¿Cuándo inicia el cónclave? El Vaticano se prepara para elegir al sucesor de Francisco
Este proceso, cargado de tradición y significado, determinará el futuro liderazgo de la Iglesia. Tendrá lugar en la Capilla Sixtina del Vaticano.

Con la culminación del emotivo y multitudinario funeral del Papa Francisco este sábado, la Iglesia Católica inicia un período de transición crucial: el cónclave para elegir a su sucesor. Este proceso, cargado de tradición y significado, determinará el futuro liderazgo de la Iglesia.
Según la normativa vaticana, el cónclave no puede ser convocado durante los Novediales, el período de nueve días de misas por el alma del Papa fallecido, que comenzó con el entierro de Francisco el 26 de abril y concluirá el 4 de mayo.
El cónclave para elegir al nuevo Papa deberá comenzar entre el 5 y el 10 de mayo, siendo esta última la fecha límite establecida por la ley vaticana, que estipula que el cónclave debe iniciarse entre 15 y 20 días después de la muerte del pontífice. El cardenal Kevin Farrell, en su rol de camarlengo, anunció que el cónclave comenzará el lunes 5 de mayo de 2025.
¿Quiénes eligen al nuevo Papa?
La responsabilidad de elegir al sucesor de Pedro recae en el Colegio Cardenalicio, compuesto por los cardenales menores de 80 años al momento de la sede vacante. Para este cónclave, 135 cardenales provenientes de 71 países tienen derecho a voto. Este cuerpo electoral representa la diversidad y universalidad de la Iglesia Católica.
¿Cómo se desarrolla el cónclave?
El cónclave se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, un lugar emblemático del Vaticano. Los cardenales electores son recluidos en el interior, incomunicados del mundo exterior para garantizar la libertad de su discernimiento.
El proceso de votación es secreto y se desarrolla en varias rondas diarias (hasta cuatro). Para ser elegido Papa, un candidato necesita obtener una mayoría de dos tercios de los votos. Si tras varios días no se alcanza un acuerdo, se pueden realizar votaciones adicionales.
Un momento clave y esperado es la «fumata». Si la votación resulta en la elección de un nuevo Papa, se queman las papeletas con una sustancia que produce humo blanco, anunciando al mundo la elección del nuevo pontífice. Si no se alcanza la mayoría requerida, el humo que sale de la chimenea es negro.
Una vez elegido, el nuevo Papa acepta su designación y elige su nombre pontificio. Posteriormente, se presenta al público desde el balcón de la Basílica de San Pedro con la famosa frase «Habemus Papam» («Tenemos Papa»).
El clima previo al cónclave
En los días previos al inicio formal del cónclave, los cardenales electores y no electores se han congregado en el Vaticano para las llamadas «congregaciones generales». Estas reuniones informales permiten a los cardenales intercambiar puntos de vista sobre los desafíos que enfrenta la Iglesia y el perfil deseable para el próximo Papa.
En el ambiente se percibe una mezcla de «aprensión», «responsabilidad» y «esperanza» entre los cardenales, conscientes de la trascendental tarea que tienen por delante. Se habla de la necesidad de un «unificador» que pueda guiar a la Iglesia en un momento de diversas sensibilidades y desafíos internos.
El mundo observa con expectación el desarrollo de este proceso histórico que culminará con la elección del sucesor de Francisco como líder espiritual de millones de católicos en todo el planeta.
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