Efecto dólar blue récord: de qué se trata el «criterio Excel» que el Gobierno utiliza para frenar importaciones
La economía argentina está freezada ante el rally imparable al que se subió el dólar blue, que marcó un récord de $178 y, junto a él, el resto de las cotizaciones.
En este contexto, el dólar oficial está moviéndose en cámara lenta y la brecha entre esta cotización y el paralelo toca un nuevo récord: 130%.
Mientras que el ministro Guzmán jura y perjura que no va a haber devaluación, son más los reportes de consultoras y economistas que señalan que sí habrá un salto del billete verde.
Para algunos, es inminente; otros, en cambio, ven que el Gobierno utilizará el margen de acción que le queda para aguantar y no quemar lo poco que le queda en las ya castigadas reservas del Banco Central.
Y ese margen de acción consiste en apelar a todo el conjunto de herramientas que estén a su alcance. Y en ese despliegue de trabas y restricciones, una de las víctimas es el comercio exterior: según pudo saber iProfesional de boca de diversos empresarios y cámaras sectoriales, el Ministerio de Desarrollo Productivo está apretando las clavijas y las trabas las sufren desde bienes terminados, como autos 0Km, hasta componentes industriales, como hilados para el sector textil o algunos componentes para el armado de zapatillas.
«Directamente están pasando la guadaña», se queja el gerente de una cámara que abarca a más de 300 Pymes.
¿Hay algún criterio en particular para determinar quién puede ingresar mercadería y quién no? Ante la consulta de este media, el directivo fue claro: «El argumento que tienen es que quieren preservar los dólares para el sector productivo, pero no hay manera técnica ni humana de controlar y administrar eso».
Según explicó, directamente están controlando y tomando decisiones de limitar o no los permisos de importación «en base a un archivo Excel».
¿Cómo es eso? «Los técnicos lo que están haciendo es chequear cuánto importaron las empresas entre enero y septiembre de 2019 y ver cuánto están queriendo traer este año. Se mueven con el criterio de que la economía va a caer más del 10% y, cuando al hacer la cuenta ven que una empresa está queriendo importar lo mismo o más que el año pasado, interpretan que hay un intento de adelantar de importaciones», detalló.
Según el directivo, esto no es más que tratar de importar hoy pagando con un dólar barato y hacerse de un stock de mercadería que se aprecia conforme suba el dólar, pero que se pagó en pesos. Es decir, una suerte de compra de dólar futuro.
«Esto es más común hacerlo con materias primas como metales, productos químicos o plásticos. Se complica más con otras industrias, como calzado o textil, pero también está pasando», relató.
Desde el sector calzado, un conocido empresario coincide con el «criterio Excel» que está aplicando Desarrollo Productivo: «Comparan y si ven que hay una suba, directamente cierran la canilla. Consideran que son maniobras de especulación por parte de empresarios que quieren aprovechar el dólar barato antes de que se acabe».
«El problema en esa generalización hay muchísimas Pymes que terminan saliendo castigadas», se quejó.
Según el consenso de los economistas relevados en octubre por FocusEconomics, el tipo de cambio mayorista cotizará para fin de año a $86,22.
Considerando el último cierre del mercado oficial de cambios, desde ahora hasta fin de año habría un alza en el precio de la moneda estadounidense del 11%.
Sin embargo, son muchas las consultoras y bancos que, para diciembre están viendo el dólar mayorisa a $90 o por encima de esa cifra, como UBS, HSBC, OJF & Asociados, JP Morgan, Goldman Sachs y Citigroup, que lo proyecta a $100.
Problemas con el SIMI
Un punto importante es cómo están operando las trabas para cuidar los dólares.
En el mercado coinciden: el Gobierno no está aprobando los permisos SIMI, o Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones, que en su momento llegaron a reemplazar a las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI), que se hicieron famosas por trabar las compras al exterior.
«La adopción de este sistema nos permite homogeneizar la información, facilitando su intercambio con los organismos externos que participan en el desaduanamiento de las mercaderías», definen a este instrumento desde la AFIP.
En «criollo», desde la consultora GCS, especializada en importaciones y exportaciones, explicaron que la SIMI «resulta ser una especie de ‘pre-despacho de importación’ el cual, mediante su oficialización en el Sistema María, los despachantes de aduana declaran todos los datos de relevancia de la operación de importación, incluida una declaración descriptiva de las mercaderías a importar, su fecha de embarque estimado y arribo».
A través del SIMI se gestionan las Licencias No Automáticas, una suerte de permiso que afecta a un amplio listado de productos.
El directivo del sector calzado señaló que en los «buenos tiempos» (no tan lejos en el tiempo, sino a fines del año pasado, cuando el tema dólar no era tan crítico), las mismas se solían aprobar en menos de 60 días.
