Ante las grandes probabilidades de que regrese el brote con las temperaturas más cálidas, diferentes localidades están interesadas en adquirir el producto aversivo para los mosquitos que manufactura la Facultad de Bromatología. Ante la imposibilidad de adquirir maquinaria que intensifiquen la producción, la institución académica comenzará con la producción para abastecer su stock y hacer frente a la futura demanda. Además, ya están en trámites las habilitaciones provinciales para darle un marco legislativo al producto.

Los recuerdos del verano pasado y los calores agobiantes que continuaron durante el comienzo del otoño, con una inundación que fue el festín para los mosquitos, el brote de dengue que se vivió a nivel local, provincial y nacional dejó estragos en los recuerdos de las personas. A la cantidad de contagios que fueron en incremento constante y sostenido se le sumó el desabastecimiento de repelentes y la especulación comercial, mediante la cual estos productos incrementaron su valor hasta en un 500%.

Ante este panorama, la Facultad de Bromatología de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) elaboró a comienzo de este año un producto para repelar los mosquitos – el principal vector del dengue en humanos–económico, accesible y, principalmente, al alcance de los sectores más vulnerables de Gualeguaychú. En otras palabras, esta iniciativa impidió que el brote en nuestra ciudad fuera peor de lo que fue.

Lo cierto es que por una cuestión operativa en el Área de Laboratorio de la Facultad de Bromatología, a partir de marzo pasado sólo se pudo proveer de este producto a nivel local, principalmente a los Centros Primarios de Atención de Salud (CAPS), donde se distribuyeron a los que lo necesitaran; así hasta que llegó el frío y el brote quedó finalmente sofocado.

Pero todo hace prever que el dengue tendrá una vuelta cíclica y que con la llegada del calor y las altas temperaturas los mosquitos regresarán y con ellos el maldito dengue. Y para prevenir situaciones ya vividas en la ciudad, la Facultad de Bromatología comenzará nuevamente en los próximos con la elaboración de los repelentes, ya no con vistas de proteger solo a los vecinos sino también poder proveer a diferentes localidades entrerrianas que ya mostraron interés en adquirir el producto.

“La capacidad que tenemos es la misma, porque invertir en maquinaria para aumentar la producción involucraría derogar entre 60 y 70 mil dólares. Algo impensado en este momento para la Facultad. Pero como el repelente no tiene un vencimiento a corto plazo, podemos anticiparnos en la producción y stockearnos para ya estar listos en caso de que regrese el brote. Además, todo esto permitirá que podamos abastecer con repelente a otras localidades de Entre Ríos”, adelantó a Ahora ElDía José Dorati, titular de la Secretaría de Extensión Universitaria y Cultura de la Facultad de Bromatología.

“Lo que vamos a hacer es adelantarnos y empezar a elaborar, porque el producto tiene una buena durabilidad. En definitiva, que no nos encuentre sin repelentes en los picos del brote. Cuando arrancamos con esto ya la situación era de emergencia y llegamos con el producto como pudimos. Ahora vamos a ser más precavidos ya que vamos a arrancar con la producción este mes o a comienzo de septiembre”, agregó el facultativo.

 

Trámites y ventajas para los Estados

in embargo, para que todo esto suceda, primero se tiene que dar un marco normativo a nivel provincial. Por esto mismo, personal de la UNER y de la Municipalidad comenzaron una serie de trámites para conseguir la habilitación del producto a nivel provincial y darle de esta manera un marco regulatorio. Este fue uno de los temas que abordaron el intendente Mauricio Davico y el Subsecretario de Salud Pablo Alfaro en la reunión que tuvieron en Paraná hace unos días con el ministro de Salud de Entre Ríos Guillermo Grieve.

“Tenemos una habilitación local, pero pensábamos que es importante contar con una habilitación mínima a nivel provincial para tener un mayor resguardo y un encuadre dentro de lo que es un sistema productivo. Tenemos todas las condiciones, los profesionales y recursos, por eso es necesario que empecemos también a normalizarlo. Esto nos generará un buen antecedente y nos ayudará a respaldar todo lo que hacemos con un aval del Ministerio de Salud”, remarcaron desde la UNER.

