El chip del perro no servirá para rastrear los últimos movimientos del hombre descuartizado en el Conurbano
Los investigadores del crimen de Fernando Pérez Algaba, cuyo cadáver fue encontrado en Lomas de Zamora la semana pasada, realizaron además una inspección ocular en el campo donde dos testigos dijeron haberse encontrado con él para pagarle una deuda
El microchip colocado al perro del empresario Fernando Pérez Algaba, entregado a la policía el sábado, no posee geolocalización y por lo tanto no servirá para establecer cuáles fueron los últimos movimientos de la víctima.
Este lunes, además, se realizó una inspección ocular en el campo donde dos testigos dijeron haberse encontrado el empresario en las horas previas a su desaparición, sin resultados positivos.
Se prevé que este martes comiencen las pericias sobre las prendas de vestir de la única detenida como presunta partícipe del homicidio.
Inspección
Los investigadores del crimen de Fernando Pérez Algaba, cuyo cadáver descuartizado fue encontrado en un arroyo del partido de Lomas de Zamora la semana pasada, realizaban este lunes una inspección ocular en el campo donde dos testigos dijeron haberse encontrado con él el martes 18 de julio para pagarle una deuda de 75.000 dólares.
De acuerdo con los datos incorporados al expediente que tiene a su cargo el fiscal Marcelo Domínguez, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de Lomas de Zamora, ese campo de General Rodríguez, en el oeste del conurbano bonaerense, es el último lugar en el que alguien lo ve con vida a Pérez Algaba, alias «Lechuga», por lo que los peritos concurrieron al lugar a buscar rastros y a realizar un relevamiento de cámaras de seguridad que pudieran haber captado la forma en que la víctima se fue de ese lugar.
Tanto fuentes judiciales como policiales aseguraron que la inspección se realizó durante la mañana y que no obtuvo resultados respecto a elementos de importancia para las pesquisas.
Es que los dos testigos que ya declararon en el expediente, Nahuel Vargas y Maximiliano Pilepich, relataron que se encontraron allí con él para saldarle una deuda y que, luego de entregarle el dinero, se fueron y Pérez Algaba se quedó solo.
Vargas es un examigo de Fernando con quien realizaba negocios, y Pilepich es un hombre vinculado al rubro de la construcción que era dueño de la camioneta Range Rover Evoque 2012 color blanca en la que Pérez Algaba se movilizó dos días previos a su desaparición y que el propio dueño entregó el pasado viernes a los investigadores del caso.
Vargas y Pilepich le debían a Pérez Algaba 150.000 dólares, 75.000 de los cuales le habían devuelto en una escribanía de Castelar, mientras que la suma restante supuestamente se la restituyeron durante un encuentro que mantuvieron en ese campo de General Rodríguez el 18 de julio, último día en que «Lechuga» fue visto con vida.
De la pesquisa surgió que ese día, Pérez Algaba y Vargas fueron juntos hasta General Rodríguez a bordo de la Range Rover blanca que Pilepich le había prestado cuando el empresario volvió de Estados Unidos.
Desde ese momento no se supo nada más de «Lechuga» hasta que su cuerpo descuartizado fue encontrado adentro de una valija roja y una mochila en un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge, partido de Lomas de Zamora.