«Ahora están pasando largamente los dos meses y, en muchos casos, directamente no se aprueban, quedan en una especie de limbo», acotó.
«Y cuando uno logra contactarse con algún funcionario, para explicarle la situación puntual de una empresa asociada, que tiene problemas, directamente te dicen que no van a aprobar compras que sean superiores a las del año pasado, incluso si se trata de materias primas o insumos, porque ya no se trata de si la importación es para producir o es un bien final, sino que no quieren que nadie especule importando más para aprovechar el dólar barato«, relató.
En este contexto, el control se incrementó con la última comunicación del Banco Central, la A7138: ahora, las empresas podrán acceder a los dólares para pagar las importaciones siempre y cuando tengan la declaración efectuada a través del SIMI y que la misma figure en estado «salida», es decir, aprobada.
Además, las empresas deberán informar al BCRA cuando realicen importaciones por más u$s50.000, cuando antes el piso era diez veces superior, es decir, u$s500.000.
Desde la entidad que conduce Pesce aseguraron que esto último es «solo para cuestiones estadísticas» y que «no afecta el acceso al mercado».
Sin embargo, es una limitante real: los importadores deberán esperar el «ok» del BCRA para recién ahí contar con los dólares para girarle al proveedor y coordinar la logística para traer los productos al país.
Según el consultor Salvador Di Stéfano, con la comunicación A 7138 «se impone un estricto control sobre los anticipos a las importaciones. Se necesitará autorización para poder girar pagos y esto implica entorpecer más la operatoria para reducir las importaciones a corto plazo».
En este contexto, el presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), Rubén García, advirtió que las demoras «están afectando a un amplio listado de productos, incluso insumos, con lo cual corre riesgo la producción nacional«.
Sufre la industria
Como se dijo, desde comienzos de octubre están faltando algunos hilados para la industria textil y algunos componentes para el ensamblado de calzados.
También, se están registrando faltantes de partes y piezas para el sector autopartista. Se estima que de las 300 Pymes que producen en el país, la mitad está sufriendo restricciones. De ese total, el 50% no debió frenar la producción, mientras que el otro 50% «está con el agua al cuello y ya están demorando entregas», tal como relató un directivo del sector automotor.
El Gobierno puso bajo la lupa al sector automotor, por la fuerte demanda de dólares que genera cuando crecen las ventas, dado el alto porcentaje de autos importados que conforman la oferta total y el altísimo contenido de componentes del exterior que se necesitan para fabricar un auto en la Argentina, superior al 70%.
El déficit comercial de autopartes en el primer semestre de 2020 ascendió a 1.884 millones de dólares.
Considerando que en el mismo período el superávit comercial argentino fue de 8.087 millones de dólares, el déficit en el intercambio comercial de autopartes equivalió a casi 25% de ese superávit.
En este contexto, García advirtió que «está faltando de todo: baterías, radiadores y hasta neumáticos«.
«Prácticamente no hay neumáticos, especialmente para camiones. Esto genera que se esté pagando unos $50.000 por unidad, unos u$s600 al cambio oficial, cuando en Chile por ese mismo producto se pagan u$s250. Esto es un resultado del desabastecimiento. Y lo más preocupante es que también afecta a fábricas de maquinaria agrícola, que no están consiguiendo neumáticos para producir».
El Gobierno ya les había cerrado un poco la canilla a las terminales cuando les impuso un acuerdo de importaciones a cambio de producción, prometiéndoles un cupo de apenas 96.000 unidades del exterior entre octubre y diciembre, una cifra baja considerando que más de la mitad de los 0Km que se venden en el país vienen de afuera.
Sin embargo, si ahora se restringen las compras de partes y piezas, los riesgos de sufrir paradas por falta de componentes se incrementan.
Al trazar un panorama general, García, de CIRA, advirtió que «hay muchas empresas que se están están quedando sin stock«. «Salvo el sector de la salud, prácticamente la totalidad del resto de los sectores están teniendo problemas para importar desde productos terminados, hasta insumos industriales. Y esto es negativo cuando el 80% de lo que se importa se destina a la producción.
Hace un par de meses, la vicejefa de Gabinete de Ministros, Cecilia Todesca Bocco, había apelado a la clásica fórmula de reclamar las divisas para la producción, como hizo el kirchnerismo durante su anterior gobierno.
«Los dólares los necesitamos para producir. Las empresas tienen que comprar insumos para poder producir y necesitamos darle dólares y en algunos casos para que las empresas paguen deudas y también para girar utilidades», enfatizó la funcionaria.
«Lo que no podemos hacer -remarcó Todesca Bocco- es gastar los dólares en ahorro que van a parar al colchón y, con mucha suerte, a una cuenta en el banco».
El problema es que ahora, la falta de dólares complica a todos. Incluso los que producen.