Finalmente, la modalidad en que las diferentes localidades entrerrianas podrán adquirir el repelente elaborado en Gualeguaychú es mediante convenios entre Estados ya que es mediante estos mecanismos que los Municipio pueden realizar una erogación para la adquisición de productos de este calibre en un marco de emergencia sanitaria, como podría ser un brote de dengue. Además, esta herramienta es usada también debido a que esta iniciativa no tiene un fin comercial y lucrativo, aunque sí se deben poder sustentar los costos de la producción.

“Esta iniciativa no tiene una lógica de mercado, sino que es para cumplir un servicio. La Facultad, obviamente, tiene costos operativos, como el de los becarios que ayuden en la elaboración, ya que si bien en algún momento fue todo voluntario, hemos decidido reconocerlos para que pudieran continuar con su estudio, por eso van a ingresar dentro del costo general. Y y después está toda la parte operativa: hay que comprar algunos elementos para poner en funcionamiento, está el tema el valor de la energía eléctrica y, finalmente, el costo de los productos que se usan, como los activos clínicos, las etiquetas y el envase. Aun así, nuestro repelente es mucho más barato que otros similares que se elaboran de manera industrial y se pueden adquirir con muchas menos trabas administrativas y comerciales”, afirmó Dorati.

 

Pensar para afuera, pero mucho más para adentro

Si bien ahora los ojos apuntan a este abastecimiento fronteras afuera de Gualeguaychú, el norte tanto de la Facultad de Bromatología como del Municipio es el cuidado de nuestra comunidad.

“La prioridad sigue siendo Gualeguaychú y los Caps. Primero porque esto nace como una iniciativa conjunta con esta gestión, la cual aportó sin dudar con recursos para la compra de los materiales. Esta infraestructura de conocimiento nació acá y está al servicio de la ciudad. No nos olvidemos que nuestro laboratorio está habilitado a nivel local, y eso nos facilita mucho el trabajo”, sostuvo Dorati.

Las posibilidades que esta iniciativa le da a Gualeguaychú y a la Facultad de Bromatología son variadas. Para empezar, nuestra ciudad ya pasó a ser un polo en cual se podrá hacer frente con mayor eficacia a un brote de dengue que, de nuevo, sólo basta con recordar los últimos calores para darnos cuenta que o conocemos a alguien que se contagió o que directamente fuimos nosotros mismos los que sufrimos la enfermedad.

En una época donde el conocimiento científico es defenestrado y destratado a diario por las autoridades nacionales, sobre todo la ideología libertaria que encabeza el presidente Javier Milei, que sea precisamente la universidad pública y el Estado local los impulsores de esta acción preventiva que ayudará a aplacar los efectos del brote que todo indica que va a volver demuestra que estos ninguneos a la ciencia no tienen ningún asidero en la realidad.

 

Los nombres detrás del repelente

El proyecto de la producción de repelente de mosquitos está enmarcado en el área de Extensión Universitaria de la Facultad de Bromatología y es coordinado por la Licenciada en Bromatología y Farmacéutica, Silvina Cabrera.

Dentro de su equipo están la farmacéutica y también docente de la Facultad de Bromatología, Andrea Rivero; y la farmacéutica Paula Villanueva, una de las primeras egresadas en Entre Ríos de la carrera de Farmacia de la UNER.

“Los mosquitos nos pican porque sienten atracción por el dióxido de carbono, que es una sustancia que liberamos las personas al respirar, y por ciertos olores de la piel. Sólo las hembras pican, ya que deben succionar sangre para obtener proteínas que las ayudan a formar los huevos de sus crías”, señaló la coordinadora del proyecto.

En este sentido, los repelentes son productos que protegen contra los mosquitos y otras plagas, pero no los matan. Entonces, ¿qué produce que no piquen? “El repelente elaborado acá tiene como sustancia activa la DEET, que es una sustancia química fabricada por el ser humano y que actúa confundiendo a los receptores en las antenas de los mosquitos, lo que evita que los mosquitos se posen sobre la piel y piquen. Estos receptores se usan para detectar el calor corporal, y sustancias químicas de la piel al buscar presas”, expuso Cabrera.