solo la verdad, sea cual sea, será la posibilidad de un alivio mínimo.
Bruno es el primer y último pensamiento de Marisa cada día.
¿Dónde está Bruno?
Bruno tenía 8 años y vivía en Las Rosas al momento de su desaparición. Ese domingo 2 de marzo de 1997 vino a Rosario, junto a sus padres y hermanos, a disfrutar el día en el balneario La Florida. Al llegar, abrieron la sombrilla y se instalaron en la playa. Los dos hijos más grandes se fueron a nadar con el padre Claudio, Marisa y sus tres hijos menores se quedaron en la orilla. Bruno les avisó que el agua estaba sucia y que él se había olvidado sus tapones para los oídos. Hacía poco tiempo lo habían operado de sus oídos, no podía meterse a la pileta, bañarse o nadar sin sus tapones. Era obediente y respetaba la orden médica de mantener secos sus tímpanos.
En un momento, los chicos le dijeron a su mamá que se iban a unos juegos que solían estar en el balneario. Marisa aprovechó para armar el almuerzo, sabiendo que a 100 metros estaban Gisela, Franco y Bruno y el resto de la familia, en el agua.
Media hora después los llamó a todos para comer y fue cuando comenzó una búsqueda de la que hoy se cumplen 27 años. Bruno no estaba en el tobogán, tampoco en el estacionamiento de enfrente, ni en ningún rincón del predio. Tras la denuncia y la ausencia de testimonios, comenzaron a rastrear en las profundidades del Paraná, Bruno no estaba y su mamá sospechaba que ahí no lo iban a encontrar porque ese día su hijo se había olvidado los tapones para proteger sus oídos.
Tres meses después, la Justicia dispuso que se rearme el último momento en que vieron a Bruno. Sus hermanos a Franco y Gisela dijeron que Bruno llegó a la zona de juegos y un hombre y una mujer le dijeron que el tobogán estaba cerrado. Corrió a contarles e insistió en ir igual, pero ellos se quedaron en la cama elástica y Bruno fue solo.
Un mes después de la desaparición de su hijo, Claudio y Marisa viajaron a Buenos Aires y corroboraron que Migraciones no contaba con la denuncia de desaparición de Bruno. Ellos se encargaron de hacerla para evitar que puedan sacar al niño del país.
La búsqueda de Bruno no se detuvo. Sus padres viajaron a cada provincia donde alguien decía haber visto a un niño con las características similares a la de él. En casi 27 años, hicieron dos reconstrucciones de rostro para compartirle a la sociedad una imagen actualizada de Gentiletti.
En 2020, la secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe, reactivó la búsqueda de paradero del joven por expreso pedido de su madre. Según detallaron en su momento, “las nuevas técnicas de determinación y proyección” permitieron hacer una proyección sobre el rostro que podría tener en la actualidad y por eso se lanzó.
La recompensa de aquel entonces fue solicitada por el fiscal de la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, David Carizza y era de 1,5 millones de pesos.
A poco de cumplirse un nuevo aniversario de la ausencia sin rastros de Bruno, esa cifra aumentó a 5 millones y está “destinada a aquellas personas que aporten información que sirva para dar con el paradero de Bruno Gentiletti, quien fue visto por última vez el 02/03/1997 en la zona de la costa de la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe conocida como Balneario del Río La Florida, Barrio Alberdi”.
Quienes puedan aportar datos, deben comunicarse a la línea nacional 134 o enviar un email de carácter confidencial a denuncias@minseg.gob.ar
Carta de mamá
Marisa le escribió una carta a su hijo en octubre de 2009, la cual compartió en la página web de búsqueda de Bruno.
«Bruno:
Cuanto tiempo ya ha pasado desde ese día que siempre se recuerda una y otra vez, ese útlimo día que estuviste con nosotros y que nadie quisiera recordar, pero a la vez en las mentes de todos nosotros, repasamos y repasamos cada momento, para ver, para lograr comprender que pasó.
Para la gente, (que tanto nos ha ayudado) son 11 años y un poco más y todavía cuando alguien se acuerdan de vos me preguntan: «Lo de tu hijo, se sigue investigando?…» y tengo que contestarles que nosotros, la familia, sí, tratamos de seguir investigando, pero para la justicia tu causa, como la de tantos otros chicos y chicas desaparecidos, duermen archivadas, salvo si les acercamos algo para que reanuden su trabajo.
Para mí el tiempo no puede contarse en años o en meses, yo no puedo medirlo así, para mí el tiempo pasa mucho más rápido.
Cada día, teniendo la esperanza de algo, nombrándote por cualquier tema que se hable con tus hermanos, tocando tu ropa cada vez que abro el placard para buscar algo, mirando esos dibujos tan lindos que nos dejaste, guardando siempre esas piedritas, tornillos, pedacitos de cualquier cosa, y demás porquerías, como te decía yo cada vez que juntabas algo.
Sabés? desde hace tiempo, cuando voy por la calle y alguna de esas cosas me llaman la atención, me agacho, las levanto y las guardo, seguro que algún día juntos vamos a armar algo de esas cosas tan increíbles que vos fabricabas.
Ahora acá, todo es muy distinto y eso me hace mucho mal, porque yo quisiera que vuelvas y no sintieras así de golpe el tiempo que pasó. Pero ahora todo es diferente, nosotros cambiamos mucho. El dolor de no tenerte nos cambió, nos enfrentó, nos separó. El dolor de tener que llevar la vida como mejor podemos,como se nos presenta día a día.
Pero hay algo muy fuerte que me une a vos a través de tu mirada, cada día, en casa o en cualquier lugar por donde voy y me encuentro con tu foto pegada por tantos lugares. A través de tus ojos llego a vos, mirándote fijamente mi pensamiento penetra en tu corazón y tengo la esperanza que estés donde estés, estoy segura que llego a vos.
Te amamos Brunito, con todos nuestros errores del pasado y todos los del presente. No supimos darle la familia unida que uds nesecitaban, pero te queremos con nosotros y sé también que antes de mamá y papá, sos hijo de Dios y si nosotros hoy no podemos protegerte, él lo está haciendo. Esa es mi fortaleza y mi gran esperanza hoy, creer que Dios no va a dejar que nadie te haga daño. Sos lo último que pasa por mi mente y mi corazón cuando logro dormirme y lo primero cuando me despierto.
A veces decaigo y pienso que algún día podría pasar que tenga que sentarme ante tus hermanos y decirles que fuimos derrotados, que no supimos «como hacer para encontrarte». Pero no podría mirarlos y decirles que hoy ellos viven así porque yo no me animé a luchar…
Por eso me levanto y sigo como puedo. Quiero seguir luchando por tu encuentro, por la verdad, y por la justicia para vos y muchos otros que no se saben adónde están.
Te amo. Mamá».
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