De marginado por Gallardo a capitán de Paranaense: Lucho González se vuelve a cruzar con River
El mediocampista argentino brilla en el club brasileño que definirá la Recopa Sudamericana ante el Millonario, de donde se tuvo que ir porque no entraba en los planes del entrenador.
Los caminos de Lucho González y River volverán a cruzarse, aunque esta vez como rivales. El exmediocampista millonario, con 38 años ya cumplidos, es figura y capitán de Athlético Paranaense, el vigente campeón de la Copa Sudamericana, equipo con el que el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo definirá la Recopa Sudamericana, primero en Curitiba (esta noche, a las 21.30) y luego en el estadio Monumental.
Será la primera vez que Lucho se enfrente a su ex club, después de que se alejara en junio de 2016, cuando Gallardo le anunció que no lo tenía entre sus prioridades. Sin polémicas, el exvolante de la selección argentina le dijo al técnico que no estaba para cumplir un rol tan secundario, se reunió con los dirigentes y resolvió rescindir el contrato.
«Tuve oportunidades, algunas las aproveché y otras, no. Cuando jugué creo que cumplí. Esperaba tener continuidad, pero no fue así. De todos modos, me fui conforme con el trato», explicó el futbolista surgido de la cantera de Huracán. Así se truncó el sueño de cerrar su carrera en River tras su extensa y exitosa trayectoria por Europa, pero se le abrió la posibilidad de vivir una nueva primavera en un club que en los últimos años lucha cada temporada por los máximos torneos continentales. El año pasado levantó la Copa Sudamericana tras ganarle la final a Junior de Barranquilla y después de haber eliminado a Newell’s en las fases previas. Ahora está en los octavos de final de la Libertadores, instancia en la que se enfrentará con Boca, después de haberse cruzado también en la fase de grupos.
Si bien el regreso a River no fue el soñado, con muchísimos menos minutos de los que había imaginado, Lucho al menos pudo cumplir el objetivo de levantar el trofeo de la Libertadores en 2015, logro que no había podido conseguir en su primera etapa en el club. Incluso se tatuó el trofeo en una de sus piernas. Además, participó en la conquista de la Suruga Bank ante el Gamba Osaka e integró el plantel que disputó el Mundial de Clubes en Japón, con unos minutos en el triunfo ante el Sanfrecce Hiroshima y todo el segundo tiempo en la derrota ante el Barcelona.
Tras haber llegado proveniente de Huracán en 700 mil dólares, su excelente rendimiento en el club de Núñez le posibilitó llegar a la selección argentina dirigida por Marcelo Bielsa, participar del equipo olímpico que ganó la medalla de oro en Atenas 2004 y ser vendido al Porto en casi 10 millones de euros. En Europa brilló tanto en Portugal, donde ganó diez títulos, como en Francia, donde celebró seis campeonatos con el Olympique de Marsella. En total acumula 26 trofeos y es el tercer futbolista argentino con más conquistas, detrás de Lionel Messi y Carlos Tevez, a quien podría alcanzar si gana la Recopa.
Después de un breve antecedente en Arabia Saudita, González regresó a River con la intención de cerrar su carrera en el país, bajo el mandato de Gallardo, que había sido su compañero en la primera etapa en el club. El comienzo no pudo ser mejor, ya que el técnico lo colocó como titular en las dos semifinales de la Libertadores ante Guaraní y luego lo hizo ingresar en ambas finales ante Tigres. Sin embargo, con el correr del tiempo fue perdiendo espacio y cada vez contó menos para el entrenador. En definitiva, entre julio de 2015 y junio de 2016, Lucho jugó 31 partidos, de los cuales sólo 13 los arrancó en el once inicial y en apenas cuatro completó los 90 minutos. Su aporte resultó muy escaso, con un gol ante Estudiantes por el torneo local, otro ante Trujillanos en la Libertadores 2016 y una asistencia ante Huracán en las semifinales de la Sudamericana 2015.
Con ese panorama, prefirió cambiar de aires y se lo planteó al técnico. “Con Marcelo fui muy frontal. Le dije que no tenía más ganas de seguir en el club, que prefería dejarle el espacio a otro jugador y lo entendió. La frontalidad y ser honesto es lo mejor que te puede pasar”, explicó Lucho, antes de buscar nuevos rumbos en Brasil.
En Paranaense, reencontró su nivel, jugando con el curioso número 3. Está a punto de llegar a los 100 partidos con la camiseta roja y negra, con la que marcó siete goles y cedió siete asistencias. Además, se convirtió en el primer capitán en levantar un trofeo internacional con el equipo del sur brasileño. «Todos los títulos son importantes, pero este toma una trascendencia mayor por ser el primero internacional del club. Quedamos en la historia», reconoció después de levantar la Copa Sudamericana. Ahora buscará otro trofeo, ante un club muy especial para su carrera.
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